Algunos recordarán las imágenes que circularon por los noticieros y redes sociales de antenas 5G en llamas, que fueron prendidas fuego por “conspiracionistas” en distintos países tan temprano como en 2020. El motivo: decían que esas torres de comunicación eran causantes intencionales de brotes de covid-19. Por supuesto, los diligentes fact checkers -o verificadores de datos- se encargaron de negar rápidamente estas teorías, tachándolas de descabelladas. Sin embargo, un estudio publicado en la revista “Medical Research Archives” de la Sociedad Europea de Medicina encontró un vínculo estadísticamente significativo entre la exposición a la tecnología 5G y mayores tasas de muertes y casos de covid-19 en Estados Unidos. Sobre los resultados de esta investigación, realizada por Angela Tsiang y Magda Havas de la Escuela de Medio Ambiente de la Universidad de Trent, en Canadá, llamaron la atención recientemente especialistas argentinos de la Comisión Interamericana de Protección contra la Radiación Electromagnética (CIPRACEM) en un reciente comunicado enviado a la comunidad médica. Además, presentaron una solicitud al Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires para que se retrase la implementación del sistema 5G hasta tanto exista un marco regulatorio y un organismo de control que proteja a la población de los efectos dañinos de la radiofrecuencia.
Si bien los miembros de la CIPRACEM aclaran que los resultados del trabajo científico canadiense no guardan relación con “ciertas teorías que identifican al sistema 5G como un factor determinante e intencional para el covid-19 y que llegan a negar la existencia del virus SARS-Cov-2”, afirman que el estudio da cuenta de la “disminución de las defensas” que provocan las ondas electromagnéticas de radiofrecuencia sobre el organismo humano.
“El sistema 5G, sumado al 3G y 4G lo que hace es aumentar las exposiciones de la población y aumentar los daños”, enfatizan los miembros de la comisión. “Todas las radiofrecuencias son dañinas, hasta el wifi, el celular o el teléfono inalámbrico que tenemos en nuestros domicilios. Como uno de los efectos principales sobre la salud es disminuir las defensas del organismo, esto se manifiesta muy particularmente en situaciones donde hay enfermedades, como la última pandemia”, apuntan.
El estudio epidemiológico de Tsiang y Havas analizó los efectos de radiaciones electromagnéticas durante la pandemia de covid en Estados Unidos. “Los resultados mostraron que, en las mismas fechas, todas las ciudades que ya disponían de la tecnología 5G tenían una cantidad de casos por millón de habitantes y de muertos por millón de habitantes significativamente mayores a las poblaciones que aún no disponían de la tecnología 5G”, indican los expertos de la CIPRACEM. “El número de casos y de muertes donde las ondas milimétricas se sumaban a las de 4G y 3G aumentaban significativamente y resultaban ser el doble o el triple que en aquellos lugares donde solo estaban en uso los sistemas anteriores”, remarcan.
Explican que en Estados Unidos se inició el despliegue de la tecnología 5G muy tempranamente, en 2019, y cuando la OMS declaró la pandemia en marzo del 2020, más de la mitad de los estados estadounidenses ya disponían de antenas 5G y dispositivos que emitían frecuencias de GHz, las denominadas “ondas milimétricas”.
"Esta circunstancia tan especial permitió contar con un escenario único, que posibilitó comparar en un mismo país el impacto de la pandemia en estados, ciudades y condados que ya disponían de 5G con otros que aún utilizaban tecnologías inalámbricas anteriores, como 1G/4G, pero con otras variables comparables como: el sistema de salud, el ingreso per cápita, la densidad poblacional, el clima, las costumbres, la calidad del aire y las etnias”, señalan desde la CIPRACEM, y aclaran que “en las comparaciones entre diferentes países resulta necesario tener en cuenta todos estos factores que pueden afectar la causalidad”.
“En este estudio se compararon estados con estados, condados con condados e incluso en el caso de California, compararon condados con condados de un mismo estado”, subrayan.
Puntualizan que se compararon los máximos, los mínimos y los promedios, y en todos los casos el uso de la tecnología 5G y el denominado “Factor mmW” -que indica cuantitativamente la magnitud del uso de las ondas milimétricas- resultaron ser los factores determinantes y estadísticamente más significativos. “En todas las comparaciones, sin excepción, el uso de la tecnología 5G fue el factor determinante y significó porcentualmente más casos de covid y más muertes por covid”, remarcan.
