Una dieta saludable se asocia con una mejor autoestima y menos problemas emocionales en los niños, independientemente de su peso. Así concluye un nuevo estudio realizado en ocho países, que también recoge datos a la inversa: la autoestima se vincula con pautas que restringen el consumo de azúcares y grasas, y fomentan el de pescados y verduras.
Tener pocos amigos o ser objeto de burlas son algunos de los problemas emocionales que sufren cada día muchos niños y niñas. Ahora, un estudio publicado en la revista ‘BMC Public Health’ vincula estos aspectos con la alimentación.
El trabajo asocia la ingesta de productos saludables con una mejor autoestima y menos trastornos emocionales en los menores, más allá de su peso corporal. De la misma forma, una mejor autoestima se relaciona con una mejor adherencia a las pautas de alimentación sana.
"Una dieta saludable puede mejorar el bienestar de los niños", explica Louise Arvidsson, una de las autoras de la Universidad de Gotemburgo (Suecia). "En los pequeños hay una asociación entre el cumplimiento de las pautas dietéticas saludables y un mejor bienestar psicológico -lo que incluye menos problemas emocionales, mejores relaciones con otros niños y una mayor autoestima- dos años después", añade.
EL ESTUDIO
Tras examinar a 7.675 niños de dos a nueve años de ocho países europeos (Bélgica, Chipre, Estonia, Alemania, Hungría, España y Suecia), los investigadores encontraron que una puntuación mayor en un índice de adherencia alimentaria saludable (HDAS) al inicio del estudio estaba asociado con una mejor autoestima y menos problemas emocionales y con sus semejantes un par de años después.
Además, las asociaciones entre HDAS y el bienestar fueron similares para los niños que tenían un peso normal y los que sufrían sobrepeso. "Fue sorprendente descubrir que la asociación entre la dieta inicial y un mayor bienestar dos años después era independiente de la posición socioeconómica de los niños y su peso corporal", añade Arvidsson.
El HDAS tiene como objetivo capturar el cumplimiento de las pautas dietéticas saludables, que incluyen limitar la ingesta de azúcares refinados, reducir las grasas y comer frutas y verduras.
Un HDAS más alto indica una mejor adherencia a las recomendaciones, es decir, una alimentación más saludable. Las pautas son comunes a los ocho países incluidos en este estudio.
PESCADO Y VERDURAS
Los autores utilizaron datos de un estudio prospectivo de cohortes que pretende comprender cómo prevenir el sobrepeso en los niños y al mismo tiempo considerar los múltiples factores que contribuyen a ello.
Al comienzo del período de estudio, se les pidió a los padres que informaran con qué frecuencia por semana sus hijos consumían alimentos de una lista de 43 artículos. Dependiendo de su consumo de estos alimentos, a los niños se les asignó una puntuación HDAS.
El bienestar psicosocial se evaluó en función de la autoestima, las relaciones con los padres, los problemas emocionales y con los compañeros. También se midieron la altura y el peso de los niños. Todos los cuestionarios se repitieron dos años después. El estudio es el primero en analizar los componentes individuales incluidos en el HDAS y sus asociaciones con el bienestar de los niños.
Los autores encontraron que la ingesta de pescado de acuerdo con las directrices (2-3 veces por semana) se asoció con una mejor autoestima y con una ausencia de problemas emocionales y entre compañeros. La ingesta de productos integrales se asoció con una falta de conflictos entre iguales.
Las asociaciones iban en ambas direcciones, es decir, un mejor bienestar se relaciona con el consumo recomendado de frutas, verduras, azúcar y grasa; una mejor autoestima se asocia con la ingesta de azúcar de acuerdo con las directrices; las buenas relaciones con los padres con el consumo de frutas y verduras ponderado; menos problemas emocionales con la toma de grasa aceptable; y menos problemas con los compañeros se asocian con el consumo de frutas y verduras saludable.
POR CONFIRMAR
Los autores advierten que los niños con mala alimentación y bajo bienestar eran más propensos a abandonar los estudios y, por lo tanto, estaban subrepresentados en el seguimiento a dos años, lo que complica las conclusiones acerca de las verdaderas tasas de mala alimentación y bajo bienestar.
Es más, como el estudio es observacional y se basa en datos facilitados por los padres, no es posible extraer conclusiones sobre la causa y el efecto. "Estas asociaciones deben confirmarse en estudios experimentales que tengan en cuenta a los niños con diagnóstico clínico de depresión, ansiedad u otros trastornos del comportamiento, en lugar del bienestar informado por los padres", concluye Arvidsson.
EN LA ARGENTINA
En tanto, la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) hicieron en noviembre último un llamado para garantizar el derecho a una alimentación saludable en los niños, en momentos en que el país tiene una de las tasas más alta de sobrepeso infantil en América Latina, lo cual puede comprometer la salud de generaciones futuras.
En el marco de la Semana por los derechos del niño que promueve la SAP, ambas instituciones acordaron trabajar en forma conjunta en iniciativas que buscan promover el acceso a una alimentación saludable para prevenir el creciente sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes del país.
En este sentido, uno de los objetivos que forma parte de la `Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible' adoptada por los Estados Miembros de las Naciones Unidas (incluida la Argentina) refiere a poner fin a todas las formas de malnutrición.
La Argentina tiene la segunda tasa más alta de sobrepeso en menores de cinco años de América Latina y el Caribe con un 9,9%, según el Panorama de Seguridad Alimentaria y Nutricional elaborado por OPS/OMS y la FAO.
"Casi nueve de cada diez alimentos que se publicitan durante los programas infantiles de la TV argentina tienen bajo valor nutritivo y alto contenido en grasa, azúcares o sal, de acuerdo con un análisis hecho por la Fundación Interamericana del Corazón (FIC)", remarcaron desde la OPS y la SAP.
En adolescentes de 13 a 15 años, el sobrepeso aumentó un 17% en cinco años, al pasar del 25% (2007) al 29% (2012), según cifras oficiales. El consumo de alimentos ultraprocesados -con cantidades elevadas de sodio, azúcares, grasas, añadidos en la fabricación, como pueden ser snacks y bebidas azucaradas-, es un importante contribuyente a la epidemia de obesidad y al aumento del sobrepeso que afecta a América Latina, indicaron ambas entidades.
La OPS/OMS y la SAP afirmaron en este sentido que es necesario -tal como se señala en el Plan de acción para la prevención de la obesidad en la infancia y adolescencia de OPS/OMS- avanzar en regulaciones para proteger a los niños de la publicidad de productos alimenticios y bebidas con altos contenidos de azúcar, grasas y sodio, que además son promocionados como saludables y utilizan personajes animados para captar la preferencia de padres y niños.