Opinión
Siete días de política

El orden fiscal estabiliza la economía y ordena la política

La “motosierra” terminó siendo la piedra angular de un gobierno al que políticos y analistas desprecian, pero al que siguen sin encontrarle la vuelta. El apocalipsis cambiario faltó a la cita.

El insólito gobierno de Javier Milei hizo callar a sus detractores que vienen profetizando desde el 10 de diciembre el apocalipsis económico y político. Tuvo su mejor semana desde que ingresó a la Casa Rosada con una suma de noticias positivas provenientes de la economía y de la política que no se recuerda de ninguno de sus antecesores que asumieron en las habituales crisis de los cambios de gobierno.

Los mercados reflejaron una euforia que no para. Los dólares libres continuaron para abajo. El MEP (bursátil) rompió la barrera de los $1100, la brecha quedó en menos del 10%, cada vez más cerca de la convergencia. El Central compró más de US$ 600 millones en la semana. Las acciones argentinas subieron en Buenos Aires y Nueva York con récords históricos.

Los bonos de la deuda también subieron y el riesgo país perforó hacia abajo los 800 puntos.

El inesperado fenómeno económico y financiero que dura 10 meses tiene dos causas fundamentales. La primera, fiscal. El viernes el ministro Luis Caputo informó que en octubre el superávit financiero había superado los 532 mil millones de pesos. Lo crucial es la comparación de ese número con el de hace un año. En octubre de 2023 con Massa y el luctuoso “plan platita” el resultado había sido inverso: un déficit de 454 mil millones. La diferencia ajustada por inflación es de 1800 billones. El superávit financiero acumulado en 2024 es de 2965 billones, un 0,5% del PBI.

La segunda causa de la racha positiva en los mercados es el convencimiento de que el gobierno no cederá a la política, seguirá ajustando el gasto público y pagará la deuda. A Milei los operadores le creen como no le creyeron a Mauricio Macri.

El único riesgo es que se desestabilice el mercado cambiario que no se rige por la lógica fiscal. En ese sentido la inquietud está enfocada en el “carry trade”. Pero hacia el fin de semana circuló la versión de la presunta decisión de Donald Trump de otorgarle a la Argentina fondos -vía FMI- para liberar el cepo. En esos momentos el libertario estaba en plena apoteosis en Florida, USA, exultante y flanqueado por Trump, Elon Musk y la élite conservadora. Si ese préstamo aparece, las reservas le permitirían al oficialismo llegar a las elecciones del año próximo en una posición de fuerza.

El orden fiscal trajo además otra noticia impactante: la inflación al 2,7% en octubre. La caída vertical del costo de vida significó un fuerte mazazo para la oposición kirchnerista-radical-peronista-izquierdista, etcétera. También fortaleció al gobierno en sus enfrentamientos con el sindicalismo y con la oposición en el Congreso.

En materia sindical hizo que los gremios aeronáuticos cedieran privilegios gozan bajo la amenaza de liquidar Aerolíneas Argentinas. Durante la semana también se conoció que el líder cegetista Carlos Acuña volvía a quedar procesado por el bloqueo a una estación Shell. La denuncia era de 2021. El cambio de clima político se filtra en el escenario del poder.

Otro hito de la semana fue la confirmación de la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua de Cristina Kirchner. Era previsible, pero aportó algunas novedades como la escasa concurrencia de militancia a Comodoro Py y al acto en el conurbano en el que la ex vice esperó la noticia. Milei aprovechó la ocasión para quitarle la pensión de privilegio, medida que más allá de cualquier otra consideración fue un claro ejemplo de “jueguito para la tribuna”.

Pero Cristina Kirchner, flamante jefa del PJ y aspirante a líder opositora, no fue la única en sufrir las consecuencias de la consolidación del gobierno. La amenaza en la Cámara de Diputados de los bloques anti-Milei de modificar la ley que reglamenta los DNU para quitarle una herramienta indispensable al gobierno fracasó. Lo hizo de manera casi clandestina, porque los medios que le habían dado gran despliegue al pedido de sesión y profetizaban un grave daño político para el presidente, dieron mucha menor relevancia al candado que el oficialismo le puso al recinto.

Muy lejos del quorum, los que convocaron a la sesión no ocuparon sus bancas. Contra lo habitual en esos casos dejaron pasar la oportunidad de tener todos los medios en los palcos para despacharse a gusto contra Milei. Tanta fue la frustración que ni siquiera fueron a hacer declaraciones a Pasos Perdidos (ver “Mal debut para Martínez”).

La causa de la derrota fue que los gobernadores ordenaron a sus legisladores no atacar al gobierno que los amenazaba con no aprobar el presupuesto 2025. Las provincias iban a quedar a merced de la discrecionalidad del Tesoro en un año electoral y obraron en consecuencia. Otro ejemplo de política rancia como el “jueguito para la tribuna” de la que el libertario no se priva.