Manchester City se impuso por 3 a 1 a West Ham con un imparable Erling Haaland quien marcó por triplicado.
Siete goles del noruego en tres jornadas de la 'Premier League' convierten en intocable al conjunto de Pep Guardiola, ya líder en solitario tras el empate entre Arsenal y Brighton, a la espera de lo que haga el Liverpool en Old Trafford,
Ajustado al palo izquierdo el primero; zurdazo potente centrado en el segundo; definición de calidad en un mano a mano picando el balón a la salida del arquero en el tercero. El recital de Haaland incluye una amplia variedad en el remate. Incontrolable en carrera. Exhibiendo potencia y pegada para destrozar cualquier plan armado por el técnico del rival, el español Julen Lopetegui.
West Ham se desplomó desde la ineficacia para poner freno al potente delantero noruego que pasó por encima de Kilman y Mavropanos. Intratable el City, aún con la ausencia de Rodri.
Indemne el City, cuando pasó a dominar no tardó en generar peligro y Haaland en perdonar la única de las que tuvo. De cabeza, arriba a un centro de Bernardo Silva, dejó el primer aviso. Al minuto 11 ya no falló la segunda, castigando una imprecisión del rival' con un remate a la carrera a ajustado al palo.
La reacción del West Ham estuvo más aliada con la fortuna que con el merecimiento. Había merecido el segundo el City con Grealish, titular ante la lesión de Savinho y mandando a Doku al costado derecho, perdonando lento en la definición, y por la brillante atajada de Areola ante De Bruyne que luego estrelló un tiro en el palo.
Y fue en un contragolpe en el que Bowen tiró un centro que rebotó en Rúben Dias y marcó el empate a la media hora de partido. Un momento clave en el partido en el que aparecen los jugadores decisivos, como De Bruyne, que se adueñó del encuentro con un repertorio de gestos de calidad, y, como no, Haaland, que de la nada se inventó el segundo.
Recibió con la derecha y en décimas de segundo soltó un zurdazo arriba inapelable. Con la portería rival siempre en mente, antes incluso de recibir el balón. Haaland fue el factor determinante en un partido que pudo quedar sentenciado en la recta final del primer tiempo si un remate de Rico Lewis, Bernardo de cabeza sólo o un tiro libre que acarició el travesaño de De Bruyne, se hubiesen transformado en el tercero.
La vida extra del West Ham la quiso aprovechar siempre Kudus, que se llegó a estrellar con el palo en un contraataque. Pero cuando aumentó la velocidad Lopetegui, su rival anestesió el ritmo en el segundo tiempo desde la posesión del centro del campo de Guardiola, incluyendo a Gündogan cuando lo necesitó.
Era cuestión de tiempo... y de que volviera a aparecer Haaland. Y lo hizo en cuanto tuvo espacio para correr, marcar el pase a Nunes y picar con suavidad la pelota en una nueva demostración de un devorador del gol que incluso acarició el cuarto, con hambre siempre de más, en el minuto 95.