Suplemento Económico

Escándalo tapa recesión

El escándalo desatado en torno a la figura del expresidente de la Nación, Alberto Fernández, impactó en la sociedad como la onda expansiva de una bomba atómica. El tema lo arrasó todo, desde la desaparición de Loan hasta el regreso del Muñeco Gallardo, pasando por la crisis económica y los conflictos internacionales.

Al son de “una más y no jodemos más”, la audiencia en todos los soportes posibles sólo aguardaba el prometido nuevo video del otrora jefe de Estado teniendo sexo en algún rincón de la Casa de Gobierno. A esto se le sumaron las denuncias por violencia de género y el morbo por las fotos de la magullada Fabiola. Mientras tanto, no muy lejos de allí…

A la sombra de la trama del cabaret de Olivos la economía sigue su curso, a los tumbos. Durante la semana el Indec informó que la inflación de julio fue del 4%, una cifra inusualmente baja para estas pampas pero un número alarmante para cualquier país ordenado del mundo. El dato casi que pasó inadvertido.

“El dato de IPC de julio confirma que continúa la desaceleración de la inflación. Si bien esperamos que la misma continúe, el relevamiento de precios que hace LyP, a la segunda semana, muestra que rondaría el 4,5%. Sin embargo, esperamos que el resto del semestre las variaciones mensuales empiecen con 2 y 3”, explicó Aldo Abram, director ejecutivo en la Fundación Libertad y Progreso.

El proceso inflacionario parece haber ingresado en una meseta. La pregunta, sin embargo, es cuán sustentable resulta la desaceleración de los precios cuando aun restan por actualizarse las tarifas de los servicios, movimiento que generará un efecto dominó sobre el resto del sistema.

El economista Camilo Tiscornia recalcó que el dato difundido por el Indec fue el más bajo desde enero. La variación de los últimos 12 meses se redujo a 263%, mientras que la inflación núcleo fue de 3,8% mensual.

“El IPC Nacional de julio confirmó la desaceleración que venía registrando desde el salto post devaluación de diciembre, aunque el dato estuvo levemente por encima de lo esperado por el mercado y las expectativas del gobierno”, destacaron en el Grupo Cohen.

EL BOLSILLO

Mientras buena parte de la sociedad se divierte o se indigna por la eterna fiesta de Alberto, en la economía real pasaron cosas. Una de ellas fue el aumento del boleto de colectivo en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, aunque a niveles notablemente bajos con respecto a otras jurisdicciones del país. Pero lo más duro para el bolsillo de las clases media y baja no es solamente el incremento sino y sobre todo la decisión oficial de descontinuar el esquema de Boleto Integrado por el cual el segundo viaje recibía un descuento aproximado del 40%.

El mecanismo era de suma utilidad en un conglomerado urbano que obliga a tomar dos o tres medios de transporte para realizar el trayecto desde el hogar hasta el lugar de trabajo. El recorte abarca a 388 líneas de colectivos, 8 corredores de Metrobus, 7 líneas de ferrocarriles (Mitre, Sarmiento, San Martín, Roca, Belgrano Sur, Belgrano Norte y Urquiza), 6 líneas de subte (A, B, C, D, E y H) y el Premetro.

Todo esto en un contexto en el cual los salarios registrados -los otros no siquiera- pujan aún por recuperar terreno tras la fuerte devaluación ocurrida en verano.

“Luego de 3 meses consecutivos de suba real, en el mes de junio, último dato disponible, el salario real estaba un 4,7% por debajo del nivel de noviembre de 2023. Se recortó alrededor del 57% de la pérdida inicial de poder adquisitivo -recalcó Nadin Argañaraz-. Las devaluaciones siempre generan una pérdida de poder adquisitivo del salario. Se está nuevamente ante una situación donde se vuelve a plantear a la devaluación como la vía para bajar los costos en moneda dura”.

La inflación parece equilibrarse pero los salarios no se recuperan y la actividad económica continúa con leves signos vitales. De hecho, la recesión es tal que, de acuerdo a datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), la cantidad de puestos de trabajo perdidos durante la gestión Milei llega a 175.000.

