Opinión
El análisis del día

El pa(c)to rengo

Por José Luis Rinaldi

El señor Presidente, al conmemorar en la ciudad de Rosario un nuevo aniversario de la muerte del Gral. Manuel Belgrano, ha vuelto a convocar, ahora en forma más amplia, a suscribir el Pacto cuya fecha original debió ser el 25 de mayo pasado.

LA AMPLIACION DE LA CONVOCATORIA

Estimo importante y significativo que se haya ampliado la convocatoria en cuanto a la concurrencia, incluyendo ahora a otros estamentos de la sociedad y a toda la ciudadanía. En definitiva, somos los ciudadanos quienes, con la aceptación pacífica del duro sacrificio que se nos está solicitando hacemos posible que el futuro ya no sea tan oscuro; porque esto es necesario decirlo y también agradecerlo, Señor Presidente.
Los gobernantes nos van marcando cierto rumbo, pero solo si el esfuerzo diario del ciudadano común está presente, con el reconocimiento sin resentimientos ni odios que nos hemos empobrecido en aras de un sinceramiento económico y un cambio de paradigmas, puede avanzarse en el camino arduo que se han trazado y que esperamos resulte exitoso.

Sin embargo, la ampliación del número de los convocados para el 9 de Julio no es suficiente para merecer el título de Pacto de Mayo, o Pacto fundacional, o Bases para un nuevo consenso.

LA AMPLIACION FALTANTE

Resulta necesario otro tipo de ampliación: la del contenido del mismo Pacto que será seguramente firmado por la mayoría de los asistentes. La lectura atenta de los puntos ya conocidos del Acuerdo enumerados en la apertura de las sesiones del Congreso, nos llevan a concluir que de los diez puntos propuestos, nueve de ellos se vinculan a aspectos económico-financieros- fiscales-comerciales, y solo uno, el numeral 9, se relaciona con el orden institucional, al proponer una “Reforma política estructural”.

Poner en duda la crisis económica que está viviendo la Argentina, con índices de los más preocupantes en el mundo, solo puede estar movida por razones ideológicas o de baja (quizá bajísima) política partidaria. Sí cabe distinguir entre las medidas que se toman en búsqueda de un saneamiento serio y perdurable, y las consecuencias, seguramente no deseadas que provoca en la realidad económica y en especial, en los asalariados, la economía informal y la clase pasiva, por lo que cabe analizar en qué forma se puede paliar dentro de las posibilidades, la gravedad del día a día. La gravedad de la crisis puede justificar que el alto número de puntos del Pacto propuesto vinculados al saneamiento económico y a crear un “clima” favorable para el pleno desarrollo, a través del respeto a la propiedad privada, posibilitar inversiones legítimas, más empleo, crédito accesible, reforma del sistema previsional, aprovechamiento de la coyuntura internacional y otras tantas medidas propias de una economía necesitada de un rápido crecimiento a partir de bases sólidas.

Pero el país es más que eso; somos una comunidad que aspira a una vida plena, concepto que excede y mucho lo crematístico. Cuestiones cruciales como la educación, la seguridad, la salud, la justicia, la defensa, la cultura, la política internacional, nuestra inserción en el mundo preservando los valores heredados, la ética pública, el federalismo, la búsqueda de la concordia entre los ciudadanos, el reencuentro con nuestro ser nacional… son todos temas que deberían ser incorporados al Pacto, o al menos, ser mencionados en un preámbulo, como necesarios, importantes, que están presentes en los firmantes del Pacto, que también serán atendidos y en todo caso, que la ansiada mejoría en lo económico no los olvida ya que está orientada a mejorar todas esas realidades que hoy parecen postergadas. Y más aún, implementar alguno de esos puntos no requieren de fondos públicos.

Sin referencia a estos temas, será un acuerdo mas, importante, pero no podremos darle el carácter de “fundacional”, de “nuevo contrato social”, o de nuevo consenso o que nos permita superar “las antinomias del fracaso”.

Encontremos la forma de que el Pacto de Mayo no se quede rengo; que sea realmente refundante, que la ampliación de su contenido nos entusiasme a comprometernos con sus metas, y para ello, que incluya lo que queremos y debemos ser, que supera las meras expectativas económicas.