Nueva York - El tandilense Juan Martín del Potro logró hoy una heroica victoria que hizo recordar su periplo por los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 al vencer al austríaco Dominic Thiem por 1-6, 2-6, 6-1, 7-6 (7-1) y 6-4 en tres horas y 35 minutos de un partido de octavos de final del US Open de tenis de Nueva York en el que además de arrancar dos sets abajo debió recuperarse de otros tantos matchs points.
De esta manera 'Delpo', que llegó a esta partido golpeado por un estado gripal y aún así pudo desembarazarse del número 8 del mundo, enfrentará ahora en cuartos de final al suizo Roger Federer que venció al alemán Philipp Kohlschreiber.
Del Potro, vigésimocuarto favorito (su rival era el sexto) amaneció con fiebre y con un orzuelo en el ojo derecho, dos circunstancias que afectaron notablemente su juego, situación que quedó expuesta desde el primer game y lo llevó a quedar dos sets abajo muy rápidamente.
Pero a partir del tercer parcial cambió la historia y 'La Torre' de Tandil, que se adjudicó el título de este Abierto estadounidense en 2009, protagonizó la segunda remontada a cinco sets de su carrera, después de la que había logrado en la final de la Copa Davis ante el croata Marin Cilic, lo que le sirvió además para sumar su tercer triunfo sin derrotas ante Thiem.
"Muchas gracias por el apoyo que me dieron, porque me sirvió para no rendirme y para no abandonar. Este partido lo voy a recordar por siempre", dijo Del Potro en español ante un eufórico público en el Grandstand, la mayoría identificado con los colores blanco y celeste.
Lo que resultaba inimaginable dos horas y media antes se transformó en otra actuación épica que se va volviendo recurrente en la carrera del tandilense. Es que el escepticismo era lógico, porque cuando había transcurrido todo el primer set y parte del segundo, el ex número cuatro del mundo ni siquiera había podido conectar su primer "winner".
Y esto se agravaba teniendo en cuenta que Del Potro no lastimaba ni con el saque ni con su derecha. Y cuando intentaba soltar el brazo, lo hacía de forma descontrolada y cometía equivocaciones. Así acumuló 30 errores no forzados en los dos primeros sets, contra cinco tiros ganadores.
Pero el sol comenzó a bajar en Nueva York junto con la fiebre, y los medicamentos que le suministraron al final del primer set comenzaron a surtir efecto. Además, Thiem se desconcentró frente a lo sencillo que iba el desarrollo, y el tercer parcial tuvo ya un desarrollo totalmente diferente. El que parecía afectado era el austríaco, que cedió el parcial por 6-1.
El cuarto ya fue otra historia, más parecida a lo esperado. Del Potro, ya recuperado, y Thiem en su verdadero nivel. El argentino se adelantó con un quiebre rápido, pero el número ocho del mundo recuperó su mejor versión con tiros ganadores y mucha movilidad para contrarrestar la potencia del rival.
Dos quiebres consecutivos del austríaco le dieron una ventaja de 5-2 que parecía decisiva, pero Del Potro no se rindió, recuperó un servicio pese a que Thiem sacó 30-0 e igualó el marcador 5-5.
Claro que al argentino todavía le quedaba superar otra complicación, ya que en su siguiente turno de saque debió afrontar dos matchs points, que los levantó con sendos aces. En el tie break, confiado y dominante, no tuvo problemas para ganarlo y ponerse 2-2.
El quinto set fue a pura emoción, con los aficionados argentinos metidos en el juego y dándole fuerzas a su jugador. Cada uno mantuvo su saque hasta el noveno game, aunque el austríaco tuvo que solventar tres bolas de quiebre en el 3-2. Pero en el décimo game llegó la definición, con suspenso y mediante el Ojo del Halcón. En su segundo punto de partido, Del Potro vio a través de la pantalla gigante como un segundo servicio de Thiem salió apenas ancho y celebró una victoria increíble.
'Delpo' miró al cielo, levantó los brazos durante un minuto largo y escuchó otra ovación inolvidable. Es que como el año pasado ya está en los cuartos de final y se unió en la ilusión a su compatriota, su antítesis física, el 'petiso' Diego Schwartzman, que mañana buscará la semifinal ante el español Pablo Carreño. El premio para Del Potro puede ser otro cruce neoyorquino con Roger Federer, como en aquel 2009, esperando repetir con otra victoria como la de entonces.