El estudio realiza también una comparación entre los países europeos de más de dos millones de habitantes, en agosto de 2020, fecha en la cual ya se había desplegado la tecnología 5G en parte de Europa y los resultados de estas comparaciones dieron resultados equivalentes: los países con tecnología 5G tuvieron porcentualmente más casos de covid y más muertes por covid que aquellos que aún no habían realizado el despliegue de 5G.
"Por otra parte, conviene recordar que la expansión inicial del virus que causó la pandemia de covid-19 se produjo en Wuhan, China, donde ya se había implementado el sistema 5G en toda la ciudad”, indican los miembros de la CIPRACEM.
En el estudio canadiense se utilizó la literatura científica revisada por pares sobre los efectos biológicos perjudiciales de las radiaciones electromagnéticas y se identificaron varios mecanismos biológicos por los cuales la radiofrecuencia puede haber contribuido a la pandemia de covid-19 como un cofactor ambiental tóxico, apuntan. “Hay evidencias de que la radiofrecuencia puede empeorar las arritmias cardíacas y los trastornos cardíacos”, alertan.
Los especialistas argentinos expresan que los sistemas de comunicación celular de quinta generación (5G) utilizan en algunos tramos radiofrecuencias hasta ahora poco utilizadas para un despliegue masivo: las llamadas "ondas milimétricas". “Debido al menor alcance y la menor penetración de las ondas milimétricas, se debe aumentar la cantidad de antenas 5G, para ponerlas más cerca de la gente para mantener la conectividad, por lo que la exposición del público crece muchísimo”, advierten, para luego añadir: “El organismo de control de los Estados Unidos, la FCC, decidió aumentar cuatro veces los límites permitidos para el público, de 1.000 a 4.000 micro vatios/cm2, y se colocaron antenas hasta en las luminarias de las calles. Todo esto produjo naturalmente un gran aumento de las dosis colectivas de la población expuesta y de los riesgos ligados a las mayores dosis”.
Los expertos de la CIPRACEM relatan que en un primer momento se especuló con que las ondas milimétricas, debido a su baja penetración, solo podían tener efectos superficiales en la piel humana. “Pero esto no parece ser así”, subrayan y mencionan el trabajo de Kavindra Kesari y J. Behari sobre el efecto de las ondas milimétricas en el cerebro de las ratas, que muestra cómo la exposición prolongada puede causar la ruptura de la doble cadena del ADN y hacer cambios en las enzimas antioxidantes en el sistema neurológico de las ratas debido a la formación de radicales libres.
Esa investigación también confirma que el posible sitio de acción de la radiación milimétrica es el hipocampo, la región responsable del control del aprendizaje y la memoria localizado en el centro de nuestro cerebro. “Este trabajo es muy importante para demostrar que no sería correcto afirmar que las ondas milimétricas afectan solo la piel”, enfatizan.
En ese sentido, reiteran que las nuevas frecuencias que la red 5G suma a la radiación existente no hacen más que potenciar y aumentar los efectos de éstas sobre la salud humana, en particular, los efectos biológicos que disminuyen las defensas del organismo. En esa línea, detallan que la exposición a la radiofrecuencia:
*A valores de exposición muy bajos, produce la apertura de los canales iónicos de la membrana celular y el ingreso abrupto de iones calcio que provocan una avalancha de reacciones bioquímicas que concluyen en “la inhibición de la calcineurina” que es la enzima responsable del desarrollo y maduración de las células T, cuya función es la protección del organismo ante el ingreso de agentes extraños como microbios y virus.
*Produce a bajas dosis y en un corto período de tiempo el aumento de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica (BBB), lo que permite el ingreso al cerebro de moléculas de mayor tamaño, como la albúmina y toxinas que dañan las neuronas.
*Provoca el estrés oxidativo celular y el aumento de los radicales libres lo que lleva a un aumento de la inflamación.
*Afecta la estructura de la hemoglobina, reduciendo su capacidad para unirse al oxígeno. Después de solo dos horas de exposición a un teléfono celular, la estructura de la hemoglobina humana cambia, disminuyendo su afinidad para unirse al oxígeno en los pulmones entre un 11 y un 12 %, lo que reduce la cantidad de oxígeno que se transporta desde los pulmones a los tejidos, contribuyendo a la hipoxia.
