Exportar es nuestro boleto a la prosperidad. Nadie de la casta política, que se lleva el 46% de nuestros ingresos, se ocupa. No escucharán a ningún político, del oficialismo u oposición, interiorizado del tema. No hay ideas o propuestas. Tanto Fernández como Macri recitaron frases de compromiso, tipo "tenemos que ser el supermercado del mundo", sin que lo tradujeran a hechos. No pueden porque no tienen plan alguno.
Prueba de ello es que pusieron a Ulises Forte al frente de un instituto crítico para promocionar la venta de carne. Un hombre sin conocimientos del mundo exterior, ni de idiomas, sin roce, de apariencia tosca, sin la simpatía mínima de cualquier vendedor. No es idóneo para ese puesto, según el art. 16 de la Constitución Nacional.
Cada tanto algún funcionario de tercer nivel, algún arribista o descerebrado/a, efectúa declaraciones voluntaristas de fomento a las exportaciones. Excusas para dilapidar dinero del Estado y probablemente, quedarse con una parte (asesorías, productoras fílmicas, viajar a Londres, París y Tokio a ver).
¿Es posible exportar? No con esta aduana, ni esta AFIP, ni este Senasa, no con el actual servicio diplomático.
DEBIL SOMBRA
Llamamos la atención sobre la destrucción sistemática de las Fuerzas Armadas. Menos atención se le presta al desmantelamiento del Servicio Diplomático. Un servicio que tuvo una posición de vanguardia en numerosas ocasiones. Hoy es una débil sombra.
Hasta hace cincuenta años atrás el país se dedicaba a exportar. Lo hacíamos con nuestra propia flota. Hoy recibimos órdenes de los organismos internacionales sobre educación, políticas sanitarias, red ferroviaria. Intervienen en nuestro sistema de justicia a través de agrupaciones de pseudo derechos humanos, imponen la política de migraciones. Tenemos bases militares extranjeras en territorio nacional.
El presidente compró paquetes enteros para su gabinete. En energía puso a Shell. En Salud (Rubinstein) puso a la ONU vía Unicef, BM y FMI, y satélites, como Fundación Huésped.
En Cancillería hizo lo mismo. Compró un paquete de sumisión explícita a los organismos internacionales y a la socialdemocracia europea. Coronado con el apoyo a Hilaria Clinton en las elecciones 2016 de Estados Unidos, error tanto del Presidente como del embajador en Washington. El costo de tener amateurs.
Sin servicio diplomático profesional no se pueden negociar acuerdos de comercio, no se conocen personas dentro de la burocracia de cada país al que queremos exportar, no se conocen las trabas administrativas de cada uno de los destinos. Con ese material humano ningún acuerdo puede avanzar. Y mejor que no avance, caso contrario firmarían acuerdos ruinosos.
Esta semana el eventual ministro de economía de Brasil dijo que el Mercosur no le interesa. Somos sólo el 8% del destino de sus exportaciones. El hombre es un poco falluto: la balanza comercial fue a favor de Brasil en los últimos quince años por u$s 55.000 millones.
Hay que verlo como una oportunidad.
SOCIO DESLEAL
Desde que Alfonsín se fotografiara con Sarney en las cataratas a hoy, mucha sucedió. Brasil no ha sido un socio leal. Ofreció exenciones impositivas, créditos blandos, etc. a las empresas para que dejaran la Argentina y se instalaran en Brasil, garantizándoles no sólo el mercado brasileño, sino el argentino también. Ha sido refractario a las exportaciones industriales argentinas. Ha contactado incluso a los industriales argentinos a los que les impedían colocar sus productos en Brasil, para que se instalarán allá, con los beneficios ya descriptos.
Esto no ha sucedido en Argentina únicamente (1). Como ya he comentado, industrias dejaron Inglaterra para instalarse en Pakistán, y Esyados Unidos para instalarse en México. Pero esos países al menos han tenido algunos de los beneficios de la globalización, comprando productos pakistaníes a bajos precios. No ha sido nuestro caso. Hubo un desvío de inversiones hacia Brasil, fogoneado desde el gobierno brasileño, y al mismo tiempo nos condenaron a comprar VW Gol mal hechos al doble de precio que en Alemania.
