En este nuevo aniversario de la Revolución del 25 de Mayo de 1810 que dio origen al primer gobierno patrio, los radicales tenemos de satisfacción, el orgullo, el honor y la responsabilidad de celebrar también que las ideas que le dieron origen y sustento a la Unión Cívica Radical, son las mismas que lo fueron constitutivas de nuestra Nación.
Es que sin pretender forzar interpretaciones históricas de los sucesos revolucionarios de hace dos siglos, no nos equivocaremos si tenemos presente que, como reza nuestra Profesión de Fe Doctrinaria (1948): "El Radicalismo es la corriente histórica de la emancipación del pueblo argentino, de la auténtica realización de su vida plena en el cultivo de sus bienes morales y en la profesión de los grandes ideales surgidos de su entraña. Hunde sus raíces políticas en lo histórico de la nacionalidad y constituye una requisitoria contra toda filosofía material de la vida humana y del destino de la Nación en el mundo".
El primer doctrinario radical del siglo XX fue una auténtica eminencia en la cuestión de la argentinidad, y no por casualidad se adscribió a las filas de la Unión Cívica Radical donde lo recibieron según sus propias palabras "los nietos de los próceres y los hijos de los inmigrantes".
Ricardo Rojas, el intelectual orgánico radical de las décadas del treinta y del cuarenta en su obra cumbre "El Radicalismo de Mañana" (1932) subrayaba que el mismo Juan Bautista Alberdi afirmó que los hombres que hicieron la Revolución de Mayo se propusieron "proclamar y establecer en la América del Sud el dogma de la soberanía radical del pueblo", remarcando "la filiación histórica del radicalismo...de nuestras seculares luchas por la democracia en que hallamos la clave de nuestra dolorosa génesis".
Para continuar señalando que "el ideal de 1810 debía ser realizado por las generaciones siguientes, y por eso el radicalismo sigue luchando para la realización del programa radical de Mayo...el radicalismo de mañana podrá sin esfuerzo comprobar su filiación secular, identificándose con las fuerzas biológicas que crearon la nacionalidad, que la emanciparon y que la organizaron como una asociación democrática".
MATRIZ IDEOLOGICA
En esa comprobación de la auténtica matriz ideológica del radicalismo no nos resultará difícil enlazarla con la tradición republicana, democrática y federal que encarnaron Moreno, Castelli, Belgrano, Monteagudo, Artigas y Dorrego y que, ochenta años después aquel primer grito de libertad se amplificó en la Revolución del Parque bajo las órdenes de otra generación liderada por Alem, Del Valle e Yrigoyen que dedicaban su causa al mismo ideal constituyendo apenas un año después el primer partido político orgánico de América del Sud: la Unión Cívica Radical que recogía aquel programa condensado en la Constitución Nacional de 1853 a cuya vigencia consagraba su razón de ser.
Entendemos al radicalismo una permanencia que no depende de circunstancias. Ha superado ya varias crisis y pronósticos agoreros de extinción a través de los tres siglos de historia argentina que ha sabido transitar.
Para una Nación que celebra sus doscientos doce años de vida, la existencia de un partido político como la Unión Cívica Radical de algo más de ciento treinta años denota una profunda y arraigada tradición que merece exaltarse y renovarse en forma contínua, ya que a lo largo de su trayectoria histórica el radicalismo ha sido y sin dudas seguirá siendo modelo y paradigma para gran parte de la sociedad que lo vislumbra como garantía y reaseguro de los ideales de Mayo, constitutivos de nuestra nacionalidad, que celebramos por estos días.