Formas de acomodarse a la catástrofe
Por Marcos Nuñez
Descalza. 58 páginas
Una misma intención ejecutada con variaciones de estilo y método domina los relatos de Formas de acomodarse a la catástrofe, del escritor platense Marcos Nuñez.
La distancia entre lo dicho y lo callado se repite con frecuencia en los nueve cuentos. Está la vida vivida y la que imaginan los personajes, a menudo encerrados en sus pensamientos y conflictos. Es un malestar íntimo que se refleja en el trato social, en lo que ocurre o en lo que parece que ocurre en su diario transcurrir.
Bastan situaciones simples para asomarse a esa encrucijada. En “Padre de estreno” la narradora de 34 años va a visitar a una tía internada en un hospital. Deambulando por sus pasillos se topa con un matrimonio mayor, que come en el buffet. Esperan el nacimiento de su nieto, el hijo de su hijo, el “padre de estreno”. Todo esto lo registra la narradora, que no ha sido madre ni quiere serlo, y que usa el condicional para relatar lo que podría haber dicho (o hecho) pero que al final no dice (ni hace) cuando se cruza con el flamante progenitor.
Este desgarramiento atraviesa de manera más clara al cuento que da título a la recopilación. Su historia es el apretado resumen de una relación de pareja, con su arco de momentos apasionados, vibrantes, y sus claroscuros de dudas, celos y resquemores. Vemos a un hombre y una mujer anónimos, en el derecho y el revés de ese vínculo. Entre ellos hay intimidad física, situaciones compartidas y hasta un viaje en común, pero en el fondo no conectan, no confían. O eso aparentan.
Escritor, periodista, editor artesanal y docente universitario, además de autor de una novela premiada en España y de otro libro de cuentos, Nuñez (La Plata, 1988) se maneja con soltura por esos carriles intimistas. Pero sin renunciar a la mirada introspectiva también puede ofrecer en “Como si se pudiera hacer algo” una narración más cruda, realista y hasta de denuncia social con trágicas resonancias sobre la ciudad en la que nació.