Detalles, precisión, rigurosidad. Algo de esos tres elementos surcan la puesta de "Las de Barranco", el clásico de Gregorio de Laferrére, tantísimas veces llevado a escena, que se estrenó hace pocos días.
Lo que más sorprende de la obra es el humor. Si bien se trata del drama de una mujer sola que debe hacer frente a la propia vida y a la de sus hijas a comienzos del siglo pasado, hay cierta frescura, ligereza y encanto en todo lo que se ve en escena.
Con Luisa Kuliok a la cabeza -impecable como la madre- y muy buenas actuaciones de Vanesa González, Tamara Garzón y el resto del elenco, "Las de Barranco" viene a mostrarnos lo importante de poder decidir sobre nuestro destino. Con claros cruces con "Casa de muñecas", otro texto anterior en el que una mujer se hace cargo, Laferrére diseñó con precisión un fresco de época con personajes femeninos que luchan y se imponen.
Es cierto, lo que se ve en el escenario no tiene el impacto que probablemente causó hace cien años, pero a fuerza de personajes pintorescos, una hermosa escenografía y pasos de comedia eficaces, todo resulta una muy agradable experiencia. Pasar un buen momento en teatro, poder divertirse, en un sentido profundo, no resulta fácil. Y en "Las de Barranco" se logra.
Detrás de todo está la mano de Helena Tritek, quien no dejó nada librado al azar: entonaciones, ritmos, pausas, músicas. Todo está en su lugar. Incluso la adaptación del texto corrió por su cuenta; recortó bastante -aunque podría haberlo hecho un poco más-. Lo cierto es que Tritek supo utilizar su gran experiencia para que en muchos momentos se produzca la magia misteriosa del teatro que tanto cuesta lograr.
Calificación: Muy buena