6-1. No, no fue el resultado de un set en un partido de tenis. Lo pareció, porque hubo un equipo que cometió todos los errores no forzados que se puedan imaginar y el otro no hizo más que acertar con tiros ganadores a lo largo de 90 minutos. San Martín de Tucumán enmudeció a la Bombonera con un triunfo histórico sobre un Boca perdido en la cancha. El gran héroe de la jornada fue el misionero Antonio Vidal González, autor de tres de los goles del equipo que dirigía Nelson Chabay.
Los festejos tucumanos se antojaban inesperados. Pocos le auguraban reales posibilidades de triunfo a San Martín esa tarde del 20 de noviembre de 1988, por la 12ª fecha de la temporada 1988/89. Las huestes del Buche Chabay naufragaban en la mitad de la tabla. Más allá de que el fútbol siempre les deja las puertas entornadas a las sorpresas, Boca no parecía correr peligro pese a que estaba en busca de la recuperación luego de haber debutado con una impensada caída a manos de Deportivo Armenio, el día que un gol de Sergio Silvano Maciel aceleró la decisión del DT José Omar Pastoriza de ponerle fin a la carrera futbolística de Hugo Orlando Gatti en el marco. Los xeneizes llegaban a ese partido a sólo dos puntos del Deportivo Español, el increíble líder del certamen.
Una hora y media antes de que el árbitro Luis Pasturenzi diera por finalizado el duelo con ese asombroso 6-1, la mirada estaba puesta en que los xeneizes dejaran atrás una serie de dos derrotas consecutivas, contra Independiente y Platense, para regresar a la cima que habían ocupado apenas un par de semanas antes. San Martín estaba consciente de su presunta inferioridad y se dedicó a esperar lo más ordenado posible a su adversario con la simple consigna de apostar a algún contraataque que le permitiera no dejar la Bombonera con las manos vacías.
Los tucumanos le pelearon palmo a palmo cada centímetro de la mitad de la cancha a Boca. Muy temprano se fueron expulsados Juan Simón -le pegó duro a Ricardo Troitiño- por el lado de los locales y Hugo Musladini (sí, aquel zaguero nacido de las inferiores xeneizes al que alguna vez César Menotti calificó de “pichón de Passarella"), en el elenco visitante.
Las consecuencias de las expulsiones fueron mucho más evidentes para el dueño de casa, que perdió al jugador que comandaba la defensa. San Martín halló un hueco en la retaguardia auriazul que aprovechó González (Vidal era su segundo nombre, pese a que en la época se confundía con el apellido) para una incursión en el área que el uruguayo Richard Tavares cortó con infracción. Jorge Orlando López -un puntero que había sido compañero de Diego Maradona en Argentinos- acertó desde los doce pasos. Pero como si ese impacto no hubiera sido suficiente, antes del final del primer tiempo, Dante Unali apareció súbitamente casi por el mismo lugar ante el masivo adelantamiento de la defensa y sacó un zurdazo que venció la estirada del Mono Navarro Montoya, el flamante dueño del arco xeneize.
UN GOLEADOR IMPARABLE
Los del Pato Pastoriza parecían decididos a suicidarse futbolísticamente. Abrazados a la desesperación, fueron con absoluta ceguera hacia adelante y dejaron mucho terreno libre para las aceitadas réplicas tucumanas. Pero San Martín no sólo dispuso de esa comodidad, sino que además se valió de la inseguridad con la que Boca trataba de ponerse de pie. Después de un largo pase de Unali, González ganó en el área, sacó un remate que el Mono no logró retener y el delantero terminó su obra con un disparo que hizo realidad un 3-0 que a esa altura ya era tan sorprendente como merecido.
El misionero se les escapó a Tavares y avanzó en total soledad hasta quedar mano a mano con Navarro Montoya, a quien venció con un tiro que se le escurrió entre las piernas. La Bombonera estaba viviendo un espectáculo insólito. Otra expulsión, ésta vez de Fabián Carrizo, terminó de dejar reducido casi a la nada a los auriazules. La impotencia de Boca era total. Y las facilidades que encontraba San Martín, inmensas.
Rodolfo Torres lanzó un exacto pase que González tomó de volea y clavó en el fondo del arco del ya atribulado Navarro Montoya, incapaz de rescatar a un equipo humillado y a la deriva. ¡¡¡Estaban 5-0!!! El problema era mayor para el local porque su rival seguía llegando con posibilidades para aumentar la brecha en el marcador. Sin embargo, en la única vez que Boca pudio hilvanar un ataque ordenado, Alfredo Graciani ejecutó un córner hacia la posición de Enrique Hrabina, quien despachó un envío al área que Walter Perazzo transformó en el descuento.
El gol no le sirvió de nada al dueño de casa. Estaba totalmente perdido. Y como si la ambición de San Martín de hacer todavía más grande el golpe que le estaba propinando a Boca no tuviera punto final, Unali volvió a recibir un buen pase de Troitiño y estampó el histórico 6-1.
No, no fue un partido de tenis. Ese día San Martín consumó una proeza fantástica y, por si fuera poco, humilló a Boca en la mismísima Bombonera.
Boca 1 - San Martín de Tucumán 6
Boca: Carlos Fernando Navarro Montoya; José Luis Cuciuffo, Juan Simón, Richard Tavares, Enrique Hrabina; Fabián Carrizo, Claudio Marangoni, Angel Guillermo Hoyos (José Luis Villarreal); Alfredo Comas, Walter Perazzo, Jorge Comas (Alejandro Barberón). DT: José Omar Pastoriza.
San Martín: Miguel Angel Yelpo; Mario Alberto Jiménez, Luis Moreno, Alfredo Juárez, Dante Unali; Rodolfo Torres, Hugo Musladini, Eusebio Jacinto Roldán; Ricardo Troitiño, Antonio Vidal González (José Ernesto Campos), Jorge Orlando López. DT: Nelson Chabay.
Incidencias
Primer tiempo: 24m Expulsado Simón (B); 24m Expulsado Musladini (SM); 26m Gol de J. López (SM), de penal; 44m Gol de Unali (SM). Segundo tiempo: 2m Gol de A.V. González (SM); 12m Gol de A.V. González (SM); 14m Expulsado Carrizo (B); 19m Gol de A.V. González (SM); 34m Gol de Perazzo (B); 45m Gol de Unali (SM).
Cancha: Boca. Arbitro: Luis Pasturenzi. Fecha: 20 de noviembre de 1988.