Las nuevas tecnologías produjeron varios avances en la manera de comunicarnos pero también genera complicaciones. La llegada de los llamados "smartphones" permite resolver muchas situaciones desde la palma de la mano. Sin embargo, son también causantes de aislamiento que pueden dañar la vida social y de pareja.
Así se desprende de una reciente investigación realizada por la Universidad de Baylor, en Texas, en la que estudiaron en parejas como influye el llamado "Phubbing", palabra con la que se conoce al hábito de una persona de ignorar a alguien ya que no puede desconectarse del teléfono celular.
La investigación fue conducida por los doctores en Comercialización, James A.Roberts y Meredith David. Según el estudio se descubrió que "cuando alguien percibe que su pareja le esta haciendo "phubbing", eso crea conflictos y conduce a que se reporten niveles más bajos de satisfacción en la relación"", explicó Roberts, a través de un comunicado.
"Estos menores niveles de satisfacción de la relación, a su vez, conducen a niveles más bajos de satisfacción con la vida y, en definitiva, a niveles más altos de depresión", agregó el investigador.
¿Por qué se produce esta suerte de adicción? ¿Que pasó para que hoy mucha gente esté más atenta al sonido que le avisa de un nuevo mensaje al celular que a la conversación de su pareja?
REFUGIO AISLANTE
"El uso de nuevas tecnologías como los llamados celulares inteligentes puede ser un factor de aislamiento. Un refugio, un instrumento que mediatiza el vínculo con los otros", expresa a La Prensa Eduardo Drucaroff, médico psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y director del Centro Racker.
Esta utilización excesiva, agrega el especialista, muchas veces se da en personas "con sentimientos fóbicos, que temen al contacto, a la afectividad expresada, el rechazo. Puede decirse que así el rechazo duele menos".
Para Drucaroff estas nuevas tendencias pueden ser buenas o malas de acuerdo a su medida. "Por ejemplo se da el caso de chicos del colegio que están juntos en el horario de clases y luego a través de otra forma de socialización cómo puede ser Facebook o la "Play" siguen conectados. Esto puede ser bueno".
En cambio, lo negativo se da muchas veces en parejas. El psicoanalista reconoce que en su consultorio ha tenido relatos de personas que se quejan de que sus parejas están todo el día conectadas con su celular.
Deshabituarse a estas nuevas tecnologías no es fácil, cuesta mucho. "Estamos a veces ante casos que pueden ser similares a adicciones como el cigarrillo, el juego. Genera un acostumbramiento muy intenso".
Los denominados smartphones son muy atractivos. "Facilitan mucho todo, es como que a uno le dan la comida en la boca", de ahí la adicción que pueden generar.
UNA COMPAÑIA
Por otro lado, el celular puede funcionar también como una suerte de compañía. "Ayuda a sentirse acompañado todo el tiempo, conectado con otros. O se siente acompañado al ver youtube. Es como antes cuando se prendía la televisión cuando uno volvía a la casa para que lo acompañara".
Esta conexión, expresa el especialista, puede "contrarrestar sentimientos de soledad. Encuentra más facilidades de comunicación. El problema es cuando esta persona se acomoda más en la situación y ya no enfrenta la dificultad".
Un ejemplo extremo, que tal vez podría darse en el futuro es el que plantea la película "Her". En el film, un hombre de mediana edad divorciado, compra un sistema operativo con inteligencia artificial. Esta supercomputadora le ordena la agenda, le hace diversas tareas y hasta le conversa. El hombre, finalmente termina enamorándose de la máquina.
En el caso del "phubbing" no es que alguien esté directamente enamorado del celular, pero la presencia del aparato se hace fuerte. "Hay una presencia constante y permanente de un factor que es como un tercero. Es como una persona que se mete en el medio de la pareja", dice Drucaroff.
Más allá de la cuestión tecnológica, si la relación no está muy bien, cualquier factor potencia el problema. "Por eso muchas veces si no se trabaja el problema a nivel profesional, la pareja no reencausa la situación y se rompe la relación".
TIPO DE USO
Drucaroff indica que es bueno hacer consultas con profesionales. "Unas entrevistas con un psicoanalista puede ayudar a que la persona o la pareja vea como está, por donde está el problema".
El "phubbing" puede estar presente no solo en parejas, sino también en grupos de amigos o adolescentes. "La generación de jóvenes tiene muy incorporado el tema de las nuevas tecnologías. Lo importante es que tipo de uso hacen de ella", concluye el psicoanalista.
"Este problema se extiende hacia todos los medios de interacción. Tenemos redes sociales como Facebook y la nueva "estrellita" que es el Whatsapp", señala en tanto a La Prensa Ricardo Rubinstein, psicoanalista y titular en función de didáctica de APA.
La utilización de estas redes, agrega el especialista, sirve para "promover el regodeo del ego, que marca un estado de conexión. El hecho de estar en la red refuerza el foco de interés. Es reforzar el "me tienen presente, estoy para alguien y algo. Hay una categorización valorativa".
Esta conexión virtual "contrarresta muchas veces sentimientos de soledad, aislamiento. Se logra esquivar el "no le importo a nadie o no valgo nada". El psicoanalista observa que es muy común ver en bares o restaurantes a veces a "familias enteras conectadas, cada una en su mundo. Es una situación empobrecedora".
UN ESCAPE
En el caso de las parejas que tienen este problema en realidad "al estar todo el día conectados le escapan a los conflictos y los problemas cotidianos. El tema que este aislamiento suele terminar mal, los conflictos se resienten".
Rubinstein expresa que no hay que echarles la culpa a las nuevas tecnologías. "Si se usan bien son un muy buen medio de comunicación, de contacto".
"El tema -continúa- es que se vuelca en estos medios problemáticas que no tenían posibilidad de expresarse por otro camino. Hay una angustia que muchas veces no se estudia, entonces estas nuevas tecnologías producen un efecto adictivo".
Esta suerte de adicción se ve mucho entre los adolescentes. ¿Cual es la solución, como actuar ante este consumo excesivo? "Con sacarle el celular no logramos nada. Tenemos que ver cada problema, ver que lo lleva a estar todo el día conectado", concluye Rubinstein.