Opinión
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Derrumbe familiar y vida química (II)
“…hay más hogares estadounidenses con mascotas que con hijos” (David Brooks. New York Times – 2022).
La sala de guardia de situaciones críticas en adicciones es una pintura del contexto social que nos rodea.
El otro día le decía a un abogado que defiende los Derechos de los pacientes lo que le sucedía a un representado; nadie lo veía, estaba solo. Pasa lo mismo en todo el mundo ya que también los viejos parecen sobrar.
Tratar hoy en adicciones implica comprender una multitud de situaciones: clínicas, daño cerebral, estructura de personalidad, ambientes invalidantes y adictivos que frecuentaba y fundamentalmente acercarnos a su novela familiar.
Cada paciente es fruto de una novela familiar en donde se suceden abandonos, traumas, abusos, desconocimiento del origen, duelos no elaborados y ahí es donde debemos saber leer y comprender esta historia. Hoy incluso esta novela se complejiza aun mas con la presencia de familias con dos o tres generaciones de consumidores y ahí el “plato” preferido parecía ser la droga.
Mientras tanto sociológicamente observamos como baja la tasa de natalidad en varios países (especialmente Europa). Junto al desempleo juvenil (25% en Europa ) y en nuestro país esa cifra queda superada enormemente. El funcionario judicial se quedó perplejo ya que el único sostén válido era un centro como Gradiva (comunidad terapéutica) y una credencial de una obra social que lo sostiene. Desde mi punto de vista la institución funciona como una familia sustituta.
Lo positivo para el paciente es que logre adherirse a esta familia sustituta y esto depende enormemente de la capacidad amorosa del equipo de la institución.
De lo contrario lenta o rápidamente se ejecutaría la eutanasia de alguna manera buscada por algunos.
Siempre en el tratamiento de una persona con problemas de adicciones necesitamos un “garante” ya sea padre, madre, hermano, familiar de segundo grado, en muchos casos es el delegado de su trabajo.
El tratamiento es un triangulo entre el equipo terapéutico, el paciente y el garante familiar. A veces el “garante” es la transferencia amorosa que establece el paciente con la institución.
CLIMA DE EPOCA
El hijo parece sobrar en este mercado y también los viejos y los pacientes con discapacidades. Mas vale tener una mascota.
Según Zygmunt Baumann: (Sociólogo y filósofo. 1925-2017) “son tiempos de desvinculación que paradójicamente es vivido como tiempo de libertad, pero no hay libertad sin vínculos…el vivir con y el vivir para están en crisis”.
Jorge en sus 18 años denuncia a sus padres (consumidores de drogas) y él aún embebido en sus delirios y alucinaciones con marihuana y otras drogas va a un Juzgado de Familias y pide ayuda.
El Juez asiste atónito ante la debacle social y le pide un familiar que se haga cargo. Esta no puede, solo lo aloja porque necesita trabajar y entonces el barrio, los “pungas” y los “dealers” se transforman en la familia faltante hasta que un “Ángel Humano” lo contiene (una vecina) y con el Juez le hacen cambiar de familia y hoy se educa en una comunidad terapéutica. Cambió drásticamente, llora sus penas, celebra los encuentros afectivos. Crece en salud.
Mientras tanto la civilización digital captura a miles de jóvenes con la imagen como eje de todo. Al lado de esto surge la generación química con la esclavitud asegurada.
De un lado las múltiples drogas como una forma mas de eutanasia programada en un marco de soledad afectiva creciente.
FRACTURA DE LA FAMILIA NUCLEAR
Tengo cientos de historias así. Caída la familia ampliada (la gran familia de abuelos, tíos, etc.) quedó la familia nuclear(padre-madre-hijos). Esta, en muchos casos, se hundió y fracturó.
Las causas son muchas: cambio en los sistemas productivos (la industrialización, urbanización y tecnologización de todo), cambios en los valores sociales con el hiperindividualismo como eje de la existencia y la Tecnología a la mano. Antes disfrutábamos de las tertulias en la sobremesa, luego ante un televisor y ahora cada uno tiene su portátil en la mano (celular) desvinculándonos del resto.
Aumenta la gente sola en donde los viejos y los niños son los más perjudicados. Anteriormente el grupo ampliado (la familia extensa) era cuidadora, contenedora, apoyo escolar, control de conducta, etc.
