A diferencia de lo que se buscó hacer creer desde un principio de la irrupción del covid-19, existen no uno sino diversos tratamientos capaces de reducir la severidad de la enfermedad y el riesgo de morir por ella. Existen, incluso, opciones que permiten prevenir la infección. Si ya no quedan dudas respecto de esta realidad, es gracias a los médicos y científicos que se animaron a administrar terapias tempranas a sus pacientes. Los exitosos resultados que obtuvieron dejaron en evidencia, por contraste, que gran parte de las muertes se debió entonces a un inédito caso de mala praxis mundial: esto implicó negarle adecuada atención a los pacientes que contraían el virus para luego internarlos cuando el cuadro ya se había agravado fatalmente.
A fuerza de desafiar el consenso establecido por las principales entidades sanitarias mundiales, soportando la constante desacreditación de los medios, estos médicos y científicos hoy empiezan a ser reconocidos por su heroicidad. Con más de un año y medio de experiencia acumulada, acaban de protagonizar además la “Cumbre Internacional Covid 2021”, celebrada en Roma del 12 al 14 de septiembre último, para el intercambio de estos conocimientos adquiridos y ponerle punto final a esta pandemia del terror.
"Finalmente, el mundo puede escuchar relatos de primera mano y la investigación recopilada directamente de los médicos que trataron a los pacientes con covid-19. Es hora de que los expertos unan fuerzas y dejen atrás esta pandemia”, enfatizaron los organizadores del evento en el que participaron profesionales de distintos países, incluida la Argentina, y que incluyó una jornada de exposición en el Senado italiano, cuya anfitriona fue la senadora Roberta Ferrero.
"Tenemos médicos y científicos que están nadando contra la corriente en el río del nihilismo. Lo que estamos combatiendo es toda la increíble presión de los medios, la censura y el control de la información, diciéndole al mundo que tenga miedo, diciéndole al mundo que tiene mucho que temer de este virus, diciéndole al mundo que debe acatar, diciéndole al mundo que debe someterse a estos mandatos que se están promulgando. Pero como médicos y científicos que estamos activos en este espacio, a diferencia de la prensa, y que estamos tratando pacientes, todos sabemos que hay esperanza. Que esta enfermedad no es el monstruo que se ha instalado”, afirmó durante su alocución en Italia el doctor Robert Malone, virólogo, inmunólogo, biólogo molecular y coautor de los primeros estudios sobre la tecnología ARNm.
“Las personas añosas, obesas y aquellas que tienen patologías significativas, están en alto riesgo de muerte y enfermedad, esto es cierto. Pero lo que hemos aprendido del doctor Zelenko y de tantos otros líderes que están aquí es que podemos mantener a casi todos los pacientes fuera del hospital si intervenimos tempranamente, con una gran variedad de distintos agentes. Estos agentes incluyen la ivermectina, la hidroxicloroquina y muchos otros de los que se hablará hoy”, expresó Malone, tras un videomensaje de Zelenko, al iniciar la serie de ponencias que también incluyeron las del cardiólogo estadounidense Peter McCullough y Pierre Kory, presidente de la Frontline COVID-19 Critical Care Alliance (FLCCC Alliance), entre otros.
TRATAMIENTO NEGADO
A su turno, cado uno de los expositores brindó detalles sobre los tratamientos utilizados y los resultados obtenidos. El indiscutido denominador común sobre el que insistieron, por ser de relevancia crucial, fue el comienzo del tratamiento de forma precoz.
En ese sentido, el encuentro fue también la oportunidad elegida para dar a conocer una declaración elaborada por profesionales de la salud en el que denuncian que “miles de personas han muerto a causa del covid, ya que se les ha negado un tratamiento precoz que podría salvarles la vida”.
Bautizada como la “Declaración de Roma”, el documento es un “grito de guerra de los médicos que luchan a diario por el derecho a tratar a sus pacientes, y el derecho de los pacientes a recibir esos tratamientos, sin miedo a la interferencia, las represalias o la censura por parte del gobierno, las farmacias, las corporaciones farmacéuticas y las grandes tecnológicas”.
”Exigimos que estos grupos se hagan a un lado y honren la santidad e integridad de la relación médico-paciente, la máxima fundamental ‘Primero no dañar’, y la libertad de los pacientes y los médicos para tomar decisiones médicas informadas. Hay vidas que dependen de ello”, explican los autores del texto que hasta ayer ya recabó la adhesión de más de 9.100 médicos y científicos de todo el mundo.
Entre los considerandos, la declaración pone de manifiesto que los responsables de políticas públicas han optado por forzar una estrategia de tratamiento de “talla única”, que resulta en enfermedades y muertes innecesarias, en lugar de defender los conceptos fundamentales del enfoque individualizado y personalizado de la atención al paciente, que ha demostrado ser seguro y más eficaz.
Asimismo, remarcan que se desalienta cada vez más a los médicos a participar en un discurso profesional abierto y el intercambio de ideas sobre enfermedades nuevas y emergentes, no solo poniendo en peligro la esencia de la profesión médica, sino más importante y más trágicamente, la vida de los pacientes.
”Esto no es medicina. Esto no es atención médica. Estas políticas pueden constituir realmente crímenes contra la humanidad”, alertan.
Entre las resoluciones de la Declaración, los médicos y científicos hacen hincapié en que debe terminar la intromisión política en la práctica de la medicina y la relación médico-paciente. “Los médicos y todos los profesionales que brindan atención médica deben tener la libertad de practicar el arte y la ciencia de la medicina sin temor a represalias, censura, difamación o acción disciplinaria, incluida la posible pérdida de matrículas y privilegios hospitalarios, pérdida de seguros e interferencia de entidades gubernamentales y organizaciones, que además nos impiden atender a los pacientes que lo necesitan”, remarcan, para luego añadir: “Más que nunca, se debe proteger el derecho y la capacidad de intercambiar hallazgos científicos objetivos, que mejoren nuestra comprensión de las enfermedades”.
Otro de los aspectos por los que aboga el documento es que los médicos deben defender su derecho a prescribir un tratamiento, observando el principio de ‘primero no dañar’. “No se debe restringir a los médicos a prescribir tratamientos seguros y efectivos. Estas restricciones continúan causando enfermedades y muertes innecesarias. Los derechos de los pacientes, luego de estar completamente informados sobre los riesgos y beneficios de cada opción, deben ser restablecidos para recibir esos tratamientos”, puntualizan.
En la Declaración se invita a los científicos del mundo, expertos en investigación biomédica y defensores de los más altos estándares éticos y morales, a insistir en su capacidad para realizar y publicar investigaciones objetivas y empíricas sin temor a represalias sobre sus carreras, reputación y medios de vida.
Del mismo modo, se invita a los pacientes, que creen en la importancia de la relación médico-paciente y la capacidad de ser participantes activos en su atención, a exigir el acceso a la atención médica basada en la ciencia.
La labor e intercambio de experiencias de médicos y científicos que no se dejaron vencer por la tiranía oficial, junto con iniciativas como esta Declaración, parecen ser hoy las señales que muestran cuál es el camino de salida para recuperar la libertad y la vida que teníamos antes de marzo de 2020.