Lo han llamado loco, visionario, revolucionario y emprendedor. También lo han descrito como el Steve Jobs de la sustentabilidad aunque también lo han señalado como el Che Guevara de la ecología. Pero con 60 años cumplidos, al economista belga Gunter Pauli ya las comparaciones no lo desvelan y actualmente pasa su tiempo recorriendo el mundo difundiendo su visión sustentable plasmada casi tres décadas atrás en su libro Economía Azul.
En contraposición a la Economía Verde, que requiere que las empresas inviertan más y los consumidores paguen más para conseguir lo mismo a cambio de preservar el medio ambiente, el modelo creado por Pauli consiste en entender los desechos como recursos y busca soluciones inspiradas en el diseño de la naturaleza traduciendo esa lógica del ecosistema al mundo empresarial.
Su visión filosófica le otorgó el reconocimiento internacional a tal punto que en últimos cuatro años tuvo inversiones por 4.000 millones de dólares para desarrollar diversos emprendimientos.
Durante su visita a la Argentina, invitado por el Círculo de Roma Capítulo Argentino, el reconocido emprendedor dialogó con La Prensa sobre la necesidad de cambiar modelos y fomentar el emprendedurismo.
-Hace casi tres décadas usted tenía una empresa exitosa, revolucionaria y única en el mundo pero decidió venderla para cambiar y crear otro modelo productivo. ¿Qué se planteó para realizar esto y comenzar algo nuevo?
-El principal problema fue que tuve un conflicto ético. La ética me impone buscar lo mejor. Yo tenía una fábrica ecológica que producía detergentes sin desechos. Pero durante una visita al proveedor en Indonesia de mi materia prima, ácidos grasos de la palma africana, vi que los agricultores estaban destruyendo la selva para plantar grandes extensiones. Esto significaba que los habitantes naturales de ese lugar, los orangutanes, eran expulsados de allí. Yo acababa de tener hijos y te imaginas dejándoles un mejor mundo. Pero frente a esa situación en Indonesia se me presentó un conflicto por lo que decidí cambiar. Hubo gente que me dijo que me tomará un tiempo para pensar pero la destrucción de ese espacio natural se estaba produciendo y era por mi producto.
MODELOS
-A partir de su experiencia, luego ya de varias décadas de la publicación de su libro La Economía Azul, ¿fue difícil cambiar el modelo económico o el modelo de percepción que tiene la gente sobre cómo hacer las cosas?
-La gente cambia por dos razones. Una por enfrentar una crisis y la otra es cuando tiene una oportunidad increíble que se presenta y que parece ser única en la vida. Creo que en los últimos 30 años se ha dejado grabado en el cerebro de todo el mundo que es el fin. Pero nadie realizó un inventario de todo lo que se puede hacer. Es en este punto donde quiero asumir un papel activo a través de una búsqueda de esos recursos considerados sin valor que se pueden convertir en algo valioso y que generen empleo.
-¿Es falta de educación o de información lo que prevalece entre las personas sobre que hay formas de reutilizar esos recursos?
-Creo que hay ignorancia. La información está en internet si se quiere ver pero ésta herramienta no hace la telaraña de la vida. Nos da componentes pero sabemos que un sistema es más que sus partes y esto es lo que falta reconocer. ¿Dónde está la búsqueda de una cartera de oportunidades que estén interconectadas, que se retroalimenten y que no sean difíciles de hacer?. Mucha gente piensa que es difícil pero hemos demostrado en nuestros proyectos que se puede, por ejemplo, utilizar los restos de café para cultivar hongos que luego se venden en el mercado. No pueden decir que esto es complicado o que requiere alta tecnología. Muchas soluciones son cosas que podemos implementar a muy corto plazo.
-¿Cómo percibe la implementación de sus proyectos exitosos en economía locales donde la falta de trabajo hace que la población se mude a las ciudades?
- Si en un lugar no hay agricultura puede tener algo más como recurso. Un ejemplo es que muchos consideran a la maleza como un elemento no productivo. Nosotros en Cerdeña convertimos a la maleza, como llaman al Cardo, en un insumo para seis productos químicos naturales. La gente tiene la percepción que es una maleza pero es una idea preconcebida en nuestro cerebro. En verdad no es una maleza sino que es una planta muy fuerte en vida que desplaza lo que la rodea. Mucho de lo que tenemos como pobreza es, en realidad, la falta de conocimientos de oportunidades.
-Habla mucho de los emprendedores en sus proyectos. Según su opinión, ¿qué rol tienen?
-El emprendedor es aquel que no necesita la prueba científica para arrancar en su proyecto. Es una persona apasionada que tiene perseverancia y que no acepta un no como respuesta. Si no se tiene estas características no logrará el éxito con su emprendimiento. Además, su proyecto no tiene que ser sólo para ganar dinero sino que puede generar un cambio en una situación, la recuperación de un ambiente natural o para restaurar un tejido social.
-¿Ese sería su caso?
-Tenemos que reconocer que hay muchas oportunidades en la vida que consideramos crisis pero esto es un momento de aprendizaje. Como dice el Dalai Lama si pasas de una crisis o un gran problema, hay que aprender de ese momento.
OTRAS MINAS
-¿Cuáles son los próximos desafíos o proyectos?
- Mi gran desafío es la redefinición del concepto de mina. Estamos trabajando en Colombia donde un grupo de mineros me contactó para repensar este modelo. Para mí una mina a cielo abierto es un desastre por sus procesos. Pero lo veo como una cirugía de apendicitis que se debe realizar pero a nadie entusiasma someterse a esa operación. Necesitamos que la mina se convierta en esa cirugía. Es necesaria pero su cicatriz debe ser chica.
-¿Cuál es su opinión sobre el reciente derrame de cianuro que sucedió en San Juan?
- No es algo nuevo. Ya también sucedió en Brasil, en Hungría y seguirá sucediendo. Por eso hay que repensar este modelo y que puede producir otros productos como el papel piedra que no genera riesgo y permite continuar con la mina.