Ahora solo los más pudientes compran compañía desde terapias, juegos, clubes, etc. Muchos quedan solos a la intemperie de la incertidumbre de la calle y los barrios.
El hiperindividualismo está ligado a la “Agonía del Amor” en las sociedades actuales (crisis de las fidelidades y el desasimiento de si por el otro).
Byun Chul Han (Filósofo-1959) lo muestra con claridad ya que es la sociedad del rendimiento lo que se impone y ahí aumentan las adicciones, el “Burnout” (agotamiento), la depresión y la hiperactividad inútil y estéril que parecen ser las compañeras psiquiátricas de este modo de vivir.
Asistimos al fin de los vínculos con los hombres entregados al multi-tasking (multitarea) improductivo y maníaco en el medio de ruidos incesantes como es la vida actual sin meditación y ensimismamiento como ejes de la Libertad interior.
Todos buscamos “combustibles” adicionales, ya no está más la Sociedad de la Vigilancia que denuncio Foucault ahora estamos en la sociedad donde todo se puede basada en el Poder hacer lo que quieras. La fatiga y la eutanasia están ahí.
Abandonar a otro más débil es un ejercicio de eutanasia. Viejos y niños asisten impávidos a esta situación. La familia nuclear se ha ido desmoronando desde mediados de la década del 60 y ya lo había hecho la familia ampliada pero también es cierto que esto trajo severos problemas en la educación de los más vulnerables, abandonos, pérdida de calidad de la fuerza laboral y un aumento importante de las enfermedades mentales y las adicciones. A veces la Pandilla es la familia patológica encontrada.
Pero hay un “hambre” de vivir en familias extensas y esto se observa en todo el mundo en organizaciones de ayuda social y terapéutica. Los agrupamientos sociales amplios son un factor de resiliencia (apuntalan ante la adversidad y ayudan a superarla).
Se cayó el Hogar Victoriano en donde todos reposaban ante el fuego de los Dioses de la casa; se criticó ese enfoque, pero el fuego no solo sofocaba, sino que contenía y daba calor humano. Cae la natalidad en los países desarrollados salvo en el mundo musulmán que en poco tiempo gobernará parte de Europa (Francia está cerca).
Se acabaron los tiempos dorados del “50 al 65” en la Historia del Mundo en donde la sindicalización, la asistencia a la Iglesia, la confianza social y la prosperidad masiva triunfaba (nuestro país asistió a eso). El trabajo era fácil de conseguir. Otro mundo. Desde ahí cambian las formas familiares y también aumentan los problemas de salud mental.
“APAGONES” EMOCIONALES EN LOS NIÑOS
Apareció, luego, la familia “stressada” y los niños, mundialmente en un gran porcentaje, observa en sus primeros quince años tres asociaciones de padres ensamblados. Hay menos parientes válidos para superar adversidades. En muchos casos los chicos no pueden soportar los “apagones emocionales” que suponen estos cambios tan bruscos.
Hoy todos tenemos menos familia que nunca. El 30 % de los hogares de todo el mundo es de una sola persona(monoparental). Solo el 10 % de las familias tiene más de 3 hijos. Tener familia hoy es un factor menos para caer en la pobreza no solo por factores emocionales sino por la red de contactos que permite la inserción social (Generation Unbound-Isabel Swahili economista de la Brookings Instit.).
El capital social y humano de los países depende de la posibilidad de tener vínculos familiares sólidos. Nadie parece hablar de esto y solo se habla del capital económico y financiero.
En 1960, aproximadamente el 5 por ciento de los niños nacieron de mujeres solteras. Ahora alrededor del 40 por ciento lo son. Muchos de ellos no tienen contacto con el padre biológico. Conozco muchas situaciones a las que narró el New York Times en 2015 y que fue tema mediático: “la muerte solitaria de George Bell”, hombre de 72 años, sin familia y que se pudrió en un apartamento de Queens. Su cuerpo era irreconocible. Hoy se considera que el 35 % de los mayores de 45 años se sienten crónicamente solitarios.
Muchos cambios políticos hoy se deben comprender como la perdida de la urdimbre básica del desarrollo que es la vida familiar y toma realidad la conceptuosa frase de Chesterton: “…la familia es el Primer Estado”.
Parecen ser tiempos de acogida y cobijo frente al desamparo de miles.