Opinión

El clima electoral es cada vez más favorable al oficialismo

SIETE DIAS DE POLITICA. A pedir de Macri: ventaja en las encuestas, índices económicos positivos, impulso a la obra pública, sindicalistas en la cárcel, Julio De Vido ante la Justicia, Cristina Kirchner en los medios.

La campaña marcha tan bien para el oficialismo que ya hay dirigentes preocupados por el posible efecto perjudicial de un actitud triunfalista. Al comité de campaña de Esteban Bullrich llegaron mediciones que justifican tanto el optimismo como la cautela: Sergio Massa estaría transfiriendo cuatro puntos de su cosecha de agosto al candidato de Cambiemos y caería del 15 al 11% de los votos. Bullrich podría llegar a los 38.

En cambio la polarización trasladaría muy pocos de los votos massistas a Cristina Kirchner. Florencio Randazzo, por su parte, retendría la amplia mayoría de sus apoyos. De mantenerse la tendencia, el triunfo de Bullrich está a la vuelta de la esquina.

Las encuestas no son infalibles pero todos están actuando como si la victoria oficialista se diera ya por descontada. Todos. Incluso el kirchnerismo. Es porque no paran las novedades a favor del macrismo.
En primer lugar los índices económicos. La actividad aumenta, el empleo registrado también, la inflación y la pobreza disminuyen. Lo que hasta hace tres meses era una mejoría que no se palpaba en la calle ha pasado a ser una suerte de expectativa propicia para el futuro económico que infla las velas de los candidatos del gobierno.

Pero esa moderada (y precaria) reacción de algunas variables macro tampoco alcanzaría para explicar por qué el macrismo está convencido de que triunfará. Entre los factores que alientan el optimismo hay que computar el derrumbe opositor que tiene algunas facetas espectaculares como la del apresamiento del sindicalista Juan "Pata" Medina.

Su filiación kirchnerista, su patrimonio delirante y sus amenazas de "incendiar" la provincia de Buenos Aires si la justicia lo detenía parecen el sueño dorado de cualquier consultor de campaña PRO. Decenas de horas de televisión expusieron ante las cámaras uno de los "centros de corrupción mafiosos" que denuncia habitualmente Elisa Carrió, haciéndole el trabajo a ella y a todos sus compañeros de lista.

Las andanzas de Medina son conocidas desde hace tiempo. Menos conocido, sin embargo, resulta el peso negativo que tenían sobre la actividad de la construcción por la exigencia de "peajes" y el matonismo que no sólo encarecía costos, sino que también paralizaba obras.

Es este último (no sólo la moralidad pública) el principal factor que llevó al gobierno a sacarlo de circulación. Algo similar ocurrió con el "Caballo" Suárez y su férreo control de la actividad portuaria.

Todos aquellos que frenen la economía exigiendo "peajes" deberán enfrentarse con la Justicia. Los jueces comprueban que esos gremialistas ya no cuentan con protección política y actúan en consecuencia.

La expectativa de triunfo electoral del macrismo ha sido también nítidamente percibida en Tribunales. La situación que había mantenido durante muchos años a personajes como Julio De Vido lejos del banquillo de los acusados se modificó bruscamente y el ex funcionario tuvo que dar la cara por la muerte de más de medio centenar de pasajeros del Ferrocarril Sarmiento en Once. Es la primera etapa de un proceso que se acelerará si en las generales se confirma la derrota de la ex presidenta.

Más allá de la lucha contra la corrupción y la incipiente reactivación económica, también juegan a favor del oficialismo, en especial en el conurbano, las obras de infraestructura puestas en marcha hace varios meses pero cuyo proceso ha ido madurando. Asfalto, cloacas, viaductos, metrobús, etcétera, llegarán a las generales de octubre en pleno desarrollo.

Frente a este panorama la reacción de Cristina Kirchner también ayuda a Cambiemos. Como corre de atrás, se ha visto forzada a abandonar el silencio y exponerse ante los medios. El hecho de que hable ante periodistas complacientes no evita el desastre. Cada vez concede algo más. Admitió que hubo corrupción en su gobierno y tuvo que referirse a la tragedia de Once. Contra toda prudencia le echó la culpa al conductor del tren y no a la catastrófica situación del servicio ferroviario sobre la que su gobierno había sido alertado repetidamente.

Su problema es la realidad, por lo que cualquier intento de disfrazarla con excusas termina mal. Si la caída del "Pata" Medina marca el colapso de un sistema, CFK por televisión es el colapso del "relato". Todo, por ahora, juega a favor de Macri.