Opinión
Páginas de la historia

Grace Kelly

El día 15 de septiembre de 1982 los diarios argentinos -y los de todo el planeta- traían en su primera plana, esta triste noticia: “Falleció anoche, en el Hospital Central del Principado de Mónaco, la princesa Grace”.
Veintiséis años antes, un 18 de abril de 1956, esta mujer, que todavía no era princesa, sino una hermosa y esbelta muchacha rubia de 28 años –estrella de cine además- contraía enlace con el príncipe Rainiero III de Mónaco. La vida, ese pequeño sonido entre dos grandes silencios, había ubicado a una niña nacida como Patricia Kelly en Filadelfia Estados Unidos, en el humilde hogar, de un albañil, en un ámbito muy especial.
Grace debuta a los 23 años en el cine, en un breve papel en la película ‘Horas de espanto’. Pero al año siguiente le llega la consagración. Hace un rol muy importante, coprotagonizando nada menos que con Gary Cooper, una película que ya está en la historia del cine: ‘A la hora señalada’, dirigida por Fred Zinneman. Al año siguiente, el famoso doctor cinematográfico John Ford la dirige en ‘Mogambo’, con Clark Gable. Luego, hace tres películas con el mago del suspenso: Alfred Hitchkok: ‘Crimen perfecto’, ‘La ventana indiscreta’, con James Stewart y ‘Para atrapar al ladrón’.
Ya es una gran estrella. Sólo le falta ganar el Oscar a la mejor actriz y lo logra a los 26 años con ‘La que volvió por su amor’.

CINE Y AMOR
Filma cinco o seis filmes todavía. En el último de los mismos, que se realiza en Mónaco, conoce durante el rodaje, al príncipe Rainiero y el amor, que es el más hermoso de los milagros los envuelve. Se casan al año siguiente. Y Grace Kelly asume su nuevo rol de princesa con total naturalidad y modestia. Pero la vida tiene luces y sombras; aunque sólo las sombras suelen ser definitivas. Y lo decimos por un doble motivo.
El primero es que creemos, sobre todo en nuestra juventud, que es posible vencer a la vida. Pero la vida siempre nos vence. Y aludimos a las sombras que llegaron para Grace Kelly un 14 de septiembre de 1982, teniendo ella 53 años y cubrieron su vida en forma de accidente automovilístico.
Ella conducía su lujoso automóvil en una montañosa carretera francesa. La acompañaba su hija menor, Stephanie. El camino era sinuoso y parece que la velocidad era excesiva. No se aclaró debidamente si fue un animal que se le cruzó en el camino o una piedra de gran tamaño hizo que el auto rebotara y se desviara dando varias vueltas.
El primer informe decía que la princesa había sufrido fracturas en ambas piernas, costillas y en el hombro. Su hija sólo presentaba leves contusiones. Grace fue extraída por la policía por el parabrisas posterior. El primer informe no aludía a que corriera peligro su vida. Pero al día siguiente -14 de septiembre de 1982- un comunicado del gobierno expresaba que una hemorragia cerebral había causado su fallecimiento.
Puede decirse de Grace Kelly que vivió mucho, en pocos años. Que pudo ver el paraíso y el infierno. El paraíso en la trayectoria desde su humilde cuna hasta el estrellato cinematográfico y luego al transformarse en princesa.
Y el infierno, en las veinte horas en que sobrevivió al accidente y se encontró con su propio físico semi destrozado y tuvo conciencia de ello.
Y un aforismo final para Grace Kelly, y no sólo para ella: “No hay destino sin tragedia”.