Cultura

Enrique Shaw y los valores del humanismo trascendente

POR MARÍA AGUSTINA QUIROGA TARDIEU *

Navegando por las turbulentas aguas de una patria tensionada parece difícil augurar tiempos calmos. Hemos sido espectadores de nuestra historia, de nuestros sucesos, y nos ha significado un genuino desafío entenderlos en clave de aprendizaje.

Quizás las diferentes gafas que nos pusimos, colaboraron poco en acercarnos a la realidad del otro. Quizás en el discurrir agitado de ideas y promesas, alejamos la mirada del centro de la historia, de quien la construye, del hombre.

Sin embargo, no es cierto que nuestros tiempos sean malos; diría con atino el tagastense: “sean malos y los tiempos serán malos, sean buenos y los tiempos serán buenos, ustedes son el tiempo”.

Prueba de ello es el tesón que demostró un joven de la marina argentina, luego obrero, luego empresario; y antes que nada hijo de su patria, padre, esposo y hombre de fe. Enrique Shaw, quien en su corta vida se transformó en un Faro, aún nos interpela e ilumina para no perder la esperanza en la inmensidad del océano.

Las tensiones fueron para él esa materia prima cristalina con que forjó su santidad. Siempre atento a los suyos, a la realidad personal de cada trabajador, su crecimiento, su familia, sus anhelos y sueños, podemos decir que encarnó los valores de un humanismo trascendente, donde nadie sobra, donde todos tienen un lugar en la historia y un oficio en el navío.

Comprometido con su nación y determinado a construir su vocación bajo la mirada del bien común, el dirigente cristiano promovió un sinnúmero de acciones que le valieron además el reconocimiento de sus virtudes heroicas.

Su legado más importante sin dudas fue la capacidad de ver en cada persona un proyecto único y magnífico, la capacidad de asumir tensiones y ponerlas al servicio de la verdad, la capacidad de ser puente para enseñarnos que nosotros somos también miembros de una fraternidad humana eterna, siempre fecunda y cuya dignidad nos incluye a todos.

* Abogada por la Universidad Católica Argentina, Magister en Administración y Negocios del IAE Business School. Doctoranda en Filosofía por la Universidad del Salvador.