Política
Mirador político

El escenario político en construcción

Sergio Massa prepara su vuelta con una reunión de su grupo político anunciada para el sábado. Su prematuro retorno es otra prueba de que el sistema partidario sigue sin registrar su derrota a manos de un “outsider” como Javier Milei. También de que su naturaleza es conservadora y está anquilosada en posicionamientos, liderazgos e ideologías que lo llevaron a esa inesperada derrota.

Más allá de su responsabilidad en el actual desastre económico, Massa irrumpe para dar batalla en la interna peronista. Su cruzada es contra el liderazgo de Cristina Kirchner, el único en el peronismo desde la muerte de su marido.

Una semana atrás la facción de Massa se pronunció en contra del fraude chavista, desconoció el resultado proclamado por el régimen y le exigió que presentase las actas de votación. Fue el primer movimiento para tomar distancia de su antigua socia que demoraba una respuesta clara ante la violación de la democracia de sus compañeros de ruta venezolanos.

Pero la demora le sirvió de poco, porque el régimen de Nicolás Maduro la castigó a través de Diosdado Cabello que la acusó de traicionar la herencia peronista. También de entregar el gobierno a la derecha, algo que no piensa hacer el chavismo gane o pierda elecciones.

En realidad el problema de Cristina Kirchner es menos la reaparición de Massa que el cortocircuito ideológico y de posicionamiento que le genera un chavismo cada vez más desembozadamente dictatorial y violento. Maduro es una piedra en el zapato además para otros compañeros de ruta de la región como Lula y López Obrador y la señal más evidente de la polarización en aumento que hace inviable los planteos de la izquierda progre. Exactamente el mismo lugar del arco ideológico en el que quiere instalarse Massa. La polarización crece en Europa por la inmigración africana e islámica y en América latina por las violaciones a la democracia, la miseria y el exilio de millones de personas.

En Argentina la aceleró el triunfo de un gobierno antipopulista que ejecuta un plan de shock fiscal, controla la agenda pública, mantiene la iniciativa y no sólo representa un desafío para el peronismo. Mauricio Macri también ha comenzado a luchar denodadamente para que el PRO no sea absorbido por Milei. Busca diferenciarse con documentos como el que anteayer distribuyó la Fundación Pensar con críticas a la situación económica.

Pero a la derecha de Milei no hay lugar y a la izquierda están Cristina Kirchner y Axel Kicillof que son una fuente de constante deleite para el presidente. En particular cuando comprueba su incompatibilidad con la realidad como sucedió con la pérdida por parte de la provincia de Buenos Aires de una gigantesca inversión para construir una planta de gas.

La “izquierda” peronista es funcional al gobierno y la derecha -sea del PRO o del PJ- corre el riesgo de ser absorbida por Milei, si no se produce una catástrofe económica. Por eso el escenario político en construcción representa un rompecabezas para una oposición que lo enfrenta con repuestas anacrónicas.