“Nene, si queres hablar de cómo gobernar bien la provincia vení a verme ahora, si querés hablar de política, hablá con Máximo”. Axel Kicillof le relató a un grupo de intendentes su último diálogo que tuvo con Cristina Kirchner. Fue en ese tono. Y es lo que terminó de decidirlo para dar el paso que dio: el desdoblamiento electoral. La reunión del triángulo de hierro II (Kicillof, Massa y Máximo Kirchner) había terminado sin acuerdos el domingo y la legislatura se aprestaba a votar el martes el proyecto para que se vote el mismo día, como quería Cristina Kirchner y varios sectores políticos, inclusive la Libertad Avanza.
El gobernador se adelantó e hizo el anuncio en la tarde del lunes. Se desató un escenario que se venía gestando pero que ahora abre las puertas a múltiples interpretaciones, estrategias y, sobre todo, especulaciones. ¿Hay puntos de comparación con otros momentos de la historia bonaerense? Similitudes y diferencias con otros momentos de quiebre en la historia del peronismo bonaerense. A pesar de declaraciones incendiarias en las horas posteriores, el ánimo sigue siendo, por lo bajo, el de aminorar las tensiones.
El 9 de marzo, en esta misma columna se escribió que “Pasada la apertura de sesiones en la provincia de Buenos Aires el desdoblamiento electoral asoma cómo lo más probable, lo que necesariamente no significa una ruptura electoral de Kicillof con Cristina Kirchner. En términos personales, la relación está rota. ¿Cuál sería el sentido? Alumbrar un nuevo liderazgo podría ser la respuesta. Pero si van divididos y CFK gana el Conurbano se termina el sueño presidencial. Mejor tensar para negociar. Y, hábilmente, el gobierno nacional lo exalta a Axel para envalentonarse en una compulsa que, en esta elección, al único que favorece la división es a Javier Milei”. Es lo que terminó pasando. Aún la conmoción que significó la determinación de Axel Kicillof no se ha disipado. De hecho, al momento del cierre de esta nota, ninguno de los funcionarios que responden a Cristina Kirchner en el gabinete bonaerense se habían ido de sus sillas. Señales de un clima que se vivía en la Cámara de Diputados de la Nación en la última sesión donde la idea era aminorar la marcha hacia una definitiva e irreversible colisión.
Al momento, ese escenario es el mismo que describen desde la semana pasada antes de los últimos esfuerzos para evitar el desdoblamiento. Sin acuerdo para ninguna reforma habría PASO el 13 de julio y elección provincial el 7 de septiembre. En definitiva, los bonaerenses irían a votar tres veces este año. El próximo paso es, para los intendentes, intentar cerrar filas para que las internas no se le desboquen en los territorios. Es decir, pujar para listas de unidad en cada sección electoral que puedan alumbrar competencias sólo en aquellos distritos donde no gobierna el peronismo.
De todas maneras, del anhelo a la concreción suele haber un tramo que no siempre se consigue. Si efectivamente Cristina Kirchner quiere enfrentar a Kicillof y viceversa, deberían armar listas separadas. O para dirimir en una PASO o bien para ir directo a la elección general con ese panorama. Ese escenario sería inédito para la provincia de Buenos Aires si se lo compara con la historia de los últimos 20 años. Suele recordarse por estas horas la elección donde Néstor Kirchner terminó en 2005 de capturar el aparato bonaerense de Eduardo Duhalde. En aquella elección compitieron Cristina Kirchner con el sello del Frente para la Victoria y “Chiche” Duhalde con el PJ. En esos tiempos no existían las PASO. El triunfo de CFK alumbró el cambio de mando del peronismo. ¿Estamos ahora ante una situación similar? Depende.
Si el desafío llega hasta las últimas consecuencias, Axel Kicillof podría “jubilar” a Cristina Kirchner ganándole donde ella se presente. Complejo escenario para el gobernador si la ex Presidente es candidata en la tercera sección electoral como advirtió que lo haría. Se supone, al momento, que su mayor caudal electoral lo posee allí, con La Matanza incluida en esa geografía. El comportamiento del voto identificado con el peronismo podría verse muy atomizado con consecuencias más para Kicillof que para Cristina que tiene un núcleo duro más consolidado. Si, por el contrario, el que pierde es Kicillof, sus días en la gobernación estarían cortados. Ni hablar de su sueño presidencial.
