La victoria de Donald Trump en las últimas elecciones presidenciales en los Estados Unidos era posible predecirla debido a que el escenario visualizado de un triunfo se condecía con todo lo que venía sucediendo en el país en un nivel muldimensional, asegura el analista internacional Alejandro Laurnagaray de Urquiza.
Una realidad que sumada a la estrategia de campaña lo llevó al republicano a sumar “jóvenes, voto latino y voto de las mujeres”, explica el licenciado en Relaciones Internacionales y especializado en Estrategia y Geopolítica.
El académico porteño, de 45 años, también investigador, profesor universitario y divulgador de las Relaciones Internacionales, mantuvo un diálogo exclusivo con La Prensa en el cual abordó todos estos temas.
LA INVESTIGACION
-¿En que se basa su investigación sobre las elecciones en los Estados Unidos?
-Por mi profesión, hace ya un par de décadas que realizo estudios e investigaciones sobre los Estados Unidos. Siendo profesor de Estrategia, el elemento predicción y evaluación de escenarios es fundamental, así como la prospectiva, que siempre permite trabajar en la posible evolución del Sistema Internacional y donde Norteamérica es un eslabón clave. Las estadísticas, por otra parte, y principalmente las encuestas lógicamente no son determinantes, son herramientas de análisis, en las cuales en ocasiones existe mucho sesgo tanto en su realización como en su interpretación. Y puntualmente en las encuestas, a las que hay que aprender a leerlas, y eso lleva tiempo. Fue muy importante además realizar un estudio segmentado de la sociedad, actual e histórico, de la economía, del apoyo al gobierno, de la política exterior y su impacto interno, de la geopolítica, de la política sanitaria, social, impositiva, de subsidios, los respaldos de dirigentes políticos, las propuestas específicas, las estrategias de campaña, los aspectos personales de los candidatos, etc. Hemos considerado, por lo menos, 15 variables de análisis. En concreto, a diferencia de 2020 donde pudimos anticipar 5 días previos el triunfo de Biden, esta vez 10 días antes (el 25 de octubre) pude afirmar públicamente que Trump sería el ganador de las elecciones con la obtención de más de 290 electores. Finalmente, terminó con 312.
-¿Cuáles son los fundamentos que lo llevaron a anticipar los resultados de las presidenciales?
- En el caso particular y coyuntural de los Estados Unidos, no era fácil, pero sí era posible predecir el resultado debido a que el escenario visualizado de un triunfo de Donald Trump, se condecía con todo lo que venía sucediendo en el país en un nivel muldimensional: en la economía, en la sociedad, en la política exterior, en el seno de la administración demócrata, y un gran etc.
-¿Las encuestas fallaron?
-Se dijo abiertamente, y uno se puede cansar de leerlo en grandes titulares, que las encuestas fallaron, pero es no es del todo cierto, ya que 3 o 4 encuestadoras de las más de 25 que nosotros analizamos, acertaron en gran medida, y eran, entre otras cosas, las que guardaban un sesgo estadístico muy bajo. Es decir, que muy pocas encuestadoras lograban, entre sus encuestados, tener una representatividad amplia de la sociedad norteamericana, o por lo menos, de los ciudadanos del Estado donde era realizada dicha encuesta, principalmente en los pendulares. Ahí estaba una de las claves. Una de las que acertó fue Atlasintel, de origen brasilero. Hay que tenerla en cuenta.
¿Se subestimó el voto a Trump?
- Con respecto a la subestimación del voto a Trump, era sabido y anunciado que este fenómeno iba a producirse. Y así fue históricamente, tanto en 2016 como en 2020. No iba a ser la excepción ahora, de modo que el sesgo de respuesta -el encuestado no responde o no dice la verdad- también incluye este sesgo el voto vergüenza, también jugó su rol en muchos trabajos realizados.
- ¿Por qué creció el apoyo latino al magnate?