La Argentina sufrió los costos de la globalización y no experimentó ninguno de sus beneficios.
De todas maneras se necesitan dos para bailar un tango. Por un lado tenemos la política abusiva de Brasil (como cuando devaluó el real, hacia el final del gobierno de Menem, sin avisar a las autoridades económicas argentinas con antelación). por el otro el juego desaprensivo de nuestros gobernantes.
Pareciera que nuestros políticos siempre están en otra sintonía: la próxima elección, algún negocio privado donde tienen participación accionaria, alguna obra con sobreprecio, la financiación de la campaña. Jamás el bienestar general.
Con lo cual Brasil gana, pero gana por walk-over. El equipo argentino no ingresa a la cancha.
Muchos argentinos se quejan de los altos aranceles de importación. Creen que es para proteger empresarios argentinos. No siempre. La mayoría de las veces es para proteger a los brasileños. Los argentinos condenados a comprar productos caros para enriquecer a industriales paulistas.
Debemos retrotraer el acuerdo, dejar de ser una Unión Aduanera y firmar un tratado de libre comercio.
Se abren enormes oportunidades para nosotros. Podremos negociar acuerdos de libre comercio con todos los países del mundo.
NO ESPEREN NADA
A los empresarios argentinos, en particular de PyMes, me atrevo a sugerirles que no esperen nada de ningún funcionario argentino. Sólo están interesados en viajar a París con la plata del fisco. No conocen el mundo (a pesar de haber viajado), no tienen experiencia laboral y básicamente, no tienen ningún marco geopolítico de nación en la cabeza.
¿Es posible exportar? Sí. Es posible triplicar, quintuplicar las exportaciones en prácticamente cualquier rubro. Generará un aumento de empleo tal que no será posible absorberlo con la población actual. Pero deberá hacerse con gente más joven.
No serán empresarios como Roggio o De Mendiguren, que sólo saben pedirle al estado, con los que saldremos al mundo. No será con estos funcionarios, que ni siquiera saben hacerse el nudo de la corbata.
Sería deseable que quien asuma el gobierno en el 2019 tenga los intereses nacionales como prioridad. Comenzar a ordenar un país castrado por la socialdemocracia.
Eso implica profesionalizar el servicio diplomático, proveer pertrechos y presupuesto para las Fuerzas Armadas, reducir los trámites de la Aduana, eliminar impuestos, hacer cirugía mayor en el Senasa, controlar fronteras, tener un sistema de transporte eficiente: FFCC, puertos, barcazas, eliminar los peajes en las rutas, flota marítima. Y, antes que nada, dejar de ser el perrito faldero de los industriales de San Pablo.
Cuando un ministro argentino o el presidente dice "este año se venderán 500.000 autos", me agarro la cabeza. Esa cantidad de autos significa un déficit comercial monstruoso. No hay nada para festejar. Excepto para los vendedores de autos brasileños, es decir, la mayoría de las terminales automotrices en Argentina.
PROPUESTAS PARA EXPORTAR
* Tipo de cambio alto y sostenido
* Baja de impuestos (0% IIBB, 0% IVA sobre forrajes, alimentos y combustibles, 10% IVA al resto de productos, 0% retenciones excepto soja, 0% impuestos internos, 15% ganancias a empresas, 0% IIGG sobre salarios, baja de aranceles).
* Profesionalización del servicio exterior.
* Invertir en un sistema de fletes: FFCC, barcazas fluviales, puertos, flota marítima.
* Intervención de la Aduana. Separación del personal severamente implicado en contrabando. Generador de trabas a la exportación. Agudizado desde la gestión Echegaray. Reformulación de los circuitos administrativos de exportación e importación.
* Reformulación del Senasa, verdadera máquina de impedir.
* Retrotraer el Mercosur a un tratado de libre comercio.
* Devolver Gendarmería a la frontera.
* Eliminar papelerío, habilitaciones y formularios municipales, provinciales y nacionales.
La exportación de mano de nuestros aguerridos, creativos productores y empresarios vendrán solas.