San Pedro es una ciudad con casi 50 mil habitantes. Desde allí, uno de sus hijos logró alzarse con los premios Konex, Jorge Newbery, Clarín, y una mención en los Olimpia. Fue nombrado Personaje del Bicentenario en la Ciudad de Buenos Aires, en 2010, y abanderado de la delegación argentina en los Juegos Paralímpicos de 2004 y 2008. Se trata de Silvio Velo, el jugador más destacado del fútbol para ciegos y referente de los Murciélagos, el equipo nacional de esta actividad.
En un alto de su preparación para la cita de Tokio 2020, recibe a La Prensa en el Instituto Román Rosell, en San Isidro. Allí conviven, se entrenan y se divierten chicos y grandes que padecen esta discapacidad visual, aunque disfrutando de un entorno con mucho apoyo y compañerismo de los trabajadores del lugar.
"El fútbol para ciegos no es muy diferente al normal. Lo distintivo es que se trata de un juego totalmente sonoro, con mucha comunicación. Y aunque muchas veces cuando lo contamos la gente se ríe, en nuestras concentraciones antes de los partidos nos juntamos a ver videos. El cuerpo técnico los ve y nos marca las jugadas", dice Velo, quien además de su aporte al combinado albiceleste juega de delantero en Boca Juniors.
-¿Cómo fue la primera vez que tocaste el balón en un entrenamiento para ciegos?
-Fue inolvidable. Cambió todo, porque cuando escuché la pelota por primera vez prácticamente la vi. Justamente estamos en el Instituto Román Rosell, que es un internado, y el lugar donde a los 10 años vine a jugar por primera vez. Ahí supe que iba a ser un jugador de fútbol, ya que descubrí que la pelota tenía sonido y que había chicos ciegos como yo que lo practicaban. Fue una sensación hermosa, el corazón me salía del pecho porque sabía que iba a poder hacer lo que me gustaba.
-¿Y tu familia qué te decía?
-Mi familia chocha. Acá no me trajeron para jugar sino porque en San Pedro no había escuelas para no videntes. Hice la primaria y aprendí el sistema braille. Mi familia estaba feliz por todo lo que había encontrado en este lugar.
-¿Qué te dicen tus hijos cuando te ven jugar?
-Para ellos es normal, saben que yo lo disfruto mucho, que es mi pasión y lo viven de esa manera también. Es muy lindo el apoyo de tu familia.
-Jugaste en River y en Boca. ¿En el fútbol para ciegos también te hacen sentir esa rivalidad?
-Muy poco. Somos todos del ambiente, nos conocemos, hay más compañerismo. Yo jugué 10 años en River porque Boca no tenía equipo, pero soy hincha de Boca y por eso presenté un proyecto para que se cree también un equipo en el club, porque era lo que yo soñaba. Antes no había estructura de nada en este deporte, sólo jugaba al fútbol con mis amigos en San Pedro y con una pelota convencional.
-Te han comparado con Messi, con Maradona, y ganaste muchos títulos y premios. ¿Cómo se hace para conservar la humildad con toda esa mochila y seguir siendo ambicioso con la selección argentina?
-Que te comparen con esos dos monstruos del fútbol mundial es un halago, una satisfacción, pero no deja de ser más que eso. Por suerte los rótulos no me los pongo yo y no me hago cargo de esas cosas. Igual no me escapo del rol que uno tiene de ser referente de este deporte. Siempre voy por más porque no hay que conformarse con lo que se ha logrado. Si vos te conformás, ¿qué hacés? ¿No tenés nada más que hacer? Hay que ponerse objetivos y sueños, y obviamente hay que ponerse feliz por lo que lograste, pero si no pensás en lo que viene te quedás estancado. A mí eso no me sirve.
-¿Qué es lo más importante que te enseñó esta actividad?
-Eso, la actitud de ir para adelante, de no bajar los brazos. Cuando arranqué con todo esto no nos conocía nadie, y mirá hoy dónde llegamos. Hoy somos una selección referente de nuestro país más allá de la discapacidad. Creo que hemos roto esa barrera y hoy por hoy cualquier argentino se siente identificado con los Murciélagos. Para nosotros es un orgullo, porque rompimos con todos los pensamientos que tenía la sociedad con respecto a los no videntes.
-¿Cómo se juega en el fútbol para ciegos?
-Es una cancha de 40x20, vallada, para que la pelota no se vaya tanto afuera. Es un fútbol 5, cuatro jugadores ciegos y un arquero con visión normal, que es el que dirige la defensa. El cuerpo técnico maneja la zona del medio, y detrás del arco contrario se ubica un guía de nuestro equipo que da indicaciones para el ataque y concretar una jugada en gol.
-¿Cómo se preparan para Tokio 2020?
-El fútbol para ciegos ha ido evolucionando mucho, es impresionante. Hoy por hoy cualquier equipo te hace partido. Nosotros nos estamos preparando con muchas expectativas para esos juegos. Es más, es un sueño que tenemos colgarnos la medalla de oro porque no la tenemos. Tenemos dos de bronce y una de plata. Por lo tanto el anhelo nuestro es concretar esa medalla. Estamos muy enfocados, y ahora en marzo viajamos a Japón para un Grand Prix, que será importante para ver dónde estamos parados con respecto a los rivales.
-Silvio, ¿qué hubieses sido si no jugabas al fútbol?
-Jajaja. No sé. No es que yo me haya propuesto jugar al fútbol, nací con esta pasión y es lo que me mueve...
-¿Y nunca pensaste en una profesión, o qué querés ser cuando dejes de jugar?
-Entrenador. Me vengo preparando durante todos estos años para serlo. Creo que tengo un plus para dar, sobre todo el mensaje de que todo se puede. No sé si de equipo de fútbol, pero sí de la vida. Yo doy charlas motivacionales y va por ahí, enseñarles a las personas que ante el primer intento bajan los brazos y dicen "esto no es para mí", y yo siempre les pregunto: "¿Quién dijo que no es para vos?".
-¿Cuál fue tu mayor frustración y tu mayor éxito?
-En cuanto la frustración no me quedo mucho en eso. Siempre trato de aprender de las derrotas. Si perdiste por algo es, ya sea por errores tuyos o virtudes del rival. En la vida es lo mismo. Yo no me quedo pensando en lo malo sino aprender de esa experiencia, salir adelante. Las alegrías por suerte fueron muchas, en eso soy muy afortunado.
-¿Y si tenés que elegir una alegría?
-El Mundial que ganamos acá en la Argentina en 2006 fue algo sublime porque se dio de local, con las familias, los amigos, ganarle a Brasil 1 a 0 con gol mío. Se dio todo.
-¿Están recibiendo aportes del Estado para solventar a los Murciélagos u otras disciplinas en las que participan personas no videntes?
-Hemos crecido mucho, pero sé que el techo aún no está. Faltan un montón de cosas. El apoyo del Estado está, sobre todo de la secretaría de Deportes y del Enard. Falta que los medios le den mayor visibilidad porque un deportista olímpico y un paralímpico son lo mismo. Lamentablemente se hizo esa división pero yo considero que el atleta es uno, después está si ves o no ves, caminás o no caminás, ahí estamos fallando un poco.