El tema de la llegada de un hermanito ha sido tratado por películas como "Cigüeñas" o "Los Increíbles", pero pocas veces se dedicó todo un largometraje para desarrollar el problema. Y los japoneses aceptaron el desafío. En este caso: Mamoru Hosoda ("El Niño y la Bestia"), creador de los Estudios Chizu, apostó a un largometraje, que posteriormente fue seleccionado y enviado a la Academia de Hollywood para competir por los Oscar.
El filme no sólo desarrolla el problema que tienen todos los chicos ante la llegada de un hermanito sino que lo hace desde un punto de vista actual, extendiendo sideralmente en cuanto al tiempo la consideración del problema.
LA AYUDA FAMILIA
Un departamento modelo es el de los padres de Kun, de cuatro años. Hasta tiene un pequeño patio con un árbol y un pequeño jardín. La modernidad incluye las costumbres. Un padre que abandonó el trabajo en la empresa por un empleo en su casa, mientras su mujer mantiene un empleo fuera del hogar. Así el padre de Kun puede cuidar la casa y ocuparse de Kun y del perro, mientras su esposa no está. La llegada de la pequeña Mirai rompe la tranquilidad. Llorona y muy mimada, revoluciona la familia y provoca los celos de Kun. Ya nadie responde a sus pedidos y los llantos de la bebé son atendidos por los padres antes que los de Kun.
Hasta los trenes que tanto ama el chico se transforman en armas para intentar agredir a la pequeña Mirai, mientras su madre le grita para que no moleste. Aunque ella misma se reproche por haberle gritado, sabe que ciertas reglas deben respetarse para evitar problemas en el hogar.
Lo interesante del asunto es que cuando nos preguntamos cómo se puede atemperar el problema, Mamoru Hosoda, como buen representante oriental, apegado a la tradición, da una vuelta de tuerca a la historia. Y convoca a la familia del pasado y del futuro para ayudar a Kun a comportarse.
El pequeño recibirá todo tipo de lecciones de una mamá que ahora aparece con la edad del chico, que descubre desordenada como él, mientras el abuelo, veterano de guerra, lo ayuda a aprender a andar en bicicleta, y su perro se presenta como un elegante príncipe.
CONSTELACIONES
De alguna manera la "terapia de las constelaciones", tan de moda en nuestros días, asume una nueva forma y variados esquemas afectivos.
Como el simbólico "árbol de la vida" que se yergue orgulloso en el patio, Kun aprenderá nuevas cosas de sus ancestros, incluso de Mirai, que aparece ante él convertida en adolescente y dispuesta a dialogar.
Con un exquisito estilo en la animación, sutileza en el planteamiento del problema y absoluta contemporaneidad en los enunciados, Mamoru Hosoda demuestra que el cetro de su admirado Miyazaki, el mago de la animación, fallecido hace un año, está en creativas manos.
Calificación: Muy buena