El papa Francisco cuestionó el sistema económico mundial, reconoció que en su contacto directo con la gente le "puede pasar algo" en cuanto a su seguridad personal y reveló que le gustaría que lo recordaran como un "buen tipo".
Tras asegurar que la humanidad está inmersa en un "sistema económico que ya no se aguanta", el sumo pontífice denunció que no solo pone en el centro de todo al "dios dinero", sino que fomenta la "cultura del descarte" de jóvenes y ancianos.
En una entrevista que concedió al diario español La Vanguardia, el Papa fue consultado sobre los protocolos de seguridad que demuestra ignorar para acercarse a la gente y aceptó: "Sé que me puede pasar algo, pero está en manos de Dios".
"Recuerdo que en Brasil me habían preparado un papamóvil cerrado, con vidrio, pero yo no puedo saludar a un pueblo y decirle que lo quiero dentro de una lata de sardinas, aunque sea de cristal. Para mí eso es un muro. Es verdad que algo puede pasarme, pero seamos realistas, a mi edad no tengo mucho que perder", enfatizó.
También le preguntaron cómo le gustaría que lo recordaran cuando concluya su pontificado:"No lo he pensado, pero me gusta cuando uno recuerda a alguien y dice: 'Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo'. Con eso me conformo".
La publicación española hizo la entrevista esta semana, luego del encuentro que el santo padre mantuvo en el Vaticano con los presidentes de Israel y Palestina, con quienes oró por la paz.
El ex cardenal Jorge Bergoglio, antes de convertirse en Francisco, sostuvo que "en el centro de todo sistema económico debe estar el hombre, el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre".
"Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero. La economía se mueve por el afán de tener más y, paradójicamente, se alimenta una cultura del descarte. Se descarta a los jóvenes cuando se limita la natalidad. También se descarta a los ancianos porque ya no sirven, no producen, es clase pasiva", lamentó.
Añadió que "ahora también está de moda descartar a los jóvenes con la desocupación. A mí me preocupa mucho el índice de paro de los jóvenes, que en algunos países supera el 50 por ciento".
"Alguien me dijo que 75 millones de jóvenes europeos menores de 25 años están en paro. Es una barbaridad. Pero descartamos toda una generación por mantener un sistema económico que ya no se aguanta, un sistema que para sobrevivir debe hacer la guerra, como han hecho siempre los grandes imperios. Pero como no se puede hacer la Tercera Guerra Mundial, entonces se hacen guerras zonales".
Por otra parte, volvió a expresar su pesar por la violencia que domina Oriente Medio: "Es una contradicción; la violencia en nombre de Dios no se corresponde con nuestro tiempo", analizó.
Sobre el fundamentalismo, el papa reflexionó: "Un grupo fundamentalista, aunque no mate a nadie, aunque no le pegue a nadie, es violento. La estructura mental del fundamentalismo es violencia en nombre de Dios".
Francisco luego ratificó la importancia que tiene que la Iglesia, a su juicio, sea pobre y humilde.
"La pobreza y la humildad están en el centro del Evangelio y lo digo en un sentido teológico, no sociológico. No se puede entender el Evangelio sin la pobreza, pero hay que distinguirla del pauperismo. Yo creo que Jesús quiere que los obispos no seamos príncipes, sino servidores", afirmó.