Ferrari tiene un lugar destacadísimo en la Fórmula 1. Sería inconcebible pensar en la máxima categoría del automovilismo deportivo sin la escudería italiana. Y viceversa. Los 16 títulos de constructores y los 15 de pilotos cuantifican esa grandeza. Las máquinas del Cavallino Rampante son admiradas en todo el mundo. Son emblemas de velocidad, elegancia, potencia, estilo y, por supuesto, éxito. De hecho, los bólidos rojos ganaron 243 carreras de las 1.068 que largaron desde 1950. Un argentino, José Froilán González, le enseñó el camino del triunfo a la marca creada por Enzo Ferrari.
Era regordete Froilán. Tenía cara de bonachón. Le decían Cabezón o Pepe. Había nacido el 5 de octubre de 1922 en La Colonia, un paraje cercano a Arrecifes. Desde muy pequeño lo atrapó la velocidad. Acicateado por su tío, Julio Pérez, entabló una intensa relación con los autos. Abandonó rápido los estudios para dedicarse a la mecánica. Empezó a correr a escondidas de su familia escudándose en seudónimos como Canuto, Montemar y Bestiún. Participó en competencias de Fuerza libre y de Turismo Carretera hasta que le apareció la oportunidad de viajar a Europa.
Junto con Juan Manuel Fangio y gracias al respaldo del gobierno de Juan Domingo Perón y del Automóvil Club Argentino (ACA), se integró a la legión de pilotos europeos que comenzaban a acelerar los autos que poco después le dieron vida a la Fórmula 1. Debutó en la segunda carrera de la historia, el 21 de mayo de 1950, en Mónaco. Ese día, a bordo de un Alfa Romeo, Fangio logró la primera de sus 24 victorias. Froilán, que manejó una Maserati, largó tercero, pero abandonó muy pronto por un incendio en su máquina.
Froilán González y Juan Manuel Fangio, los pilotos argentinos que fueron protagonistas del nacimiento de la Fórmula 1.
No consiguió grandes resultados en la Scuderia Achille Varzi, bautizada así en honor a un famoso piloto italiano fallecido en 1948. Tampoco le fue bien en los primeros días del 51, cuando condujo un Talbot y una Maserati de equipos privados. Había entablado una amistosa relación con Enzo Ferrari después de hacer que uno de sus autos se impusiera a los de Mercedes Benz en dos carreras no oficiales en Buenos Aires. No sorprendió, entonces, que el Commendatore decidiera sumarlo a las filas del Cavallino Rampante para acompañar a los italianos Alberto Ascari y Luigi Villoresi.
ALFA ROMEO VS FERRARI
La casa que don Enzo había llevado de Módena a Maranello debido a los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial pretendía destronar a Alfa Romeo. La fábrica en la que el propio Ferrari había trabajado en su juventud era la más exitosa de la primitiva Fórmula 1. Suyo había sido el título de 1950, logrado por Giuseppe Farina, quien también había obtenido el primer triunfo de la historia. Tan abrumador era ese dominio que los tres mejores pilotos de la temporada inicial eran de esa marca: Nino Farina, Fangio y Luigi Fagioli. Los autos del Commendatore todavía corrían de atrás.
González demostró muy rápidamente que Ferrari no se había equivocado. Debutó en su nuevo equipo con un segundo puesto compartido con Farina. En esos tiempos, cuando la máquina de un piloto -en especial el más importante de una escudería- sufría una avería, uno de sus compañeros debía cederle la propia. El italiano finalizó segundo en el Gran Premio de Francia con el auto de Froilán, quien terminó compartiendo esa posición al menos desde el punto de vista estadístico. Sí, el Cabezón fue escolta de Fangio y Fagioli, otro que se vio forzado a darle su auto al balcarceño para ganar.
La tercera escala de la temporada llevaba a la categoría a recorrer el circuito de Silverstone. El trazado había sido emplazado en una antigua pista de la Real Fuerza Aérea británica. Un año antes, allí se había tenido lugar la primera carrera de la Fórmula 1, con la citada victoria de Farina. Doce meses más tarde, la supremacía de Alfa Romeo estaba más amenazada que nunca.
