Opinión
Mirador político

En manos del azar

El incidente con la cripto $Libra dejó al menos tres enseñanzas. La principal, la fragilidad del mecanismo de toma de decisiones del Gobierno.

La concentración de un poder poco menos que absoluto en manos de Javier Milei hizo posible un ajuste fiscal sin precedentes y la estabilidad macroeconómica, pero tiene como contrapartida un riesgoso porcentaje de dependencia del azar. De contingencia. Cualquier irreflexión o descuido del Presidente puede devolver la economía al caos en el que estaba hace menos de un año.

Un factor de riesgo extra es que Milei gusta presentarse como alguien de carácter volátil, airado, que, además, en este caso se aventuró en un terreno que ignora. Poder discrecional, impulsividad y exceso de confianza, una combinación fatal que provocó que el piso temblara bajo los pies del Gobierno, de la economía y de la sociedad al menos durante 48 horas. Eso si descarta el dolo.

En segundo lugar, el Presidente atribuyó lo ocurrido a un “error”. La investigación determinará si es así o se trató de un acto de corrupción. Esta hipótesis pareció perder impulso a medida que se difundieron las características reales del episodio: un mercado de alto riesgo al que tienen acceso unos pocos, un caso claro de especulación financiera fallida (para algunos), nula participación del Estado.

 

La dirigencia opositora apuesta, sin embargo, al desgaste de Milei impulsando una investigación manejada por el Congreso. La historia de las últimas cuatro décadas demuestra que las investigaciones parlamentarias no han servido para descubrir ninguna verdad. Sólo para dar prensa a los legisladores o acosar al poder de turno. Y algunas ni para eso.

Esto sucedió desde la payasesca comisión investigadora de la Italo a comienzos del gobierno de Alfonsín hasta la del ARA San Juan en tiempos de Macri. Pero el peronismo y el radicalismo insisten porque creen que, por primera vez en catorce meses, le entró una bala a quien los denigra constantemente. La credibilidad moral de, por ejemplo, los kirchneristas es baja por decir lo menos, pero eso no impedirá que el Congreso -que había sido domesticado en los últimos meses- vuelva a convertirse en territorio hostil.

Por último, el episodio enseña que el Gobierno deberá renunciar o al menos bajar el nivel de exposición de su principal activo electoral: el Presidente. Su presencia constante en las redes, su intervención en asuntos alejados de su competencia o responsabilidad amplían el riesgo de nuevas barrabasadas.

El personalismo es consecuencia del sistema institucional y político, pero quedó a la vista que exige capacidades de las que Milei carece. Es el primer presidente economista y acertó con la estabilización de las principales variables macro, pero debe administrar su liderazgo político con mayor eficacia. Cometió en ese plano un grueso error que a cualquiera de sus funcionarios le hubiera valido la “guillotina”. Se salvó porque es el único garante del equilibrio monetario y fiscal.