Tegucigalpa - El gobierno de facto de Honduras desalojó con gases lacrimógenos, balas de goma y tanquetas a miles de manifestantes que permanecían frente a la embajada de Brasil en Tegucigalpa para apoyar al depuesto presidente Manuel Zelaya, refugiado desde el lunes en la sede diplomática.
Decenas de policías, apoyados por militares, irrumpieron con sus rostros cubiertos a las 6 de la mañana lanzando gases lacrimógenos y desalojando por la fuerza a los seguidores de Zelaya, que respondieron con el lanzamiento de piedras, según Antonio López, vigilante de una residencia cercana a la embajada.
Tras varios minutos de enfrentamiento, las fuerzas de seguridad se hicieron con el control de la zona, donde además irrumpieron en una residencia vecina a la legación diplomática hondureña, de la que sacaron a unos pocos seguidores de Zelaya, tanto hombres como mujeres.
Los seguidores de Zelaya se dispersaron por los alrededores de la embajada de Brasil, según el portavoz de la policía, Orlin Cerrato, quien añadió que los cuerpos de seguridad mantendrían la operación de desalojo.
Cerrato explicó que el desalojo se realizó luego que los zelayistas retuvieron una patrulla policial en las cercanías durante dos horas y la incendiaron.
En la calle quedaron decenas de motocicletas abandonadas, así como numerosos ómnibus y automóviles con daños en sus cristales y neumáticos. También se registraron daños en residencias particulares, restaurantes de comidas rápidas y otros comercios y edificios.
"Esto parece una zona de guerra o un gran basurero con bolsas plásticas y desperdicios", indicó Antonio López. "Todo está destruido".
Los choques dejaron una veintena de personas lesionadas. La policía negó que hubiera personas muertas, como indicó al principio una versión del canal Telesur, que aclaró sin embargo que el dato no estaba confirmado.
La policía informó la detención de 150 personas, un centenar de ellas por violar el toque de queda y el resto por participar en los disturbios. Todos los detenidos permanecen en un estadio de béisbol de la Villa Olímpica, en el extremo oriental de la capital hondureña, confirmó el comisario de la policía David Molina.
AMBIENTE TENSO
La capital hondureña vive un ambiente tenso desde que Zelaya llegó el lunes por sorpresa, 86 días después del golpe de Estado, y se refugió en el interior de la sede diplomática junto a varios familiares y seguidores suyos, así como periodistas de medios afines.
El depuesto presidente denunció que las fuerzas militares y de seguridad "dispararon gas mostaza, que es letal, contra el pueblo que estaba en las calles y apostaron francotiradores por todos lados".
Zelaya, quien aclaró que pidió protección y no asilo político a Brasil, calificó de "ataque alevoso" el desalojo de los manifestantes y dijo que está ""en peligro"", porque la embajada se encuentra "rodeada" y "prácticamente militarizada". Afirmó que no tiene plazo para quedarse en la embajada, y se mostró optimista de que el diálogo puede solucionar la crisis, aunque dijo que no ha establecido contacto con el mandatario de facto Roberto Micheleti.
Una decena de empleados brasileños y hondureños de la embajada abandonó ayer por voluntad propia la legación, que está cercada por la policía. Unas 50 o 60 personas permanecen dentro pero no están en las mejores condiciones: recién ayer se reestableció el servicio eléctrico, los teléfonos están cortados y no sobran los alimentos. (ANSA, EFE, AP y Télam)