Ficha técnica:
"Las marimbas del infierno". Coproducida entre Guatemala, Francia y México, 2010. Dirección y guión: Julio Hernández Cordón. Fotografía: María Secco. Actores: Alfonso Tunche, Roberto González Arévalo y Víctor Hugo Monterroso. Presenta: Lat-E. Duración: 73 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.
Una historia chiquita. Hay un repartidor que toca la marimba, un rockero heavy metal que también es médico, pero que prefiere la vida bohemia, cantar heavy, formar grupos improvisados y hablar sobre religión, pasando de lo que fue una creencia satánica, hasta ahora, que practica y enseña prácticas evangélicas.
Y también hay un chico de la calle, que quiere cantar y desentona y cuyo padrino es el aficionado a la marimba.
El nudo del asunto es que siendo la marimba el instrumento nacional de Guatemala, está cayendo en el olvido y el repartidor, que ama la marimba está al borde de perderla, porque casi no tiene trabajo. El rock está arrasando con todo. Entonces resuelve crear una nueva forma y fusionar ritmos.
HISTORIA MINIMA
Uno ignora que hay cine en Guatemala. Pero ni existe una Ley de Cine, ni un Instituto y cada cual hace lo que puede. Así como tienen maravillas literarias como el Popol Vuh, un premio Nobel como Asturias, pronto se piensa que habrá sorpresas en cine, como la de este director de poco más de treinta años, familia guatemalteca, pero nacido en Estados Unidos, que construye una minimalista narración, filmada con un equipo de seis personas, amigos la mayoría, con cámaras precarias y sin guión.
El resultado es una mínima historia, que casi como un documental se desarrolla en medio de la nada. Con bares míseros, gente de la calle, carteles de incitación política y muchas, muchas ganas de hacer algo diferente.
Un resultado entrañable, mezcla de documental y ficción, cuyos personajes recuerdan con su humor deshumorado aquella película de Wayne Wang que se llamaba "Humo" con Harvey Keitel. Muy precaria, sí, pero con algo que la diferencia de otras, pero las une en su visión de continente olvidado. Actores no actores, locaciones "a la vuelta de la esquina". Una pequeña sorpresa, sobre todo para los que siguen un cine latinoamericano y auténtico
Calificación: Buena