El ministro de Economía, Axel Kicillof, afirmó que la Cumbre del G-20 "no va a eludir" la controversia generada por el reclamo de los denominados fondos buitres y estimó que la cuestión "va a ser planteada por otros países que no son la Argentina".
En el marco de la reunión de líderes de las 19 naciones más poderosas del mundo y la Unión Europea, que arrancó hoy en Australia, Kicillof advirtió que "muchos de los países acá presentes están cercanos al ciento por ciento en la relación deuda-producto. En zona de riesgo".
"Y cuando uno habla de reestructuración evidentemente aparece el tema de los buitres, porque donde hay una reestructuración hay un enjambre de buitres esperando. Son una plaga mundial", agregó el jefe del Palacio de Hacienda.
Según consignó el diario Página/12, el ministro insistió con que el conflicto con los fondos "va a ser un tema del G-20 indudablemente" y argumentó que "se habla de 900 mil millones de dólares en títulos con cláusulas pari passu".
Kicillof se refirió también a los intentos del Fondo Monetario Internacional (FMI) de definir un marco para resolver los reclamos de los bonistas. "Hay muchos que piensan que la solución puede estar en el FMI, que puede estar en los cambios de los contratos, la verdad es que nosotros celebramos que se propongan diversas soluciones, lo que pasa es que nos parece insuficiente", dijo.
El ministro consideró que el organismo internacional "tiene que tener un papel, también los contratos tienen que modificarse, pero desde el punto de vista de la cuestión, fácticamente, si uno estudia cómo es una respuesta que pueda ser efectiva, la verdad es que se necesita instrumentar algún mecanismo internacional de solución de diferendos que permita que los ataques de los fondos buitre, que han sido feroces y lo van a seguir siendo, no puedan reproducirse".
En este sentido, el Gobierno busca que el G-20 respalde la necesidad de avanzar con un proyecto que promueva un marco jurídico multilateral sobre reestructuración de deudas.
Sin embargo, la misión no será accesible porque el plenario de las Naciones Unidas apoyó por amplia mayoría la propuesta de avanzar con un acuerdo multilateral, pero la iniciativa chocó con la negativa de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Japón y Canadá.