Opinión
La mirada global

Debilitada, Rusia sigue siendo peligrosa

POR RONALD H. LINDEN * 

El presidente ruso, Vladimir Putin, envió un cauteloso mensaje de felicitación a Donald Trump el día de su toma de posesión, pero luego mantuvo una larga llamada directa con su “querido amigo”, el líder chino Xi Jinping.

Desde el punto de vista de Putin, esto tiene sentido. Rusia obtiene miles de millones de dólares de las ventas de energía a China y gana tecnología de Pekín, pero de Washington, hasta hace poco, lo que recibía eran sobre todo sanciones y sospechas.

Moscú espera una relación más positiva con el actual ocupante de la Casa Blanca, quien ha dejado bien claro su deseo de un acuerdo para poner fin a la guerra en Ucrania.

Pero hablar de escenarios de salida de este conflicto que dura tres años no debería ocultar el hecho de que desde que comenzó la invasión, Putin ha liderado uno de los peores períodos en la política exterior rusa desde el fin de la Guerra Fría.

UNIDAD

La guerra en Ucrania ha cerrado opciones y debilitado la acción rusa en todo el mundo.

A diferencia de la anexión de Crimea en 2014, la invasión de 2022 produjo un nivel de unidad transatlántica sin precedentes, incluida la expansión de la OTAN y sanciones al comercio y las finanzas de Rusia. El año pasado, tanto Estados Unidos como la Unión Europea ampliaron sus paquetes de sanciones.

Y por primera vez, la UE prohibió la reexportación de gas natural licuado ruso y puso fin al apoyo a un proyecto ruso de GNL en el Ártico.

El comercio entre la UE y Rusia, incluidas las importaciones europeas de energía, se ha reducido a una fracción de lo que era antes de la guerra.

Los dos gasoductos de Nordstrom, diseñados para llevar gas ruso a Alemania sin pasar por Europa del Este, están paralizados y sin uso. Los ingresos por ventas de energía son aproximadamente la mitad de lo que eran hace dos años.

Al mismo tiempo, Occidente ha enviado miles de millones de dólares en ayuda militar y humanitaria a Ucrania, lo que le ha permitido alcanzar un nivel de resiliencia para el que Rusia no estaba preparada. Mientras tanto, empresas internacionales, expertos técnicos e intelectuales han huido de Rusia en masa.

Si bien Rusia ha eludido algunas restricciones con su flota en la sombra -un grupo envejecido de petroleros que navegan bajo diversos embustes administrativos y técnicos-, el principal salvador del país ahora es Beijing. El comercio entre China y Rusia ha crecido casi dos tercios desde fines de 2021, y Estados Unidos cita a Pekín como la principal fuente de las tecnologías de doble uso que Rusia necesita para llevar adelante su guerra.

Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, Rusia ha pasado de una relación comercial de energía a cambio de bienes manufacturados con Occidente a una de vasallaje con China, como lo denominó un analista ruso.

Es poco probable que los países BRICS –que ahora cuentan con 11 miembros, incluidos los cinco originales: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– compensen las pérdidas geopolíticas en otras partes.

PROBLEMAS EN CASA

La economía rusa está profundamente distorsionada por el aumento del gasto militar, que representa el 40% del presupuesto y el 25% del gasto total. El gobierno necesita ahora el equivalente a 20.000 millones de dólares anuales para pagar a los nuevos reclutas.

Los dirigentes rusos deben encontrar una forma de mantener satisfecha al menos a una parte de la población, pero la inflación persistente y la escasez de divisas derivadas directamente de la guerra han hecho que esta tarea sea más difícil.

En el campo de batalla, la guerra en sí ha matado o herido a más de 600.000 soldados rusos. Las operaciones durante 2024 fueron particularmente letales, produciendo más de 1.500 bajas rusas por día.

El líder que esperaba la capitulación de Kiev en cuestión de días ahora encuentra el territorio ruso alrededor de Kursk ocupado, sus fuerzas navales en el Mar Negro destruidas o retiradas, y sus propios generales asesinados en Moscú.

Pero probablemente la mayor humillación es que esta supuesta gran potencia con una población de 144 millones de personas debe recurrir a la importación de tropas norcoreanas para ayudar a liberar su propio territorio.

PATIO TRASERO

La dedicación de Moscú a la guerra ha afectado su capacidad de influir en los acontecimientos en otros lugares, incluso en su propio vecindario.
En el Cáucaso, por ejemplo, Rusia se puso durante mucho tiempo del lado de Armenia en su batalla con Azerbaiyán tras el colapso de la Unión Soviética.

Moscú ha mediado cesaciones del fuego en varios puntos, pero los ataques intermitentes y las conquistas territoriales para Azerbaiyán continuaron a pesar de la presencia de unos 2.000 soldados rusos de mantenimiento de la paz enviados para proteger a la población armenia restante en partes del territorio en disputa de Nagorno-Karabaj.

