El incendio que en 2014 consumió un depósito de la empresa Iron Mountain en el barrio porteño de Barracas, donde ocho bomberos y dos rescatistas murieron aplastado por derrumbes, fue provocado en forma intencional.
Así se desprende de las pericias realizadas por la División Siniestros de la Policía Federal Argentina, según informó hoy un comunicado de la titular de la Fiscalía 37, Marcela Sánchez, a través de la página de internet del Ministerio Público.
"Se encontraron rastros de sustancias combustibles y se estableció que el foco del fuego se produjo por dispositivos colocados al efecto, ya que también se encontraron restos de conductores y transformadores de energía, que no se correspondían con partes de equipos del lugar", consignó.
El comunicado aseguró que "en igual sentido se expresaron los especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI)", aunque avisó que "aún resta el informe del equipo de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN)".
"Los peritos concluyeron que el fuego comenzó entre los depósitos números 7 y 8 aproximadamente a 7 metros de la línea de edificación de la calle Benito Quinquela Martín", añadió.
El incendio se inició el 5 de febrero de 2014, alrededor de las 8, en el sector que da a la calle Azara 1245 -entre Salvadores, Gaspar Jovellanos y Quinquela Martín- y rápidamente se propagó a todo el edificio.
Alrededor de las 9.15, con el fuego descontrolado, el paredón que da a la calle Gaspar Jovellanos se desplomó sobre un grupo de operarios -entre bomberos, personal de la Guardia de Auxilio y de Defensa Civil- que trabajaban en el lugar, provocando la muerte de 10 de ellos y varios heridos.
Los fallecidos fueron el comisario inspector Leonardo Day, la subinspectora Anahí Garnica; los cabos Eduardo Adrián Conesa y Damián Véliz; los agentes bomberos Maximiliano Martínez y Juan Matías Monticelli, así como José Luis Méndez Araujo, Sebastián Campos, Facundo Ambrosi y el rescatista Pedro Barícolo, este último integrante de Defensa Civil del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Los familiares de las víctimas aseguraron que el siniestro fue intencional y descartaron la hipótesis de un accidente, en el acto de homenaje a los muertos realizado el 5 de febrero último.
Jorge Campos, bombero desde hace 48 años y padre de Sebastián "Cacho" Campos, una de las víctimas mortales, aseguró que "no se trató de un accidente, pese a que la fiscal del caso se incline por esa teoría".
"Sabemos que se trató de un hecho premeditado, si no cómo explican que se desarrollaron cuatro focos ígneos simultáneos en distintos lugares", sostuvo, y agregó que "además, los tanques de agua de emergencia del depósito estaban vacíos".