Actualidad

Crece el interés por el fenómeno ovni

La desclasificación de documentos en EE.UU. generó un replanteo sobre cómo los países están tratando el tema. La percepción pública de los avistajes sigue siendo un desafío por la incredulidad y el escepticismo. Expertos argentinos luchan porque se despejen las teorías conspirativas y piden acceso a toda la documentación.

La reciente desclasificación de documentos por parte de Estados Unidos ha generado un sismo en la percepción pública y científica sobre los ovnis, y Argentina no es la excepción. Este cambio trascendental impulsó a revistas académicas, que antes evitaban el tema por el estigma asociado, a debatir abiertamente la posibilidad de Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP, en sus siglas en inglés) y tecnologías de origen extraterrestre. En este contexto de apertura y creciente interés, Argentina se encuentra en el centro de una ola de testimonios e investigaciones que buscan desentrañar los misterios del cielo. Andrea Pérez Simondini, junto a otros entusiastas, lideró una solicitud formal de acceso a la información pública, ingresada al Ministerio de Seguridad con el código RE-2020-08475478-APN-DNA-IP#AAIP, el pedido de información sobre las actuaciones donde las fuerzas de seguridad hayan intervenido. La idea era demostrar y construir un camino institucional y fundamentado sobre estos temas, pero no se logró obtener datos que brindaran mayor luz sobre acontecimientos inexplicables.
“Desde hace años que nosotros empezamos a presentar lo que recopilamos desde un marco más institucional, con trasfondo, con documentos, en que el testigo no aparece como algo aislado. El tema se ha instalado cada vez más, pero es difícil sin apoyo estatal para investigar con seriedad”, señaló Pérez Simondini, que es la presidenta de la Comisión de Estudios del Fenómeno Ovni República Argentina (CEFORA), un ente que nuclea a más de 5 mil personas en el país.
Simondini tomó notoriedad hace pocas semanas por la difusión de un nuevo caso que llegó a los medios, aunque La Prensa lo había difundido en 1978 como un hecho curioso sin explicación. Así, el 27 de diciembre de ese año, tres empleados de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC), Severino Brunetto, su hijo Daniel Brunetto y Orlando Carrizo, vivieron una experiencia extraordinaria mientras viajaban por la ruta 19 en Argentina. Su viaje desde San Francisco hasta Córdoba capital se tornó inusual cuando, al salir de Arroyito, una luz los "teletransportó" a la localidad de Tránsito. Los camioneros relataron que, tras cruzarse con un vehículo de luces altas, se encontraron repentinamente en Tránsito, sin haber recorrido el trayecto acostumbrado. Posteriormente, divisaron un objeto luminoso y envuelto en bruma, que emitía luces y tenía una extraña neblina rojiza. Otros camioneros también fueron testigos de este suceso. Esto motivó a EPEC a solicitar un informe a los empleados implicados. Andrea Pérez Simondini, directora de CEFORA, accedió a estos documentos y los compartió, difundiendo así el caso.
Simondini destacó la relevancia del caso por los posibles efectos físicos y el fenómeno de "pérdida de tiempo" experimentado por los testigos.

FAMILIA
El interés de la presidenta de CEFORA por los ovnis se despertó en 1968, tras un avistamiento familiar en Caleta Olivia. Décadas después, su madre fundó "Visión ovni" en Victoria, Entre Ríos, un epicentro de avistamientos donde se investiga el fenómeno transmedia de objetos que se desplazan entre aire, agua y espacio.
La labor de ‘Visión ovni’, con su enfoque científico y colaboración con expertos internacionales como el astrofísico Máximo Teodorani, ha sido fundamental para documentar y analizar estos eventos.
En tanto, inspirada por las experiencias de su madre, la ufóloga estableció el Museo ovni en la casa familiar en Victoria. Esta instalación se convirtió en el punto de partida para la creación de la Comisión de Estudio del Fenómeno ovni de la República Argentina (CEFORA).
Al ser consultada sobre los cambios de percepción sobre estos incidentes inexplicables, la especialista recordó una reciente anécdota que involucra a su madre, quien desde la década de 1960 ha estudiado, a veces en soledad, lo que sucede en los cielos argentinos. “Cuando la NASA hizo la conferencia de prensa en 2022 anunciando que disponía un equipo de científicos para estudiar estos eventos inexplicables, mi mamá no paraba de llorar porque decía que no pensaba tener vida para haber hecho realidad una cosa semejante”, enfatizó la especialista.
Al abordar el proceso de verificación de estos sucesos inexplicables y su diferenciación de posibles falsedades, la especialista argentina explicó que la clasificación de los avistamientos se realiza mediante una “escala de observables”, que considera diversas variables anómalas Entre estas, se incluyen la velocidad hipersónica (objetos que alcanzan velocidades de 20.000, 30.000 o 40.000 km/h), el vuelo antigravedad (maniobras que desafían la gravedad, como detenciones y cambios de dirección instantáneos), una aerodinámica inusual (objetos sin alas ni propulsión aparente) y la capacidad de vuelo transmedio (desplazamiento a través de la atmósfera, el espacio y el agua). Este sistema de variables permite un análisis estructurado de los fenómenos, facilitando la comunicación con entidades oficiales.

