Con una convocatoria plena de público concluyó, con merecido éxito, el ciclo anual de la Orquesta Sinfónica Nacional y los planteles corales de la Secretaría de Cultura, con una lucida función conformada por obras del compositor francés Claude Debussy y del británico Benjamin Britten.
De entrada, en el caso debussyano, se ejecutó la breve partitura de pocos minutos ‘Salut printemps’, que es una obra compuesta a sus veinticuatro años en Roma en 1886, para una suerte de orgánico de cámara acompañado de coro femenino, que sirvió para ir preparando el plato fuerte del concierto en una versión cuidada.
El Réquiem de Guerra ('War Requiem') op.66, del compositor británico Edward Benjamin Britten, nacido en Lowestoft en 1913 y fallecido en AldeburgAldeburgh en 1976, es una obra colosal en su vasta producción que integra varias óperas, entre ellas su conocida ‘Peter Grimes’ y otras más, algunas de la cuales se dieron en nuestro medio.
Ahora bien, la obra que nos ocupa fue compuesta con motivo de la reapertura de la Catedral de Coventry en 1962, debido a su destrucción durante la Segunda Guerra Mundial, y esta importante composición compuesta para tres voces solistas y gran coro, coro de niños y nutrida orquesta combina ciertas visiones apocalípticas. Conjuga el texto tradicional en latín (también en la soprano solista) con textos en inglés de los poemas del escritor William Owen, fallecido en circunstancias del conflicto bélico, con sus visiones apocalípticas en las voces del tenor y el barítono, que evocan esos poemas. Britten maneja con sensibilidad y garra esos momentos.
PERFORMANCES
Fue en todo sentido impecable la labor del director suizo Emmanuel Siffert (57), oriundo de Friburgo, muy activo siempre con la OSN, reflejando esos momentos en la hora y media de duración, logrando de las distintas secciones una respuesta precisa, en una labor de concertación y dirección verdaderamente ponderable.
En tanto, el Coro Polifónico Nacional, dirigido por el uruguayo Antonio Domenighini, aportó su destacado y preciso desempeño, y el Coro de Niños, ubicado en bandeja alta detrás del público, a cargo de Maria Isabel Sanz, cumplió también su cometido con lucimiento.
Cabe por cierto ponderar el desempeño de las voces solistas, la emisión precisa y expresiva de la soprano Mónica Ferracani, en otro valioso aporte de su carrera, ubicada en el centro de la escena, al costado del director. Así como también de los solistas masculinos, tenor y barítono, Ricardo González Dorrego y Victor Torres, que cantaron sus partes en inglés sobre los referidos poemas de Owen con expresividad y acentos, haciendo sus intervenciones desde el costado izquierdo de la escena, en una plataforma elevada, diferenciándose del sentido y mensaje en la contraposición.
En resumidas cuentas, una versión de calidad que cerró un año activo de los elencos estables de la Secretaria de Cultura de la Nación, cuyo aporte fue amplio y variado como lo hemos reflejado en estas páginas en otras presentaciones.
Calificación: Excelente
FOTO: GENTILEZA LUCIANA DATTOMA