Suplemento Económico

Deuda: “El ancla fiscal es una condición necesaria pero no suficiente”

El Gobierno necesita muñeca para maniobrar en una zona difícil. Puede recibir fondos frescos del FMI, pagar tomando nueva deuda o intentar una reestructuración amistosa, explica el economista Gabriel Rubinstein.

La Argentina urgente no tiene tiempo para pensar a meses vista. Todo es aquí y ahora. La planificación y el análisis se vuelven arduos cuando en las calles se marcha por la reforma jubilatoria, que moriría antes de nacer; los usuarios pierden el subsidio al transporte, los salarios no alcanzan y el ajuste es moneda corriente.

En semejante escenario proponerse hablar de la deuda externa y de los vencimientos que tendrán lugar a partir de 2025 parece una excentricidad. Sin embargo, la falta de dólares -el Banco Central tiene reservas negativas- hacen que el tópico cobre vigor y se transforme en una preocupación más en la agenda gubernamental.

Por lo pronto, el Estado avanza hacia un punto inevitable: el pago de los compromisos que vecen el año próximo. Aquí se bifurca el camino: el Gobierno puede honrar la deuda, dinero del FMI mediante; endeudarse para cancelar -una utopía- o bien intentar renegociar la deuda.

Abordar las contingencias del año próximo resulta complejo de acuerdo al modo de vida argentino. El economista Gabriel Rubinstein, exviceministro de Economía de la Nación, proyecta que el Gobierno tendrá la muñeca suficiente como para salir airoso del compromiso, aunque no descarta una renegociación amistosa “a la uruguaya”.

-El año que viene habrá fuertes vencimientos de deuda en un contexto donde faltan dólares. ¿Cuál es su punto de vista?

-Lo normal en los países es que las deudas se paguen con más deudas. Entonces se lanzan bonos porque se va colocando anteriormente otro bono, a veces en los mismos tenedores y a veces en otros. Es lo que se llama el rollover de la deuda. Eso se hace cuando las tasas son razonablemente bajas. Cuando las tasas son muy altas, como le pasa a la Argentina, es un círculo vicioso. Todo el mundo piensa que no hay dólares para pagar la deuda y por lo tanto el país tampoco podrá refinanciarlas, y se encuentra con la situación de que tiene que pagarlas y no encuentra cómo, enfrenta entonces la necesidad de tener que hacer reestructuraciones. Estas reestructuraciones de deuda pueden ser amigables o complicadas. En general la Argentina ha tenido una tradición de reestructuraciones complicadas, bastante poco amigables.

-Ante la falta de dólares, ¿el equipo económico tendrá que sentarse a renegociar la deuda?

-Hay muchos meses por delante y el Gobierno seguramente va a hacer muchos esfuerzos y tendrá que poner mucha inteligencia en lograr apoyos internacionales que le permitan a los acreedores sintirse más confiados y que entonces también baje el riesgo país. La parte fiscal es en la Argentina una condición muy importante para bajar el riesgo país pero no es suficiente. Ya lo estamos viendo. Estamos muy lejos de un riesgo país mediante el cual Argentina pueda endeudarse a tasas más razonables. Estamos tan lejos que eso hace pensar que si no hacen nada o hacen poco, o no hacen aquellas cosas que los acreedores quieren en el sentido de que se sienten cómodos, se vuelve todo más difícil. Por ejemplo, que las reservas sean negativas no hace que los acreedores estén cómodos con la Argentina. Entonces cuesta mucho que baje el riesgo país. Como estamos tan lejos… Porque no es que estamos hablando de que sube de 600 puntos a 700, sino que está en 1.500. Eso significa que la Argentina no puede endeudarse.

DISCIPLINA

-En su disciplina fiscal, el Gobierno también hace cosas que a los acreedores les gusta. ¿Eso sería un punto a favor al momento de evaluar el tema de la deuda?

-Seguro que sí. Digamos que en el tema deuda el ancla fiscal es una condición necesaria pero no suficiente. Si no hubiera esta mejora fiscal, esta decisión, esta convicción fiscal que demuestra el gobierno de Milei, directamente podríamos dar por certero que va a haber que reestructurar la deuda. El Gobierno tiene por delante un año, tiempo como para hacer cosas que ayuden a que baje el riesgo país lo suficiente como para poder colocar deuda voluntaria y no tener que reestructurar. Estamos hablando como tirando una monedita, las probabilidades están bastante parejas para un lado como para el otro.

-Sin poner etiquetas, en este equipo económico la experiencia y la habilidad están dadas en lo financiero. ¿Eso le juega a favor en el laberinto de la deuda?

