Diputados en su mayoría representantes del oficialismo se hicieron los remolones y no asistieran al debate sobre Ficha Limpia. De inmediato, desde distintos sectores de la oposición se habló de un acuerdo entre Milei y Cristina. Desconozco, pues no estoy en las orillas de ninguno, si hubo una mesa de acuerdo, un wasap o una telefoneada. En realidad no tiene la menor importancia, muchas veces estas cosas no se hablan, se entienden por señas. Y si se habló se trata de política.
Lo dijo claramente el Jefe de Gabinete, lo que Milei desea es derrotar a Cristina en las urnas y no por medio de la Justicia. Cierto es que si la Justicia hubiera actuado, como está facultada, pudo haber detenido a Cristina en primera instancia, tanto, como en segunda. No lo hizo. De haberse realizado y estar detenida en su casa, pues tiene más de setenta años, la Ficha Limpia hubiera salido más fácilmente. Dos poderes de un Estado manifiestamente débil.
Lo cierto es que generó un disgusto mayúsculo en sectores del PRO, del radicalismo, de otros que andan sueltos y de grupos empresarios argentinos como la AEA y la gente de IDEA. Pero lo inadmisible ha sido que la Cámara de Comercio Norteamericana AmCham haya manifestado su enojo frente al fracaso de la ficha limpia. Como si la Cámara Argentina en Estados Unidos, en el caso que existiera, se quejara porque la justicia norteamericana ha dejado en el limbo las acusaciones contra Trump. Hay opiniones que no corresponden hacerse.
Que los grupos empresarios argentinos protesten es normal, al fin y al cabo es su país, pero la AmCham sobra en este debate. Debiera llamarse a silencio. Por supuesto que el kirchnerismo a través del hijo protestó aduciendo que hablan los empresarios de balances sucios, sabe bien, Máximo, que son tan sucios como el prontuario de su madre. Pero aquí el problema es otro.
¿Y LOS PATRIOTAS?
Resulta que en estos últimos días dos hechos han rebajado al país a una condición de indignidad que no nos merecemos. El hecho anteriormente señalado de que una Cámara de Comercio extranjera se meta en cuestiones que corresponden al Parlamento argentino y que ningún troll oficialista haya dicho algo, especialmente los antiglobalistas y autodefinidos patriotas es algo que no condice con su autopercepción.
“Es inadmisible que la AmCham manifieste su enojo frente al fracaso de la ‘Ficha Limpia’”
La docencia política de altura santifica las causas nobles. Son ellos los que deben generar un clima que de alguna manera oriente la acción presidencial. Aún en el caso que el Presidente no lo desee.
Y el segundo acontecimiento indigno fue la presencia de Macrón en la Iglesia donde fueron secuestradas las monjas francesas que eran militantes montoneras. Ciertamente Milei, que aceptó la visita de Macrón, no puede condicionar el recorrido del Presidente de Francia por la Argentina. ¿Pero los trolls dónde están? Debieron marcar el sesgo antidemocrático de la visita. Siempre tan gritones y groseros y ahora tan calladitos.
Por ejemplo, podrían haberle sugerido al matrimonio galo que todo crimen cualquiera sea la causa que se invoque siempre es un crimen. El que se ejecutó sobre ellas y en los que ellas como montoneras actuaron. También para que no fuera tan evidente el sesgo progre de Macrón y Señora podrían haberle aconsejado que visitaran la provincia de Salta, precisamente en la capital, en la zona de San Lorenzo, cuando en el 2011 dos muchas francesas estudiantes de la Sorbona fueron asesinada y violadas brutalmente. Pero las discusiones con Francia traen problemas. ¿No?
Un consejo. Sugeriría al Presidente que si va a París visite el bar Mabillón donde fue asesinado el rugbier argentino Federico Aramburu por el extremista de derecha, Le Priol, detenido al poco tiempo en Hungría en la frontera con Ucrania a donde se dirigía a sumarse a la Brigada Azov, nazis, que luchan por Ucrania en contra de la invasión rusa.
Sería bueno visitar el bar y recordar a nuestro querido rugbier ex Puma. Pero lamentablemente la pobreza intelectual de los trolls oficialistas y de los otros debe llamarnos a la atención acerca de la pobreza de las redes sociales.