Puntualmente a las 12, el Papa salió al balcón del palacio arzobispal de San Joaquín y recibió una nueva ovación de miles de fieles que se habían congregado en sus alrededores para seguir el rezo de la tradicional oración.
En la oración, Francisco volvió a destacar el valor del testimonio de los ancianos para la sociedad y remarcó la importancia del "diálogo intergeneracional" entre los niños y jóvenes con sus abuelos.
Francisco se refirió nuevamente a los dos extremos de la vida -los niños y los ancianos-, aprovechando que la iglesia celebraba el Día de los Abuelos, por la festividad de los santos Joaquín y Ana, los abuelos de Jesús.
"Niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de la vida", dijo Jorge Bergoglio citando el documento de Aparecida.
En ese marco, remarcó el valor de los ancianos para "comunicar el patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad" y la importancia de "esta relación, este diálogo entre las generaciones, un tesoro que tenemos que preservar y alimentar".
"En estas Jornadas de la Juventud, los jóvenes quieren saludar a los abuelos. Los saludan con todo cariño y les agradecen el testimonio de sabiduría que nos ofrecen continuamente", concluyó su alocución seguida por una multitud, que de repente interrumpía el mensaje con sus aplausos.