Hacía pocos meses que el ambiente futbolístico internacional había caído rendido al poderío argentino. Todos aplaudían al Matador Mario Alberto Kempes, el gran héroe de la consagración de la Selección que dirigía César Luis Menotti en el Mundial ´78. También se asombraban con las increíbles atajadas del Pato Ubaldo Matildo Fillol o con la firmeza de Daniel Passarella, El gran capitán. Cuando todavía retumbaban los festejos albicelestes, apareció en escena Boca y con una actuación histórica goleó 3-0 al Borussia Mönchengladbach en suelo alemán y se quedó con la Copa Intercontinental. Así, cuando el tema obligado era el equipo del Flaco, el mundo descubrió a Boca y comprendió que el país del colectivo, la birome y el dulce de leche era, además, la mayor potencia del más popular de los deportes.
Ese 1 de agosto de 1978 Boca protagonizó una hazaña inesperada. Viajó a Alemania para enfrentar a un muy buen equipo que había sido campeón en su país en 1970, 1971, 1975, 1976 y 1977, tiempos en los que vivió su período de esplendor con una formación en la que se destacaban tres miembros de la selección campeona del mundo en 1974: Berti Vogts (su nombre es Hans Hubert, pero para todos es Berti), Rainer Bonhof y Jupp Heynckes, además de una promisoria figura como Uli Stielike y el danés Allan Simonsen, ganador del Balón de Oro en el ´77.
Es cierto que cuando se midió con los auriazules el equipo dirigido por Udo Lattek ya no contaba con Stielike (transferido al Real Madrid), Bonhof (se fue al Valencia, donde fue compañero de Kempes) y Heynckes, quien se había retirado del fútbol. Pero seguía siendo un rival de temer, a pesar de que la revancha de la finalísima no pudo jugarla en su estadio, pues el modesto Bökelberg no poseía las condiciones necesarias para albergar un partido internacional de primer nivel. Tuvo que trasladarse al Wildparkstadion, de Karlsruhe, una ciudad ubicada a unos 300 kilómetros de Borussia.
Aquí conviene hacer un alto para aclarar algunas cuestiones importantes. El Mönchengladbach era el subcampeón de la Copa de Campeones de Europa (antecesora de la hoy famosa Champions League) de la temporada 1976/77, pues había perdido la final con el Liverpool.
Los ingleses se negaron a enfrentar a Boca, ganador de la Libertadores de 1977, repitiendo lo que Ajax había hecho en 1973 rehusándose a jugar contra Independiente, el rival que lo había molido a golpes un año antes. La violencia de los equipos sudamericanos -el ejemplo más contundente fue la paliza casi criminal que Estudiantes le dio al Milan en 1969- y la falta de incentivos económicos conspiraban contra esta competición que no les resultaba demasiado atractiva a los conjuntos del Viejo Continente.
Otro punto que requiere precisión es que a pesar de que Boca se impuso a los alemanes en 1978, su título corresponde al ´77, pues la final de ese año se demoró casi doce meses y la edición del ´78 no se disputó.
UN PRIMER TIEMPO ARRASADOR
El duelo de ida, el 21 de marzo en la Bombonera, había pasado casi inadvertido porque el país se alistaba para el Mundial. El 2-2 había dejado en una posición muy incómoda a Boca, que en esa oportunidad no había podido contar con Hugo Orlando Gatti, víctima de la lesión que lo había marginado de la Selección argentina.
Para la revancha, el Toto Lorenzo recuperó al Loco y diseñó con mucho cuidado la formación para jugar en Alemania. Entendió que necesitaba un equipo rápido y contundente.
Recurrió al joven pero veloz José Luis Tesare en lugar de Francisco Pancho Sa, uno de los pilares de una defensa que tampoco contó con Roberto Mouzo. En el medio apeló a jugadores con marcada vocación ofensiva como Carlos Salinas y Mario Zanabria, asistidos por el Chapa Rubén José Suñé, encargado de imponer presencia y recuperar la pelota en ese sector de la cancha. Ernesto Mastrángelo, José Luis Saldaño y Darío Felman aportarían vértigo adelante.
Cuando el árbitro uruguayo Roque Cerullo dio la orden para salir a jugar, Boca soportó unos instantes de asedio alemán. Pero muy pronto quebró la igualdad en el marcador con una aparición decisiva del mendocino Felman, quien regresó proveniente del Valencia para ese partido.
La sorpresa se apoderó del Borussia. La paridad se había quebrado demasiado temprano. Los alemanes apretaron todavía más contra la valla de Gatti, aunque debían lidiar con la rudeza de la retaguardia xeneize.
Con los de Lattek adelantados en la cancha persiguiendo la igualdad, Felman corrió por la banda izquierda y envió el centro que el Heber Mastrángelo -se impuso a Vogts durante todo el partido en el duelo individual- envió al fondo del arco de Wolfgang Kneib. Y casi inmediatamente, el Loco Salinas estiró la cuenta al ganarle el mano a mano al guardavalla.
En el segundo tiempo Boca se dedicó a manejar los tiempos con el ingreso del Toti Carlos Veglio por el Poroto Saldaño para unirse a la pausa que brindaban Salinas y Zanabria. Suñé -de gran labor- cortó todo en el medio. Más allá de algunos errores en las salidas, Gatti fue una suerte de oportuno líbero que respaldaba a la defensa cuando ésta se adelantaba; el Tano Vicente Pernía clausuró el lateral derecho y el Colorado Suárez maniató a Simonsen.
Todos estuvieron a la altura de las circunstancias y dejaron en claro que, después de la consagración argentina con Kempes, Fillol y Passarella como estandartes, el mundo estaba rendido a los pies del fútbol argentino. Y así como en junio había aplaudido a la Selección de Menotti, ese día de agosto descubrió a Boca.
Borussia Mönchengladbach 0 – Boca 3
Borussia: Wolfgang Kneib; Norbert Ringels, Wilfried Hannes, Horst Wohlers, Berti Vogts; Carsten Nielsen, Hans-Günter Bruns, Christian Kulik; Allan Simonsen, Helmut Lausen, Rudi Gores. DT: Udo Lattek.
Boca: Hugo Gatti; Vicente Pernía, José Luis Tesare, Miguel Ángel Bordón, José María Suárez; Carlos Salinas, Rubén José Suñé, Mario Zanabria; Ernesto Mastrángelo, José Luis Saldaño, Darío Felman. DT: Juan Carlos Lorenzo.
Incidencias
Primer tiempo: 2m gol de Felman (B); 33m gol de Mastrángelo (B); 35m gol de Salinas (B). Segundo tiempo: Carlos Veglio por Saldaño (B); Winfried Schäfer por Wohlers (BM); 27m Ewald Lienen por Lausen (BM).
Cancha: Wildparkstadion (Karlsruhe, Alemania). Árbitro: Roque Cerullo, de Uruguay. Fecha: 1 de agosto de 1978.