Señor director:
¡Saltó la liebre! Pero el misterio no está resuelto, ni mucho menos. ¿Quién esconde el mapa del Tesoro? Ya que la cosa parece extremadamente grave porque se trata de todo el oro que tenía en sus arcas el Banco Central argentino, que sin decir agua va volaron del país..
Y esto nos recuerda las novelas de piratas pero parece que no fue más que una decisión del gobierno a través de una decisión del Ministro de Economía que, sin embargo se consumó entre gallos y medianoche. Pero resulta que, por algún resquicio, la información llegó a la Asociación Bancaria que lo sacó a la luz y obligó al ministro Caputo a blanquear el dato con una tibia información. Sólo dijo que tenerlo en las bóvedas no generaba beneficios y que trasladado a otro lugar devengaba algún retorno. Más allá del término cuya connotación no es de las más felices a los oídos argentinos, no reveló dónde quedaron depositados los 4.700 millones de dólares que representan esos lingotes.
¿Por qué el secreto de la operación? Ni el Congreso de la Nación parece haber sido informado o consultado. Por otro lado, la autonomía del Banco Central fue avasallada impunemente y, por más que desde siempre el presidente mostró la voluntad de hacerlo desaparecer, sigue sosteniéndolo y con su régimen propio. Lo cual vuelve a mostrar que basta la voluntad autocrática para saltearse cualquier norma del sistema.
Pero, consumada la operación, hay detalles de mucha mayor importancia para la Argentina. Según trascendió, la carga partió a bordo de un avión de British Airways presumiblemente a un banco de Inglaterra. Si así fue, no hace falta ser muy sutil para darse cuenta de que se trata del país con el que tenemos el más poderoso litigio y la mayor hipótesis de conflicto cuando no respeta los mandatos de negociación por las Islas Malvinas ya convertidas en una fortaleza y donde se apropian de todas las riquezas que nos pertenecen en una burla flagrante a todas las reconvenciones internacionales y en nuestras propias narices.
Es lícito preguntarse qué pasaría si dichas reservas, parte del respaldo de nuestra economía y garantía ante posibles acuerdos comerciales con otras naciones, corrieran la suerte que en su momento corrió la Fragata Libertad. O directamente, en una nueva demostración de fuerza, Gran Bretaña se incautara de esos lingotes para someternos a su voluntad.
Si la medida no ha sido ingenua, cosa dudosa tratándose de quién endeudó a la Argentina colocando un bono a cien años, requeriría una investigación y un pedido de interpelación urgente demandando explicaciones públicas. Y de no ser satisfactorias, hacer valer la sanción más dura que podría llegar a la correspondiente a la traición a la Patria. Pero desgraciadamente ni el desastroso antecedente de la Baring Brothers nos ha hecho escarmentar.
Mientras, se sigue diciendo que no hay plata pero se otorgan 100.000 millones de pesos a la nueva SIDE para investigar vaya uno a saber qué.
Juan Martín Devoto
DNI 10.625.501