La Ferrari 375 V12 con el número 12 lideró la mayor parte del Gran Premio de Inglaterra.
La insignia del triunfo era el modelo 158, más conocido como la Alfetta. Hacía cinco años que no perdía una carrera. Es decir que Alfa Romeo marcaba los tiempos del automovilismo deportivo aun antes del nacimiento de la Fórmula 1. Esa maravilla mecánica creada en 1937 le había cedido paso en 1951 a la versión 159, que al motor de ocho cilindros y 1.500 centímetros cúbicos de cilindrada con compresor le agregó potencia para llegar a las 271 HP a 8.600 revoluciones por minuto (rpm).
Ferrari salía a pista con la 375 F1, que disponía de un potente motor V12 de 4,5 litros que erogaba 375 caballos de fuerza (HP) a 7.000 rpm. La mayor diferencia entre ambos contendientes era el consumo de combustible. El monoplaza de don Enzo podía darse el lujo de completar las 90 vueltas del Gran Premio de Inglaterra sin necesidad de detenerse a cargar nafta. En realidad, en ese entonces, también se usaba el modelo 212. A Froilán le tocó en suerte la 375 F1.
UN LUGAR EN LA HISTORIA
El argentino dio las primeras señales de que estaba en condiciones de hacer realidad el sueño triunfal de Ferrari ya en las pruebas de clasificación. Le entregó a la escudería la pole position inaugural de su existencia con un registro de 1minuto 43 segundos 4 décimas a un promedio de 161,861 kilómetros por hora. Compartió la primera fila con Fangio, Farina (ambos con Alfa Romeo) y Ascari. El Cabezón se mantuvo en la punta durante las primeras nueve vueltas. Lo desplazó el Chueco -ese año inició su impresionante serie de cinco títulos-, quien lideró hasta el 38° giro.
El argentino, felicitado al hacer realidad el primer éxito de Ferrari en la categoría.
Fangio debió detenerse para cargar combustible y Froilán heredó el primer puesto. Trocaron posiciones en la 48ª vuelta, pero, una vez que González recuperó el lugar de privilegio siguió firme hasta el final. Claro que su triunfo corrió un serio peligro porque Ascari debió abandonar por problemas mecánicos y el argentino fue llamado a boxes para cederle el auto. Era lo que correspondía. Al menos, constituía una práctica habitual. Más allá de las costumbres, el italiano entendió que su compañero estaba a las puertas de su primera victoria y optó por resignar sus posibilidades.
Pepe, el Cabezón, Froilán recibió la bandera a cuadros antes que el resto y le dio a Ferrari su primer triunfo. Se ganó un lugar en la historia porque le enseñó el camino del éxito a la hoy mítica escudería del Cavallino Rampante.
Pos/N°/Piloto/Auto/Vueltas/Tiempo
1/12/José Froilán González/Ferrari/90/2h42m18,2s
2/2/Juan Manuel Fangio/Alfa Romeo/90/a 51s
3/10/Luigi Villoresi/Ferrari/88
4/4/Felice Bonetto/Alfa Romeo/87
5/6/Reg Parnell/BRM/85
6/3/Consalvo Sanesi/Alfa Romeo/84
7/7/Peter Walker/BRM/84
8/9/Brian Shawe-Taylor/ERA/84
9/14/Peter Whitehead/Ferrari/83
10/22/Louis Rosier/Talbot/83
11/8/Bob Gerard/ERA/82
12/18/Duncan Hamilton/Talbot/81
13/25/Johnny Claes/Talbot/80
No clasificaron
/1/Giuseppe Farina/Alfa Romeo/75
/23/Joe Kelly/Alta/75
/11/Alberto Ascari/Ferrari/56
/17/Philip Fotheringham-Parker/Maserati/46
/15/David Murray/Maserati/45
/23/Louis Chiron/Talbot/41
/16/John James/Maserati/23
Promedio del ganador: 161,861 km/h.
Récord de vuelta: Giuseppe Farina (Alfa Romeo), en la 38ª , con 1m44s, a un promedio de 160,927 km/h.