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Crítica: "La araña vampiro" por la que Martín Piroyansky fue el mejor actor en el Bafici

El escozor de un insecto

El filme tiene un interesante punto de partida, pero luego se vuelve monótono y no queda claro si se pretendió contar una historia fantástica, o el relato de iniciación de un joven, que impone su valiosa templanza ante la adversidad.

"La araña vampiro". Argentina, 2012. Dirección: Gabriel Medina. Guión: Gabriel Medina y Nicolás Gueilburt. Fotografía: Lucio Bonelli. Actores: Martín Piroyansky, Alejandro Awada, Jorge Sesán y Ailín Salas. Presenta: Aura Films. Duración: 97 minutos. Calificación: Para todo público.

El nuevo filme de Gabriel Medina, del que en 2008 se vio su muy lograda "Los paranoicos", elige una trama más intimista, de un carácter épico-existencial para contar lo que sucede con la vida de un joven, en una circunstancia especial de su vida.
 
"La araña vampiro" tiene algo de relato de iniciación, de ese tránsito de la adolescencia a la adultez, que a veces se hace muy difícil de atravesar para cualquier chica o chico. En este caso, al comienzo sus protagonistas son dos: Jerónimo (Martín Piroyansky) y su padre Antonio (Alejandro Awada).
 
ALGO TEMEROSO
 
El muchacho de veinte años no se sabe bien por qué está medicado, se lo ve introvertido, temeroso y no demasiado a gusto de vivir a solas en una cabaña alejada de la ciudad, junto a su progenitor.
 
Pero a poco de comenzar la historia, aparece un elemento que dispara el conflicto del relato. Durante la noche, Jerónimo se despierta de improviso y descubre que una araña de gran tamaño camina lentamente sobre su almohada. El muchacho se levanta rápidamente y el temor se apodera de él a tal punto, que decide irse a dormir a un auto. A la mañana siguiente su padre lo lleva a un puesto sanitario y una médica le aplica una inyección.
 
Poco después Jerónimo entra en un estado de inquietud que lo lleva a consultar a una chica del lugar, Camila, una silenciosa mujer que le aconseja ir a ver a un curandero y éste a su vez lo lleva a conocer a un baqueano, conocido como Ruiz (Jorge Sesán), el que le dice que la picadura de ese insecto es mortal, porque se trata de una especie rara en el lugar y que la única forma de curarse es que lo pique otra araña.
 
EN EL CAMPO
 
A partir de ese momento Jerónimo y Ruiz comienzan una travesía atravesando campos de pastos secos, rocas y tierra. El chico teme de ese extraño ser, que de a ratos bebe o habla solo. En un momento Ruiz bebe algo extraño y pierde el control del lugar al que se dirigían, por lo que Jerónimo parece ser el único que conserva la cordura.
 
El filme de Medina tiene un interesante punto de partida, pero luego se vuelve monótono y no queda claro si se pretendió contar una historia fantástica, o el relato de iniciación de un joven, que impone su valiosa templanza ante la adversidad. Martín Piroyansky le aporta una valiosa actuación a esta película que adolece de una mayor dosis de suspenso.
 
Calificación: Regular