A eso habría que adicionarle otro elemento. Si efectivamente, se termina de gestar una tercera opción organizada por intendentes que no están ni con Kicillof ni con Cristina provocarían un escenario muy resbaladizo para esa puja. En eso están desde hace tiempo Fernando Gray (Esteban Echeverría), Joaquín De La Torre (San Miguel), Julio Zamora (Tigre), Juan Zabaleta (Ex intendente de Hurlingham), Guillermo Britos (Chivilcoy) y Santiago Passaglia (San Nicolás), todos intendentes o dirigentes que tienen peso específico en la tercera, primera, cuarta y segunda sección electoral. El anuncio de Kicillof del lunes aceleró su estrategia.
Sergio Massa insiste en lograr la unidad. Trascienden conversaciones con el gobernador luego del anuncio de esta semana y Sebastián Galmarini ha dejado en claro que la intención del ex ministro de Economía, que tiene además un ojo puesto en la elección del domingo en Ecuador por haber asesorado a Luisa Gonzalez, es conseguir acercar las partes. En un fragmento de una entrevista que le hicieron, Galmarini contó que “cada vez que vos le decís a Sergio (Massa): fijate esto, él hace silencio, te mira un ratito, te pone mala cara y te dice: Mirá, si vos estás boludeando y lo que querés es plantear una fractura, suicidarte o pensar en un candidato, a mí no me rompas las pelotas, así lineal”.
Los argumentos que cada uno esgrime para explicar la decisión que pone sobre la mesa un nuevo devenir de la fuerza política que ha dominado el conurbano desde 1991 a esta parte, son diversos. Pero hay uno elemental: los egos. Buscar en cuestiones más personales que políticas estos momentos es lo adecuado. En una nota de la semana pasada, se abordó el tema: “No sería nada descabellado pensar que la ruptura de Kicillof y Cristina Kirchner obedezca al sólo hecho de poner en duda la conducción de la ex presidente. Animarse sólo a pensar en tener vuelo propio es un sacrilegio para quien cree ser el autor intelectual. Las excusas luego se encuentran fácilmente. Bastaría sólo con un “me miró mal” para justificar la separación. La política es, primero que todo, una carrera de egos. Expulsarlos del análisis resultaría un error. Es probable que no expliquen todo, pero nos acercan bastante a la verdad”.
Otra duda que se acrecienta por estas horas es si al ser desdoblada la elección la agenda de discusión será netamente local. Fue un argumento para justificar la determinación, pero no queda demasiado claro que eso es lo que vaya a pasar. Es más probable que la contienda se termine convirtiendo en un puja de carácter nacional porque será mirada como el ring donde la principal fuerza política alumbra una nueva conducción desde la provincia y entierra una ya existente. Se parte de la base de que el Kirchnerismo es, básicamente, una fuerza del conurbano que se proyectó a lo nacional. Su representación hoy en el resto de la Argentina es casi nula.
El año 2001 y la crisis de representación del sistema político argentino marcaron el inicio de un nuevo orden de cómo se estructuró el poder. En 2003 llegó Néstor Kirchner que se consolidó en 2005 como jefe político del peronismo y, por otro lado, el radicalismo que se esfumó tras la experiencia De La Rúa cedió su lugar de contraparte el PRO de Mauricio Macri. La irrupción de Javier Milei como emergente de una nueva crisis de representación, implosiona los cimientos que dominaron durante 20 años. Los antojos de la historia hacen que hoy, estemos ante la conformación de un nuevo eje de poder donde se termine apoyando la polarización a la que indefectiblemente se aferra la política argentina. El peronismo y el anti peronismo buscan sus nuevos referentes. Es lo que explica no sólo la pelea de Kicillof y Cristina Kirchner sino la de Milei con Macri. El destino de quienes animaron estos años de controversia se juega, más que nunca, en esta elección. Un nuevo capítulo para la saga de notas inauguradas en el 2022: “De las coaliciones a la colisión”.