*Provoca cambios morfológicos en los eritrocitos, incluida la formación de equinocitos y “rouleaux” (pila de monedas), fenómeno que se observa al microscopio luego de solo 10 minutos de exposición a ondas milimétricas lo que contribuye a la formación de coágulos.
*Reduce la producción glutatión. Las personas que residían cerca de una antena base de celular tenían niveles de glutatión muy inferiores a quienes vivían lejos de esa misma antena. Los bajos niveles de glutatión reducen los niveles de vitamina D y producen mayor riesgo de complicaciones por covid-19 y el tratamiento con glutatión de pacientes con neumonía evitó con éxito la tormenta de citoquinas.
*Afecta la cadena de transporte de electrones en las mitocondrias. Las mitocondrias suministran la energía a las células y consumen la mayor parte del oxígeno. La exposición a radiofrecuencia conduce a una disfunción mitocondrial que conduce a un menor consumo de oxígeno y a una menor producción de energía, lo que provocaría fatiga.
*Afecta la expresión de los genes, incluyendo algunos oncogenes como el p53, que activa la apoptosis por la vía mitocondrial que es un mecanismo de defensa.
“Estos efectos de reducción de las defensas, debido al aumento de la radiación que es provocada por las ondas milimétricas de los sistemas 5G que se suman a la radiación existente (debida sobre todo a los sistemas 3G y 4G) son más dañinos durante una epidemia o pandemia y pueden naturalmente aumentar el número de casos y el número de muertes”, apuntan.
RETRASO DEL 5G
En vistas de los riesgos comprobados científicamente que están asociados con la exposición a las radiofrecuencias, los miembros argentinos de la CIPRACEM realizaron el jueves último una presentación ante autoridades del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires y entregaron una nota dirigida al ministro Fernán Quiróz en la que solicitaron una moratoria temporal a la implementación del 5G “hasta que se cumplan normas internacionales vigentes y se analice en profundidad lo documentación científica considerada relevante por ese Ministerio”.
"Hacemos una solicitud que consideramos necesaria para la protección de la salud de la población de la ciudad de Buenos Aires y adjuntamos los fundamentos de dicha solicitud para que sean tenidos en cuenta por el señor Ministro para adoptar la medida solicitada”, expresan en la misiva.
Entre los 12 fundamentos del pedido, los miembros de la CIPRACEM remarcaron que:
*No se cumple aun con la normativa internacional vigente (ICRP-103 e ICNIRP-2020) en lo que respecta a la aplicación de los ‘Tres Principios de Radioprotección’ y esto aumenta el riesgo al que está expuesta la población. Se debe señalar también que, en forma redundante, el Proyecto de la OMS –un marco coherente para la protección contra las radiaciones no ionizantes- recomienda también a todos los países la aplicación de los Tres Principios de Radioprotección, que como dijimos no se aplican.
*El país no dispone de una infraestructura para la protección y la seguridad radiológica que incluya, por lo menos, un marco legal y una autoridad reguladora, la que debe estar “claramente separada de las organizaciones que llevan a cabo o promueven actividades que causan exposición a la radiación”. Esto lo pide el ICRP-103 (Art 6.6.1/parágrafos 302 y 303) que es el “Documento de Referencia” designado por la Autoridad Internacional reconocida en la materia que es el ICNIRP. “Se debe señalar también que el ya mencionado Proyecto de la OMS manifiesta que ‘actualmente no existe un marco coherente y global para la protección de la salud frente a las radiaciones no ionizantes’. Por otra parte, resulta muy obvio y fácil de entender que la existencia de un organismo de control regulatorio es una medida básica e imprescindible para la protección de las personas contra un agente físico que afecta la salud de diferentes maneras”, enfatizan.
Los especialistas argentinos también solicitan a las sociedades médicas el apoyo y el acompañamiento necesario para que el país cuente con un organismo de control semejante al que controla las radiaciones ionizantes. “Sería importante contar con el apoyo médico de un grupo de especialistas que abarcara todas las especialidades afectadas por las radiaciones electromagnéticas, que son muchas, a fin de poder evaluar toda la extensa bibliografía existente en forma sistemática y distribuida entre especialistas de cada área en particular”, finalizan.