En septiembre de 2023, las fuerzas de Azerbaiyán tomaron abruptamente el control del resto de Nagorno-Karabaj. Más de 100.000 armenios huyeron en el mayor episodio de limpieza étnica desde el fin de las guerras de los Balcanes. Las fuerzas de paz no intervinieron y luego se retiraron. El ejército ruso, absorto en las sangrientas campañas en Ucrania, no pudo respaldarlos ni reforzarlos.

Sintiéndose traicionado por Rusia, el gobierno armenio ha extendido por primera vez sus miras hacia Occidente , que está feliz de recibir tales propuestas.

MENOS INFLUENCIA

Las pérdidas de Rusia en el Cáucaso han sido eclipsadas por el daño a su posición militar y a su influencia en Oriente Medio. Rusia apoyó al régimen sirio de Bashar al-Assad contra los levantamientos de la Primavera Árabe en 2011 y lo salvó con una intervención militar directa a partir de 2015. Sin embargo, en diciembre de 2024, Asad fue barrido inesperadamente por una mezcla de grupos rebeldes. El refugio que Moscú le ofreció a Asad fue lo máximo que pudo ofrecerle, ya que la guerra en Ucrania había agotado la capacidad de Rusia para hacer más.

La posible retirada de Rusia de la base naval siria de Tartus y de la base aérea de Jemeimim le quitaría activos que le permitían cooperar con Irán, su socio estratégico clave en la región.

La posición de Rusia en África también se vería dañada por la pérdida de las bases sirias, que son puntos de lanzamiento clave para extender el poder ruso , y por la evidente incapacidad de Moscú para marcar una diferencia sobre el terreno en toda la región del Sahel en el centro-norte de África.

TRUCOS SUCIOS

El estancamiento en Ucrania y las pérdidas estratégicas rusas en Siria y otros lugares han llevado a Moscú a recurrir cada vez más a una variedad de otros medios para tratar de ganar influencia.

La desinformación, la intromisión electoral y las amenazas de diversa índole no son nuevas y forman parte de las acciones de Rusia en Ucrania . Pero los esfuerzos recientes en Europa del Este no han sido muy productivos. La financiación y la propaganda masivas de Rusia en Rumania, por ejemplo, ayudaron a producir una estrecha victoria de un candidato presidencial anti-OTAN en diciembre de 2024, pero el gobierno rumano actuó rápidamente para exponer estas acciones y la elección fue anulada.

La vecina Moldavia ha sido objeto durante mucho tiempo de propaganda y amenazas rusas, especialmente durante las recientes elecciones presidenciales y un referéndum para estipular un “rumbo europeo” en la Constitución. El pequeño país tomó medidas para reducir su dependencia del gas ruso, pero sigue territorialmente fragmentado por la región separatista de Transnistria que, hasta hace poco, proporcionaba la mayor parte de la electricidad del país.

A pesar de estos factores, los resultados no fueron los que Moscú deseaba. En ambas votaciones, el electorado se inclinó por una orientación europea. Cuando en febrero de 2024 la legislatura de Transnistria pidió protección a Moscú, no recibió ninguna.

AUN PELIGROSO

No todos los acontecimientos recientes han sido negativos para Moscú. El control estatal de la economía ha permitido una rápida reconstrucción de un ejército debilitado y un apoyo a su industria tecnológica a corto plazo. Con la ayuda de China y la evasión de las sanciones, la maquinaria y la energía suficientes permiten que la guerra en Ucrania continúe.

Y en la Casa Blanca hay ahora alguien que ha admirado abiertamente a Putin, ha expresado escepticismo sobre el apoyo de Estados Unidos a Ucrania y se apresuró a intimidar a los aliados más cercanos de Estados Unidos en América Latina, Canadá y Europa.

Lo más importante es que el afán de Trump por cumplir su promesa de poner fin a la guerra puede proporcionar al líder ruso un acuerdo que pueda llamar una “victoria”. El encogimiento del mundo de Rusia no necesariamente ha hecho que Rusia sea menos peligrosa; podría ser todo lo contrario. Algunos observadores del Kremlin sostienen que una Rusia económicamente más aislada es menos vulnerable a la presión económica estadounidense.

Una Rusia en retirada y un Putin asediado también podrían optar por amenazas y acciones aún más temerarias (por ejemplo, en materia de armas nucleares ), especialmente si revertir el curso en Ucrania pondría en peligro su posición. Después de todo, es la guerra de Putin.

Todos los observadores deberían tener en cuenta que el famoso dicho “Rusia nunca es tan fuerte como parece… ni tan débil como parece” ha sido reformulado siniestramente por el propio Putin: “Rusia nunca fue tan fuerte como quiere ser ni tan débil como se cree que es”.

* Universidad de Pittsburgh