Opinión
La mirada global

El fin de la guerra en Ucrania

Por Walter Molano *

La guerra en Ucrania ya se estaba frenando antes de la elección de Donald Trump. Las demoras en la aprobación de fondos adicionales para Kiev, la disminución de la cantidad de soldados aptos para el combate y una ofensiva de verano (boreal) fallida ya habían ubicado a los ucranianos en una posición de desventaja. La posterior incursión en Kursk no hizo más que empeorar las cosas, al agotar hombres, armamentos y municiones en una operación que estaba destinada al fracaso debido a la enorme disparidad de recursos entre las dos naciones. Si bien Ucrania podría repeler potencialmente una invasión rusa, nunca estuvo equipada para invadir Rusia con éxito. Desafortunadamente para Kiev, la elección de Trump indicó que la inevitable conclusión de la guerra se está aproximando.
No obstante, en lugar de reducir las tensiones, ambas partes intensificaron sus ofensivas. Rusia intensificó sus ataques a la red energética de Ucrania, mientras que Kiev recibió la aprobación de Washington para utilizar armamento avanzado para ataques más profundos en territorio ruso. El presidente Vladimir Putin respondió reduciendo el umbral nuclear de Rusia si Bielorrusia o la soberanía o integridad territorial de Rusia se veían amenazadas. Estas acciones no enviaron señales de reducción de la tensión. Sin embargo, un análisis más detallado sugiere que ambas partes pueden estar preparándose para las negociaciones.
Ambas partes están agotadas. Se informa que Rusia ha sufrido casi 700.000 bajas y Ucrania se está quedando sin personal y municiones. Sin embargo, cada bando parece decidida a ganar terreno para fortalecer su posición en la mesa de negociaciones. Los puntos clave de la negociación incluirán la integridad territorial de Ucrania y Rusia, el destino de cientos de miles de millones de dólares en activos financieros rusos congelados y activos físicos occidentales de valor similar confiscados por Rusia. Otro tema crítico será la reconstrucción de Ucrania: cuánto se le exigirá a Rusia que pague y si Ucrania asumirá alguna responsabilidad por la reconstrucción de Kursk.
Además, la posible adhesión de Ucrania a la Unión Europea y la OTAN será de suma importancia, como también lo será el levantamiento de las sanciones que han excluido a Rusia de los mercados financieros, de materias primas y de productos occidentales.

EL FUTURO DE LOS BRICS
Aunque no es probable que sea un tema formal de negociaciones, la resolución del conflicto también afectará el futuro de los BRICS.
Putin defendió a los BRICS como un mecanismo para socavar al colectivo Occidente, proponiendo una nueva moneda de referencia y un sistema de compensación. Sin embargo, sin una autoridad monetaria unificada o un marco legal creíble para resolver disputas, parece improbable que los BRICS puedan crear una alternativa viable al dólar. Además, Rusia probablemente gravitará de nuevo hacia sus socios comerciales occidentales tradicionales, abandonando a sus contrapartes de los BRICS una vez que ya no necesite vender petróleo y gas con grandes descuentos.
Esto allanaría el camino para un renovado acercamiento, con Occidente ansioso por las materias primas rusas baratas y Rusia ansiando el acceso a los mercados y productos occidentales. Ambos combatientes pueden tratar de posicionar al presidente Trump como un protagonista central en el proceso de paz para congraciarse con Washington y tal vez incluso allanar el camino para un premio internacional de la paz. En última instancia, la guerra puede llegar a ser vista como una reliquia de la dinámica de la Guerra Fría y de las ambiciones frustradas de expansión europea: una pesadilla lejana.

* Analista jefe del BCP Securities.