Existe una desconexión profunda entre todos los estamentos de gobierno y la ciudadanía. No es prerrogativa de ningún partido político. Cubre a concejales, legisladores provinciales y nacionales, intendentes, gobernadores y al Presidente. Simplemente no miran, no escuchan, no hacen el más mínimo esfuerzo por entender.
Estoy convencida que ninguno de los 60 legisladores porteños puede relacionar causa y efecto entre el aumento de Alumbrado, Barrido y Limpieza dispuesto a fines del año pasado y la cantidad de locales cerrados. Tal vez ni se lo pregunten, ocupados como están en armar una estación de alimentos saludables dentro del edificio de la Legislatura.
Ningún diputado o senador puede descifrar la relación entre el aumento a los impuestos a las bebidas y la caída de ventas.
No pueden entender que las economías regionales están maniatadas porque la mitad del precio de los combustibles son impuestos. O que no se consume biodiésel porque los funcionarios trabajan para las petroleras. O que no hay barcazas argentinas en el Paraná por la carga impositva en el combustible y en la actividad en sí.
Los funcionarios, tanto del ejecutivo como del legislativo en cualquier nivel, no saben cómo funcionan (o no funcionan) los hospitales porque no tienen que ir a la guardia del Fernández.
El ministro de Transporte, tanto de la ciudad como de Nación no tienen idea cómo es tratar de subirse al subte A a las siete de la tarde. Tampoco saben cómo es viajar en transporte público de Senda Hachada a Dragones.
ROBO AL CAMPO
El presidente en un tweet del 27 de marzo de este año se ufana de la larga fila de camiones con grano que hay esperando en la ruta. La casta política derrochó o directamente se robó todo el diferencial de precio de la soja a 500 dólares la tonelada y ni siquiera una fracción de ese dinero se invirtió en mejorar la infraestructura que el agro necesita.
El presidente de la nación comparte un video y parece no darse cuenta que muestra una ruta angosta y no una autopista. No parece ver, en realidad no ve, que esos camioneros estarán dos o tres días en esa situación, días que nadie remunerará. Es una gigantesca pérdida de valor para todos los argentinos. Horas hombre. gasoil y capacidad instalada -el camión- desperdiciados.
Un país agropecuario sin silos, ferrocarriles o puertos y con rutas angostas. Nada de qué enorgullecerse. Es una muestra cabal de la ineptitud de los políticos. Doble. Por no hacer lo necesario y por no darse cuenta que no está hecho, o que es necesario. Eso sí, el presidente gastó 650 millones de dólares en una autopista a 200 metros de su despacho y otro tanto en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Es María Antonieta.
Los políticos parecen no relacionar causa y efecto. Ninguno sostiene que el tipo de cambio reprimido a costa de deuda por los -malos- funcionarios del Banco Central daña a las economías de Mendoza, Formosa, Río Negro. Ni siquiera los senadores de dichas provincias.
ARROYO SECO
El diputado Arroyo se pasea por todos los canales de televisión con el único canto que conoce: "¡Qué barbaridad! ¡la gente pasa hambre!". Pero nada dice que la mitad del precio de los alimentos son impuestos. Que un kilo de carne cuesta $ 200, porque $ 100 son impuestos. ¿Cuánto rendirían los planes sociales o la AUH sin impuestos a los alimentos y al transporte? El doble.
Ningún miembro de la casta política pensó en eliminar el impuesto al cheque en los años de bonanza económica. Cada vez que un argentino hace algo les deja 1,2% a esta gente que trabaja consistentemente en dificultarle la vida a la ciudadanía.
El impuesto al cheque es tanto o más dañino que el impuesto a los Ingresos Brutos, porque se repite cada vez que uno compra un insumo, o paga la luz o paga sueldos. Un daño que rebota infinitas veces. No va a haber ni un solo político que proponga para recuperar la economía acabar con este mortífero impuesto.
El impuesto a los Ingresos Brutos es igual. Pero no hay forma que ningún gobernador lo elimine. Prefieren tener Secretaría de esto y de lo otro, todos ganando 200.000 pesos. Lo mismo con las intendencias. Secretaría de la Mujer, Secretaría de Turismo, Secretaría de Deportes, Secretaría de Cultura. Por pera, 150.000 pesos. Es una intendencia, estimado, no la corte del Rey Sol. Luego matan con impuestos al que tiene una heladería.
LA CORTE DE LUIS XVI
Diría que la clase política está en manos de la desmesura. En un baile de corte de Luis XVI, más preocupados por la peluca que van a usar que por una economía que se desploma. No es un fenómeno reciente. Hace siete años y medio que el país no crece. En siete años y medio no se prendió ni una sola alarma, no funcionó ningún radar. Los únicos que se dieron cuenta fueron los votantes y la casta política no leyó o no quiso leer el mensaje.
Teníamos un único submarino, el ARA San Juan, gracias a la desidia y desamor al país de los gobernantes.
El único submarino que poseíamos desaparece. A días del evento, menos de una semana, la Cámara de Diputados de la Nación se embarca en una fiesta con fotos grupales que muestran diputados sonrientes, bailes, cánticos en un ambiente de júbilo generalizado: habían cambiado el reglamento para elegir diputados, algo que sólo le concierne a ellos, a menos de trescientas personas. Impúdicos. Ni siquiera registraron (hoy todavía no lo hicieron) que todos ellos son responsables de que el ARA San Juan con toda su tripulación esté en el fondo del mar.
Tampoco registran que ellos son los responsables de que cientos de barcos roben miles de millones de dólares en pescado y que priven a nuestros compatriotas de miles de trabajos bien pagos.
Nada, absolutamente nada, les concierne. Eso sí, se ocupan de suprimir las carreras de galgos.
EL EMPLEO CAE
Los políticos generan las condiciones para que ninguna actividad económica sea rentable. Por lo que (causa y efecto) el empleo cae.
Estamos en medio de una crisis cambiaria. No puede ser de otra manera. Hay improvisados al frente del Banco Central y además, quien tiene autoridad sobre la moneda, el Congreso, la delegó -por fuera de la ley-. Una autoridad no ejercida redunda en derrumbe de valor. En este caso, de la moneda.
Somos uno de los pocos países de Occidente que no crece. Sin embargo los funcionarios cobran a la par o más que su pares británicos, franceses o norteamericanos. Todas naciones con ingreso per cápita mayores al nuestro. Están revestidos de kevlar.
Hay que substituir a esta gente.
Semanas atrás (1), sugerí que los sectores agropecuarios ocupen concejalías -así se ocupan per se de los caminos rurales-, las legislaturas provinciales -para legislar los impuestos inmobiliarios-, y el Congreso Nacional, para ocuparse sin intermediarios de las retenciones, peajes e impuesto al combustible. Es más barato pagar cualquier campaña política para lograr estos escaños que los 8.500 millones de dólares anuales en concepto de retenciones.
La recomendación al agro sirve para los heladeros de Avellaneda, transportistas de Neuquén, industriales de Santa Fe o copropietarios de la Capital. Si no nos ocupamos, esta casta carcomida por la desmesura, nos lleva puestos. Una vez más.
* Economista