- Los grandes medios de comunicación contrarios a Donald Trump han instalado un perfil racista y xenófobo del magnate, y en muchas ocasiones puede interpretarse de esa manera, incluso a partir de sus propios dichos. Y el votante de color en su gran mayoría lo considera así. Pero la lectura completa, sobre todo para el voto latino y de otras minorías, debe hacerse desde el punto de vista cultural norteamericano y del mismo segmento migrante, y particularmente de los hispanos que viven en el país. No es la misma visión que se hace desde otras culturas. Una parte muy importante de inmigrantes hispanos, y de otros orígenes, que viven legalmente en los Estados Unidos, son críticos de las llamadas “fronteras abiertas”, ven al blanco que representa Trump como algo aspiracional, y especialmente rechazaban la política migratoria de la administración Biden, bajo una mirada incluso individualista. Hasta muchos votantes demócratas fueron críticos de la misma. Numerosos inmigrantes legales no desean para los aspirantes a vivir en el país, “el camino fácil” que ellos mismos no tuvieron. El trato discriminatorio, por decirlo suavemente, en muchas ocasiones es una constante histórica en parte de la población, no es patrimonio republicano. En concreto, esa visión crítica de la política migratoria demócrata, o por lo menos como era percibida, fue la visión de muchos, entre otros factores. La sociedad norteamericana está mutando en términos demográficos, pero no hay que caer en la deducción simple, de que a más migrantes más apoyo demócrata, es un error. El voto hispano a Trump estuvo muy subestimado, y sabíamos que no estaba bien medido. El crecimiento con respecto a la elección de 2020 fue de más del 10 por ciento. Es bastante, y subió entre mujeres y hombres latinos.
-¿Cuáles fueron las diferentes estrategias utilizadas por Trump en su campaña?
- La estrategia general, por un lado, apuntó a fortalecer los aspectos positivos y firmes de Trump, reducir las debilidades y aprovechar las debilidades de los demócratas, quienes tuvieron una mala estrategia, consecuencia de decisiones tardías y de una clara falta de liderazgo. En la teoría de la Estrategia, una de las herramientas de análisis más utilizadas se denomina FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas), recurso básico, pero fundamental, que es utilizado por equipos profesionales. La de Trump fue una estrategia bien elaborada y planificada desde hace años, y esas son las que funcionan en el momento y lugar adecuado. Eso sucedió.
Un claro lineamiento estratégico de Trump fue el que llamaron a “Maximizar a los hombres, contener a las mujeres”, ambos segmentos subieron con respecto a 2020. Han logrado adaptar a Trump a los cambios sociales, y minimizaron los aspectos negativos frente al electorado. Modificaron cuestiones que incluso republicanos criticaban, y sobre todo apuntaron a la juventud. De querer prohibir tik-tok, el candidato se transformó en referente en su uso, con videos junto a influencers, grupos de mujeres, etc. Aumentó mucho el voto joven.
- ¿Se puede afirmar que utilizó el “puerta a puerta”?
- Microsegmentó la campaña, que no es una herramienta nueva, pero la han usado exitosamente y eso no se veía en los medios, fue puntual en cada mitín. También usaron los llamados “cazadores de votos”, y la campaña “puerta a puerta”. Es el trabajo hormiga, tercerizado y organizado también a través de sitios web, donde un republicano convencido se inscribía y recibía datos para contactar a vecinos del mismo partido que no acostumbran a votar o estaban decepcionados. Esto fue clave, sobre todo en estados pendulares. Elaboraron mensajes claros, breves, gráficos, directos, sobre todo en temas económicos, lo que llegó a todos los sectores, y principalmente a los independientes, especialmente en la que consistía una clara debilidad de los demócratas: la gestión económica.
- ¿Qué consiguieron concretamente esas diferentes estrategias?
- Lograron identificar a Trump con la clase trabajadora obteniendo mayoría en la clase media -el voto del segmento más rico, de más de 200 mil dólares de ingreso anual, votó mayormente a Harris por cerca de un 8 por ciento de diferencia, aunque muchos no lo crean-, y se logró instalar a Trump como el “candidato de la paz”. Hay algo claro: los norteamericanos no quieren guerras, ni que el país se involucre de modo alguno. Consideran que hay mucho que resolver puertas adentro.
-¿Cuánto influyó la política exterior (tema Guerra) a la hora de votar?
- La política exterior de Biden fue percibida por el electorado en general como belicista, lo que además es cierto, y ello fue un verdadero problema para los demócratas. La sociedad norteamericana en su mayoría no quiere guerras, no desea que el país se involucre en conflictos en otras partes del mundo, aunque desde parte significativa del establishment político evalúen la posición geopolítica y el poder del país en base a poder influir en esos conflictos, lo que en parte también es cierto. Como estudioso y profesor de Estrategia y Geopolítica, conozco la historia y el planeamiento geopolítico norteamericano, y tanto Europa del Este como Medio Oriente son cruciales para su posición global. Pero considero que esa no es una estrategia adecuada para el mundo actual, multipolar, ni tampoco para la visión general de la sociedad norteamericana de hoy, que incluso ve a Trump como un mejor equilibrador de poder desde la Casa Blanca, y logró instalarse como un candidato Pacífico. Si lo es o no, es algo que veremos a partir del 2025. Este factor, y sobre todo la Guerra en Medio Oriente, aún más que la Guerra en Ucrania, fue clave, aunque las dos sumadas fueron un golpe duro. Y eso que Trump seguramente apoye con mayor fuerza al gobierno de Netanyahu. Pero aquí el foco de análisis debía estar puesto en la pérdida de apoyo de muchos votantes demócratas.
