Es irrelevante a esta altura que en las PASO sólo hayan estado en juego las candidaturas y no el poder institucional. Con el resultado del 11 de agosto comenzó una transición "de facto", aunque todavía falten siete semanas para las presidenciales.
En ese nuevo escenario hay dos protagonistas. Mauricio Macri está enfocado en aplacar las turbulencias económicas que provocaron las primarias. Por su parte Alberto Fernández continúa en campaña atendiendo a dos audiencias. A la primera, la del poder económico, trata de tranquilizarla para no asumir en medio de una estampida que empeore una coyuntura ya de por sí delicada. A la segunda, los sectores políticos que responden a Cristina Kirchner, les dedica arengas de corte populista contra Macri, los Estados Unidos y el FMI. Trata de bailar con dos músicas al mismo tiempo. Resultado: los empresarios lo miran con dudas; los kirchneristas, con desconfianza.
Después de tres semanas de malas noticias y del cambio del ministro Hacienda, el presidente consiguió calmar a los mercados. Lo hizo contra toda su prédica. Bicicleteó el pago de la deuda de corto plazo que se estaba volcando masivamente al dólar e impidió a los grandes jugadores entrar en el mercado. Un cepo selectivo que le quitó presión a la demanda y estabilizó la cotización en 58 pesos. El cambio de las reglas de juego es una solución de cortísimo plazo, pero demostró que Macri es menos ideológico de lo que le atribuyen sus adversarios.
Alberto Fernández, en tanto, mandó señales mucho menos homogéneas, porque no tiene que hablarle a los mercados. Al menos no antes de llegar al poder.
El ganador del 11 de agosto prometió pagar la deuda de mediano y largo plazo, pero "no a costa de los argentinos". En otras palabras, va camino al default. En España se reunió con empresarios a los que les habló de su intención de impulsar el mercado interno para que la economía argentina vuelva a crecer. Esa propuesta, aseguró, los habría entusiasmado. En privado los empresarios dijeron otra cosa. http://www.laprensa.com.ar/480508-Visto-y-oido-Dudas-en-Espana.note.aspx
Tuvo un lugar destacado junto al candidato durante la gira el diputado Felipe Solá, que había recomendado el restablecimiento de la Junta Nacional de Granos y el desdoblamiento del mercado cambiario. Las señales que salen del Frente de Todos no dejan de ser contradictorias. Después de entrevistarse con los empresarios españoles Fernández declaró a la agencia Reuters que no tenía sentido tener petróleo "si para extraerlo hay que dejar que las multinacionales vengan y se lo lleven".
La declaración sintonizó con el discurso "camporista", pero generó interrogantes sobre la explotación de Vaca Muerta. Una de las metas que privilegió la administración Macri fue desarrollar ese gigantesco yacimiento con la participación del sector privado. Cualquier cambio podría retrotraer la situación al déficit energético que tantos dólares costó al Tesoro Nacional.
El mensaje del candidato opositor de todas maneras no es lineal. Empresarios mineros recibieron en privado buenas señales de Fernández para invertir en esa actividad. Es conocida la muy buena relación del kirchnerismo con la minería. En particular la del gobierno de Cristina Kirchner con la multinacional Barrick Gold.
En resumen, la arrolladora victoria del peronismo provocó en un primer momento una reacción negativa de los mercados que está siendo sustituida por la observación detenida de los planes de su candidato. Pero mientras él intenta proyectar una imagen de racionalidad, voceros de su sector como el piquetero Juan Grabois hacen exactamente lo contrario.
Las declaraciones de este último sobre la necesidad de aplicar una reforma agraria con confiscación de propiedades y su redistribución a cargo del Estado provocaron una polémica que no beneficia a Fernández. Carecen además de viabilidad y tienen una sola explicación: son el recordatorio de que el futuro presidente deberá tener en cuenta a todos los que formaron parte de su coalición a la hora del reparto del poder.
El mismo significado puede ser atribuido a la movilización de grupos piqueteros que acamparon en la 9 de Julio en reclamo de ser recibidos por las autoridades y el aumento de los subsidios que reciben. Nadie los recibió ni les fue otorgado aumento alguno, pero se retiraron porque su objetivo no era llamar la atención de Carolina Stanley, sino la de Alberto Fernández.