Los empresarios no saben a qué atenerse. Durante la última Expo Logística, realizada en el predio de La Rural de Palermo, los hombres de negocios confirmaron la caída de la demanda y echaron un manto de dudas sobre una pronta recuperación de la actividad productiva.

Los datos de la industria tampoco son alentadores. Los CEOS reclaman la tala de impuestos pero aplauden de pie las iniciativas del gobierno. Creen que al final del túnel, detrás de esa luz blanca, está realmente el reino de la libertad. Por ahora la capacidad instalada del sector se ubica en el 54,5%, levemente por encima de la pandemia.

El gobierno sabe que, al menos en su estrategia, la recesión es simplemente hija natural del ajuste y el superávit fiscal, un estandarte que no rendirá ante ningún enemigo. Así que, en su tozudez o solidez ideológica -elija su propia aventura- no existe marcha atrás posible.

La dura tarea de ordenar las cuentas no encuentra alicientes en el contexto externo. La soja, una vez más, acentuó su tendencia a la baja y el viernes hilvanó su novena caída en 10 rondas. Los pronósticos en el mercado de Chicago distan de ser alentadores. De hecho, se estima que la merma se traduciría en un recorte de u$s 7.700 millones que no ingresarán a las arcas del Banco Central.

Tal vez el blanqueo ayude a canalizar más divisas. El fenómeno no deja de ser curioso: todos los gobiernos lo implementan y casi siempre se logran buenos resultados. Es evidente que, desconfianza mediante, sigue habiendo todavía mucha plata debajo de los colchones.

POBREZA

Es válido describir el escenario al cual se subió Javier Milei  tras ser electo presidente de la República. Luego de décadas de mala gestión, corrupción y falta de rumbo claro el país está socialmente de rodillas.

Así lo refleja el informe elaborado por la Universidad Católica Argentina bajo el título "Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia. Argentina 2010-2023". Los puntos más destacados son los siguientes:

+ Seis de cada 10 niños y adolescentes viven en la pobreza en la Argentina, mientras que el 16% está en la indigencia. A fin del año pasado el 62,9% de los niños y adolescentes vivía en situación de pobreza.

+ De 2011 hasta 2023 se observa un aumento constante en la proporción de hogares y personas con dificultades para acceder a una canasta básica alimentaria o total, con un incremento más pronunciado en la pobreza”.

+ El 55,8% de la población en estudio no cuenta con obra social, mutual ni prepaga por lo que dependen exclusivamente del sistema estatal de salud para recibir atención médica.

+ El 39,5% no vive en un hábitat digno con los servicios básicos como agua potable, cloacas o descarga en el inodoro”.

+ Dentro de los que tienen entre 5 y 17 años, el 17,8% no accede a Internet, el 24,4% no lo usa, el 51,1% no tiene celular y el 54,7% vive en hogares sin computadora. Todos estos déficits han mejorado desde el 2010 hasta hoy.

+ El 23% de los niños/as de 3 a 5 años se encuentran no escolarizados. La inasistencia a establecimientos de educación inicial es siempre más alta que la no concurrencia a la escuela primaria y secundaria.

 Un escalofrío recorre la espalda al comprobar cómo ha quedado este país alguna vez considerado el granero del mundo. El lugar hacia donde las masas migratorias, hambreadas y sin esperanza, fijaban la proa para rehacer su vida. Era, la Argentina de entonces, una Nación de paz que ofrecía pan y trabajo. Ahora hay que reconstruirla y esa tarea se realizará bajo otra lógica.

Al menos así lo piensa el Gobierno, que ya trabaja en el presupuesto 2025, al cual Milei diseñó, contó Ámbito Financiero, con un formato invulnerable: si la recaudación fuera superior a lo proyectado, se recortarán impuestos. Es decir, no se ampliará el gasto público. Y si ocurre lo contrario, se le dará otra vuelta al torniquete del ajuste. Caiga quien caiga,  el equilibrio fiscal no se negocia.