- ¿Y como se transformaron todos estos temas en las urnas?
- El magnate republicano sumó jóvenes, voto latino, voto de las mujeres, creció entre los hombres de distintos segmentos. Creció en 2.5 millones de votos con respecto a 2020, el que había sido su récord de apoyo. Aunque muchos creen que perdió apoyo del votante en aquella elección, en comparación con 2016, Trump había sumado más de 11 millones de votos en la contienda que perdió con Joe Biden. Lo que sucedió es que los demócratas sumaron mucho más apoyo en esa elección, y mucho de eso se perdió este año. Esos datos no se podían soslayar. En 2024 el magnate sumó aún más.
-¿Dónde estuvo la falla en la campaña de los demócratas?
-Con respecto al proceso electoral, los demócratas tuvieron una falla originaria, que fue la tardía decisión sobre el cambio del candidato. Más allá del debate sobre sí Harris era o no la candidata “ideal”, la renuncia de Biden a buscar la reelección se tomó demasiado tarde, por lo menos con más de un año y medio de retraso. En cualquier estrategia, el tiempo es clave, y fallaron gravemente. La crisis dirigencial en el Partido Demócrata y los intereses particulares fueron dos de las razones. Ambos errores se pagaron caro. Se dijo que no supieron comunicar los logros de gobierno, pero estaba a la vista que Biden tenía muchos problemas para gobernar, incluso ya de tipo cognitivo, pero él y su círculo íntimo se aferraban al poder y a la idea de reelección. El apoyo a la gestión era bajo, y Harris es parte clave de la gestión saliente, no lograron revertir ni plantear estrategias claras para terminar con las guerras en el exterior, que tuvieron influencia incluso en la cuestión económica, muchos demócratas no se sintieron escuchados ni representados, ni siquiera desde lo discursivo. Los dirigentes demócratas se ocuparon demasiado en hablar negativamente de Donald Trump, no mostraron una postura clara con respecto a la regulación de las armas, y no lograron posicionar a Trump como la amenaza a la Democracia -fallaron aquí también-, ya que el déficit democrático era considerado en parte significativa con respecto al gobierno demócrata, más allá de ciertas posturas progresistas. Y allí hay otro debate, profundo que hay que hacer incluso a nivel global. La clase media norteamericana se siente decepcionada desde hace muchos años de la dirigencia política en general, y la administración Biden no fue la excepción. La falta de una estrategia y propuestas claras para lidiar con la cuestión migratoria fue otro factor decisivo, así como una postura belicista que no pudo ocultarse bajo fines declarados como altruistas, de ayuda a socios y aliados en su defensa contra enemigos. El rechazo a esta postura era bastante generalizado. Entre 2020 y 2024, el partido perdió apoyo, por lo menos, de 7 millones de votos. Es mucho.
- ¿Qué conclusiones puede sacar de los recientes comicios estadounidenses?
- Muchas veces se lo observa a Trump con el sesgo cultural desde la sociedad desde la cual se lo evalúa. Es decir, si soy argentino, o italiano o francés o coreano, tiendo a interpretar y juzgar los dichos de Trump de una forma particular, y además, a través de lo que me llega desde los medios de comunicación. Además, hay rasgos de la sociedad norteamericana que llegan también sesgados, por su enorme influencia internacional histórica de soft power. En definitiva, para analizar en forma certera una elección en los Estados Unidos, hay que quitarse las anteojeras culturales, algo que he hecho. No hay que guiarse por los títulos mediáticos, en los Estados Unidos juegan abiertamente para uno y otro candidato, y muchas informaciones y análisis son bastante sesgadas, incluso algunas encuestas. Y también había que tener en cuenta el factor apuestas, que son legales en los procesos electorales. El de los Estados Unidos es un proceso electoral complejo, y hay que analizar profesionalmente diversas variables, tomarlas con pinzas, pero sí es posible anticipar el resultado. Lo hemos logrado en 2020, y ahora de nuevo en 2024.