-Creo que a veces no tenemos que hacer tantas diferenciaciones entre lo financiero y lo no financiero porque uno es el espejo del otro. Lo financiero es un espejo que refleja la economía real. Entonces el bajar el déficit no es un tema financiero sino que se trata de bajar gastos concretos, es un tema de recaudar más y de poner las cuentas fiscales en orden. Acá es muy fuerte la impronta de Milei. Es el líder de este gobierno en todos los aspectos y especialmente en el económico. Hay que ver la impronta que él le de no solamente a lo fiscal sino a las negociaciones externas, a los temas del cepo y otros, para ver si finalmente se dan condiciones para que baje el riesgo país o no. O tal vez la baja sea muy pequeña o no sea importante. Pero ahí se abre otro camino porque puede haber una reestructuración o mejor dicho un llamado a canjes que sea bastante amigable con el mercado, que no sea traumático. Pero bueno, hay que pasar por esos procesos porque a veces uno quiere hacer las cosas amigablemente y después se complican. Puede ser algo que no sea para tanto. Entre los vecinos, Uruguay tuvo que hacer canjes en su momento y fueron muy amigables. De hecho, el mercado no los castigó y tienen un riesgo país bajísimo. Nosotros podríamos tener canjes amistosos si no llegamos a tener una situación de rollover fluido, que por ahora no aparece. Está todo por verse. No se puede decir que habrá una reestructuración y tampoco podemos señalar, si la hay, si será amigable. Pero podemos pensar que sea un escenario factible.

SALVAVIDAS

-Si ponemos el foco en el escenario externo, ese tiempo de negociar deuda coincidiría con el cambio de presidente en los Estados Unidos. ¿La posibilidad de que Trump gane le brinda una oportunidad mayor a la Argentina?

-En principio sí, pero puede ser que sea frustrante en el sentido de que tal vez no haya tanta ayuda como el Gobierno cree ahora, y puede ser que venga muy condicionada, con condicionamientos que al Gobierno no le gusten para nada. Seguro que ya debe haber un montón de contactos informales para vislumbrar esto. Pero no está claro aún que gane Trump, no está claro que Trump apoye o imponga que el Fondo Monetario de una ayuda importante a la Argentina. Todas estas cosas van a pasar por el Fondo y estas cosas no están claras. No están claras tampoco las condiciones que impondría el Fondo. Podemos vislumbrar que las condiciones que el Fondo le impondría a Milei, a Milei no le gustarían. Ahí puede haber también un punto complicado.

-¿El traslado del oro del Banco Central a Londres es una decisión polémica o una operatoria inteligente por parte del Gobierno?

-Tiene aristas complicados. No es mucho lo que se le pueda sacar de renta financiera al oro, pero algo se le puede llegar a sacar. En ese sentido no tengo mucho para objetar. Creo que la principal preocupación que uno tendría en este instante es cuán inembargable es el oro. Supongo que lo habrán estudiado muy bien. Pero estamos en terrenos que no son del todo conocidos, puede haber nuevos fallos. De hecho está el tema dando vueltas con YPF y eso puede generar dudas con respecto a la disponibilidad del oro. Siempre los acreedores tratan de demostrar que el Banco Central no es independiente como se dice. Hay toda una gran discusión por ese lado pero igual es un tema que a mí me parece relativamente marginal, aunque alguna incertidumbre genera.

 LA LEY JUBILATORIA NO EXPLICA DE DÓNDE SALDRAN LOS RECURSOS

La pérdida del sentido común

-¿El Congreso fue imprudente al votar el aumento a jubilados sin plantear el modo de financiarlo?

-El sentido común es un tema legal. El artículo 38 de la Ley de Administración Financiera establece que cada proyecto que implique aumento de gastos fiscales tiene que estar acompañado de los recursos correspondientes. Y esto no sucedió. Es un proyecto que explica 1 punto del PBI para el año que viene y no hubo presentación de los recursos. En ese sentido la postura del Congreso ha sido ilegal, no cumple con la ley. Eso me llama mucho la atención porque con todo el problema fiscal que tenemos, si surge un proyecto que impacta en el PBI tiene que venir con su correspondiente propuesta. Por ejemplo, que aumente el IVA del 21 al 25%, que aumente el impuesto a las Ganancias o Bienes Personales. También se puede plantear bajar otros gastos como subsidios y aumentamos más las tarifas, o bajar los salarios públicos. Es decir, hay algo que no se puede dejar librado al azar o a la idea de que Dios proveerá.

-Es un proyecto que en su espíritu choca contra la esencia del Gobierno. Como si fuera una dinámica antigua.

-Y, sí. Yo no voy a entrar en el tema del veto, me parece feo que tenga que vetarse. Me parece mal que las leyes salgan por DNU y no por ley del Congreso, no estoy hablando de eso. Claro que es mejor una ley que un DNU, pero cuando se impulsa una ley hay que presentar cómo se financia. No presentaron nada. Luego hubo solamente comentarios, algunos de ellos absurdos porque no se puede comparar la dimensión del gasto jubilatorio con el hecho de darle $100.000 millones a la SIDE, con los gastos del presidente en el exterior o con la compra de aviones. Son cifras mayores, no se pueden comparar. Es una chicana barata. El Congreso tiene una oficina presupuestaria donde hay técnicos muy buenos para poder calcular. Si se lo piden, hacen los cálculos necesarios para mostrar que un proyecto se financiaría de una u otra manera. No discuto el beneficio jubilatorio sino la irresponsabilidad fiscal, que no se manifiesta en el Congreso.