La sanción en el Congreso de la Nación y la posterior promulgación de la Ley de Teletrabajo desataron una ola de reclamos por parte del ala empresarial, que entiende la regulación como un corsé que contiene el libre flujo que se había logrado en la modalidad laboral a distancia. Rubén Figueiredo, profesor del IAE Business School de la Universidad Austral, analiza el panorama y sopesa pro y contras del nuevo marco.
-¿La del teletrabajo es una modalidad que llegó para quedarse?
-Sí, estoy seguro de eso. La experiencia ha sido buena a pesar de la ausencia de preparación. La gente no estaba mentalizada para hacerlo. La tecnología no estaba preparada tampoco, las compañías no tenían gente tampoco con formación y experiencia en el trabajo a distancia. Sin embargo, más allá de esto, se salió adelante. Por lo que se conoce a partir de diversas encuestas realizadas, los resultados arrojan que a la gente le gustaría por lo menos tener la oportunidad de hacer más teletrabajo, no menos.
-La reacción fue positiva.
-Desde ahí parecería una buena oportunidad para desarrollar esta capacidad, algo novedoso para todos y muy distinto en nuestro sistema laboral. Este esquema de teletrabajo demanda la adecuación tanto del personal como de los jefes. Ahora se trata de ensayar una conducción a distancia, con tareas por objetivos. Evidentemente hay que resignar ciertos hábitos, por ejemplo aquel de tener que ver a la gente trabajar, porque sino no les creían. Parecería que a la gente en general, los empleados, el modelo les cerró. A la sociedad le conviene.
-¿La de legislar sobre el tema fue una reacción apurada?
-Totalmente. No se entiende bien cuál es la razón. Si es porque hay algo atrás que uno no alcanza a ver, si conviene que haya litigiosidad por la industria del juicio, si es la reacción de los viejos sindicatos que temen que la nueva modalidad haga que la práctica sindical, que depende del cara a cara, se pierda o se vuelva más débil. No queda claro. Fue una decisión apurada. Está basada en prácticas y reglamentaciones que el mundo ya va abandonando. En lugar de mirar hacia adelante, miramos hacia atrás.
RECLAMOS
-¿Cuáles son los beneficios puntuales?
-Habrá menos tránsito, menos contaminación, mayor ahorro de energía. Las empresas podrán liberar metros cuadrados, bajar costos. Se darán una serie de cosas que sin dudas serán mejores. El empleado ahorrará en transporte y alimentos, tendrá mayor comodidad y foco para trabajar, y menos riesgos de traslado. Claro que no aplica para toda la gente ni para todos los trabajos.
-Aplica a las labores más calificadas.
-El Trabajo Remoto Confinado Obligatorio o Forzado en cuarentena no es igual al Trabajo Conectado Remoto (TCR) que se llevará a cabo cuando se pueda regresar a una situación sin cuarentena o con menos temores al virus. El teletrabajo, al no ser forzado, se podrá implementar moderadamente, y se ampliará su uso sólo si empleados y empleadores lo ven beneficioso para ambas partes. Esa valoración tal vez sea aún mayor a medida que las tecnologías sigan mejorando. Es posible que las nuevas generaciones también privilegien esta modalidad, con formas mixtas y adaptables, por encima de la exclusivamente presencial. El TCR no es reemplazo del trabajo presencial. Y obviamente no todas las labores pueden ser llevadas a TCR.
-¿Por qué piensa que reclaman los empresarios?
-La ley no es muy favorable en ese aspecto. Pone tensa la situación y creo que mete un poco de freno a la iniciativa privada. Las empresas consideran que esto tal vez abra un espacio para reclamos futuros. Como pinta la ley, puede abrir a litigiosidad futura que las empresas no quieren enfrentar. Eso porque se ponen a legislar aspectos que no hacía falta abordar. La gente no lo estaba pidiendo. Han llevado a especialistas para opinar y no los escucharon.
-En lo que hace a los derechos del trabajador, se pone mucho énfasis en la privacidad y la provisión de recursos para realizar la labor. ¿Qué opina?
-No sé si el empleado estaba pidiendo tanto eso. Hoy la gente y, sobre todo, las generaciones jóvenes quieren más flexibilidad, no más rigidez. La sociedad ya no trabaja tanto por horario sino por objetivo. Tengo que hacer esto y lo hago. Además así puede flexibilizar su situación, llevar los chicos al colegio, ir al médico, organizar su tiempo con mayor libertad.
-¿Cree que esta legislación puede frenar la creación de empleo bajo esta modalidad?
-Se plantea ahora que todo eso puede ser motivo de reclamos. Ante ese panorama las empresas van a ser más restrictivas en el uso del teletrabajo. Se está perdiendo una oportunidad. Era un buen momento para dar una señal de modernidad en el mejor sentido de la palabra. Una oportunidad para mostrar una evolución en el mercado laboral. Hay que pensar que esta ley comenzará a regir 90 días después de que finalice la pandemia. Las condiciones entonces van a ser otras, más favorables para que la gente trabaje más relajada.
-La reversibilidad, es decir la posibilidad de que el empleado de manera unilateral decida volver a trabajar físicamente, hizo mucho ruido. ¿Cuál es su visión?
-Eso es uno de los aspectos más cuestionados. Mi ventaja como empresario, que era liberar metros cuadrados y hacer economía en real state, no la voy a poder tener. Entonces, ¿aliento esto? Me pregunto si eso debería regir también para los nuevos empleados, que no han trabajado en la presencialidad sino que ingresaron en el teletrabajo. ¿Por qué van a tener derecho de pedir presencialidad? Es raro. No queda claro. Me parece que se están comprando una litigiosidad a futuro complicada. Un reclamo ante un juez laboral y la empresa pierde, no tiene chances de ganar.
-¿Cómo piensa que continuará el mercado laboral?
-Creo que todo seguirá más o menos así. Los empresarios no querrán animarse a esto, pero la gente no está en desacuerdo con la modalidad del teletrabajo.
-Algunas encuestas mostraban que una de las cosas que más valoraban los empleados es la de evitar los viajes y no exponerse a la inseguridad.
-Por muchos lados hay beneficios. En ahorro, comida, evitarse largos traslados en una ciudad como Buenos Aires. No es lo mismo en una ciudad del interior que acá, donde puede haber 1 hora de viaje hasta el trabajo. El tiempo de viaje son horas que se pierden. Así la gente puede tener una vida más equilibrada.