PILOTOS
Pablo Ducau, un piloto con más de 40 años de experiencia, desde hace años es la cara visible de aquellos profesionales que han sido testigos de situaciones inexplicables mientras volaban el espacio aéreo argentino.
De sus varios episodios, destaca un encuentro en particular que sucedió en 2011 y que marcó un antes y un después en su percepción de los ovnis. En un vuelo sanitario desde Aeroparque a Ushuaia, Ducau y su tripulación observaron una luz rojiza que realizaba maniobras imposibles a una velocidad estimada de 2.000 kilómetros por hora.
“La luz que cambió del rojo al rosa se movía delante nuestro. Yo estimo que lo hacía a 2.000 kilómetros por hora, aunque es difícil estimarlo en forma precisa por la oscuridad del cielo”, recordó a La Prensa el piloto.
La experiencia de Ducau no solo resalta la existencia de fenómenos aéreos anómalos, sino también los desafíos que enfrentan los pilotos al reportar estos incidentes. El estigma asociado a los avistamientos y el temor a represalias laborales han silenciado a muchos, impulsando la creación de organizaciones como ALAS (América Latina para Aeroespacios Seguros) para brindar apoyo y promover la investigación. “Existe un gran temor a que, si denunciamos avistamientos, las compañías o empresas para las que trabajamos tomen represalias, incluso llegando al despido. Esto provoca que muchos pilotos opten por no denunciar, ocultando sus experiencias y rehusando compartir cualquier evidencia fotográfica o en video. Como resultado, solo un 10% a 15% de los pilotos se atreve a testificar sobre lo que ha visto”, confesó el presidente de ALAS.
Luego agregó que “Yo conozco controladores de tránsito aéreo en el país, que no pueden hablar, pero que muchas veces han visto en los radares y demás, objetos con grandes velocidades, surcando el espacio aéreo. Lamentablemente no han podido hablar porque lo tienen prohibido”.
El camino hacia la aceptación y el estudio riguroso del fenómeno aéreo no identificado aún enfrenta obstáculos. La falta de financiamiento, el escepticismo de algunos sectores de la ciencia y la persistente influencia de la desinformación dificultan el avance de la investigación en Argentina.
A pesar de los desafíos, el creciente interés en el fenómeno ovni y la desclasificación de documentos abren un abanico de posibilidades para la investigación y la comprensión de estos enigmas. La colaboración entre testigos, investigadores, científicos y el apoyo de las instituciones son cruciales para desentrañar la verdad detrás de los fenómenos anómalos no identificado y su impacto en nuestra realidad. “Nuestro objetivo principal es eliminar la estigmatización de los pilotos, controladores y demás testigos, que puedan informar libremente, que tenga una exposición tranquila, que no tengan problemas en su trabajo con respecto a esto”, resaltó Ducau.

CREDIBILIDAD
Consultada sobre qué sería necesario para que hubiera mayor credibilidad sobre la temática, Perez Simondini resaltó que es “la pregunta del millón”. “Por más que le muestres el militar, el presidente, el extraterrestre, el ovni estacionado y que bajen, con la banderita o con las pistolas, la mitad de la población va a creer y la otra población va a pensar que es una conspiración para tapar otros temas. El mundo actual se caracteriza por opiniones divididas, sin importar el asunto. Por eso, en nuestro trabajo, valoramos el análisis crítico y la objetividad, para no ceder ante el descreimiento", concluyó la ufóloga.