Opinión
El rincón del historiador

Georgia recuerda el gesto de la Argentina

El pasado domingo se cumplieron 105 años del reconocimiento de la independencia de la República de Georgia por el gobierno nacional. El decreto firmado ese día por el presidente Hipólito Yrigoyen y su canciller Honorio Pueyrredón, y los antecedentes que llevaron a este acto administrativo, se encuentran en el Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, y señalan el comienzo de esta relación bilateral.

José F. Sívori en su biografía del canciller Pueyrredón destaca que el Gobierno supo interpretar con justeza al pueblo de la República y que “había una clara y sana política internacional”, destacando que “siempre hace falta el hombre con el tacto necesario para los grandes asuntos. Y digamos que Pueyrredón lo tuvo en esos días para la Nación”.

Parte fundamental en ejecutar el trabajo fue el embajador argentino acreditado en la legación de Alemania, Luis B. Molina, diplomático de destacada actuación que se desempeñaba en esa desde 1910 y que habría de serlo hasta 1925. No fue menor su actuación en esos tiempos en que, como lo señala Diego Barovero, “la primera guerra mundial que azotó al viejo continente entre 1914 y 1918 hizo pasar momentos muy difíciles a la República Argentina, como los episodios en torno al hundimiento de los buques argentinos ‘Protegido’ y ‘Toro’”.

El reconocimiento por nuestro país fue recordado al día siguiente en la Plaza San Martin, oportunidad en la que el embajador Gvaram Khandamishvili se refirió a ese acontecimiento en un pormenorizado discurso en el que además recordó los 32 años de relaciones diplomáticas entre ambos estados.

Del acto participaron el vicecanciller Leopoldo Sahores y representantes de muchos países acreditados ante el Gobierno nacional y miembros de la colectividad. Especialmente invitados estuvieron en dicha ceremonia los Institutos Nacionales Sanmartiniano e Irigoyeniano, representados por quien escribe estas líneas y el Dr. Barovero, titular del último, respectivamente.

Una nota simpática y a la vez emotiva fue posteriormente la exhibición en el Palacio San Martín de alguna documentación y del uniforme del embajador Molina, en presencia de sus descendientes, que el embajador Khandamishvili agradeció con breves palabras.

* Historiador. Vicepresidente 1º del Instituto Nacional Sanmartiniano y de su Academia.