Por Martín Calveira *
El canje de deuda tiene el objetivo de descomprimir los vencimientos de deuda en pesos, principalmente previo a los meses de las elecciones primarias, que se estiman en $12 billones en el período marzo-julio, más del doble de la base monetaria de principios de marzo ($5,16 millones). No obstante, los títulos a canjear corresponden a los vencimientos de marzo-junio por un monto de $ 7 billones.
El objetivo es positivo ya que se intenta la liberación de esa masa de dinero y así evitar un salto abrupto del tipo de cambio. En definitiva, de ser exitoso se desactiva temporalmente una escalada inflacionaria ante la eventualidad de que esos títulos se dolaricen por el mayor nivel de incertidumbre previo a las elecciones.
El aspecto discordante es que la oferta de los nuevos títulos se compondrá de un 80% de bonos que ajustarán por CER y de un 20% con bonos duales, es decir, que ofrecerán cobertura cambiaria o inflacionaria, de acuerdo a lo que sea más conveniente para el inversor.
Sabiendo de la probabilidad de intento de corrección de precios el año próximo, principalmente precios de bienes, tarifas y tipo de cambio, ajustes previos al inicio de un eventual programa de estabilización, los efectos redistributivos de esos bonos podrían ser sustanciales, pues una devaluación es pérdida de poder adquisitivo de los ingresos para los ciudadanos.
La problemática subyacente es cómo evitar que los costos de ordenar la economía (ajuste) del año próximo no implique una marcada redistribución del ingreso y, en simultáneo, iniciar un proceso de mayor sostenibilidad macroeconómica. La respuesta se sitúa más en aspectos de gestión política que económica.
Una salida, ciertamente poco convencional para el caso argentino, es que tanto el gobierno saliente como entrante comiencen a gestionar medidas de corrección. El cambio de expectativas y la generación de cohesión sobre la gestión serán fundamentales en el éxito de las propuestas.
En ese sentido, no fue casual el buen desempeño de los primeros gobiernos de Carlos Menem y Néstor Kirchner cuyos predecesores implementaron medidas con acuerdos previos que contribuyeron a la nueva gestión.
Otro de los elementos centrales, principalmente sobre el factor sostenibilidad, es que se deben incorporar políticas que impulsen la productividad e inclusión social ya que no alcanza sólo con estabilizar. El elemento central en los casos exitosos de rápida industrialización, no fue sólo estabilizar y tranquilizar la economía, sino impulsar la inversión en capital humano y físico en virtud de expandir la frontera productiva y la sostenibilidad.
* Economista del IAE Business School de la Universidad Austral.