Camila Peralta es de esas actrices que pueden saltar de un personaje a otro a una velocidad vertiginosa. Durante la hora que dura ‘Suavecita’ pasa por todo tipo de matices y deja a los espectadores absortos ante tanto talento. Seguramente esa es la clave para que esta obra que empezó en el off porteño haya desembarcado finalmente en el Metropolitan, donde llena la sala cada martes.
La pieza escrita por Martín Bontempo retrata la historia de una madre de bajos recursos que es contratada por un médico para probar una terapia alternativa en pacientes terminales. De a poco Suavecita, como la llaman entre las enfermeras, empieza a salvarlos generando cierta devoción alrededor de su figura.
CALLE CORRIENTES
-¿Cómo fue abrirse paso desde el ‘off’ hasta el circuito comercial con la misma obra?
-Lo que está buenísimo de ‘Suavecita’ es que es un equipo conformado por un montón de gente. Estoy yo solita en el escenario, pero hay un equipo de producción muy bueno que para mí es clave para todos los pasos que está dando la obra, porque creo que si hubiéramos estado de un manera más independiente, que era como trabajábamos con Martín hasta que empezamos a hacer ‘Suavecita’, nos hubiera costado un poco más entender si daba o no pasar a una sala más grande. Lo hicimos muy de a poco también, si bien tuvimos un año de función en Nün donde iba mucha gente. Este paso fue algo que pedía un poco la misma obra.
-¿Cambió algo al pasar a una sala más grande?
-Martín y yo siempre estamos cambiando cositas porque somos así, nos gusta ir modificando para seguir manteniendo vivo nuestro deseo hacia la obra y nuestro desafío de hacer. Entonces siempre va cambiando, más allá de la sala. Después, lo que pasó es que al ir a una sala grande yo tuve que empezar a usar micrófono y eso fue todo un vértigo en un momento porque quizás se pierde la intimidad del personaje. Pero yo me siento muy tranquila con esa decisión porque mi personaje está lleno de muletillas y palabritas que dice medio por lo bajo y Suavecita habla muy suavecito, entonces si yo lo hacía en una sala tan grande sin micrófono iba a cambiarme el personaje. En el fondo, tomamos la decisión de usar micrófono para que se mantenga el espíritu del personaje, y fue muy bien. Para actuar fue lo mismo porque siempre lo hago en la misma cantidad de metros, pero lo lindo es tener tanto público y escuchar tanta respuesta. Es muy estimulante como actriz para seguir haciéndolo.
UN PACTO
-Mucha gente llega sin saber bien qué es lo que va a ver.
-Sí, es verdad. Nunca dijimos nada nosotros, no es que yo hablo después de la función, pero me parece que la gente que va a ver ‘Suavecita’ y vive la experiencia sin tener mucha información, después la recomienda y decide no contar nada para que el otro lo viva de la misma manera porque parte de la obra es ir descubriendo con el personaje lo que le está pasando. Es como un pacto que se arma con los espectadores, que no lo pedimos pero se dio de esa manera y para mí es lo mejor.
-¿Cuál fue el mayor desafío que le presentó la obra?
-Era la primera vez que hacía una obra de un solo personaje y el mayor desafío fue ese, sentirme cómoda y encontrar herramientas para yo poder estar en escena sola y bancármela. También había una cosa técnica de aguantar esa hora vocal y físicamente, porque por ahí uno cuando la empieza a hacer le pone demasiada energía y llega al final casi sin aliento. Fue aprender eso sobre la marcha, porque las primeras funciones terminaba agotada. Tuve que entender cómo manejar la energía y cuánta resistencia tenía el cuerpo. Finalmente, pude hacer en algunos momentos hasta dos funciones seguidas.
“El camino que hice fue súper lento, pero tenía fe de que algo bueno iba a pasarme en relación a la actuación”, confiesa la actriz.
-¿Tuvo algún entrenamiento especial para hacer tantos personajes en una misma obra?
-No tuve un entrenamiento puntual sino que es lo que a mí siempre más me divirtió en mi vida. Entrar y salir de un personaje a otro es algo que me atrae y Martín supo verlo. Siento que esta es una obra que mezcla cosas que fui entrenando en diferentes lugares y las pude poner todas ahí, en una misma pieza, y eso está buenísimo.
-Debe ser muy estimulante como actriz tocar tantos matices en una misma obra...
-Siento que es un regalo que me hizo Martín con esta obra porque muy pocas veces como actriz tenés la posibilidad de hacer tantas cosas en una sola obra, que no quiere decir que sea lo único que tenga valor porque también podés hacer una sola cosa y re profunda. Pero este abanico siento que es como una ventana como actriz porque puedo mostrar varios colores, varios personajes, y eso está buenísimo.
CRECIMIENTO
Hija de una maestra y un mecánico, Camila llegó desde Balcarce a Buenos Aires para estudiar cine, pero descubrió que su verdadera pasión era la actuación. Sus trabajos en ‘Planners I y II’ (Disney+), ‘División Palermo’ (Netflix) y su papel en la película ‘Puan’, de María Alché y Benjamín Naishtat, hicieron que el público la reconozca.
-Su carrera creció mucho en los últimos años. ¿Ya está en el punto en el que puede elegir lo que quiere hacer?
-En algún punto sí y no. En teatro siento que sí. Hasta hace un tiempo, obra que me llegaba la quería hacer, pero por la necesidad de estar actuando. Ahora, ya decido si me gusta mucho el texto, si es gente con la que me copa trabajar, sobre todo en teatro, que un ámbito que implica una energía muy grande y en general no te retribuye tanto dinero. No lo podés tomar sólo como un trabajo, tiene que ser algo que te genere interés. Y después, en las cosas audiovisuales, si bien en los dos últimos años tuve continuidad laboral, no creo que esté todavía en la posición de decir: “che, esto no lo hago”. Estoy todavía con ganas de hacer todo para juntar experiencia. Recién el año pasado sentí que estaba un poco más suelta en un set, antes iba y cumplía, pero estaba tensa. Siento que esa cosa de relajación y esa posibilidad de proponer y demás que tengo en el teatro llega con el tiempo. Así que tengo ganas de seguir haciendo de todo. Ya llegará el momento de decidir qué sí y qué no.
-¿Ya puede vivir de la actuación?
-Sí, ya hace cuatro o cinco años que puedo vivir de esto y es un sueño. Antes, por suerte, hacía cosas que estaban bastante relacionados, como trabajar en un teatro o en una castinera.
-¿Cómo recuerda sus comienzos?
-Creo que este presente nació desde que soy muy chica porque tengo el registro de desearlo desde muy pequeña y hacer actuaciones para mi familia. Una vez que me vine a estudiar a Buenos Aires me di cuenta de que lo que más me gustaba era la actuación y empecé a hacerlo a full. Lo recuerdo como un momento de mucha ansiedad porque yo estaba ya lista para actuar, tenía la necesidad de hacer una obra y no tenía ni idea de cómo porque no conocía a nadie. Todo ese camino fue súper lento, pero tenía la fe de que algo bueno iba a pasarme en relación con la actuación, aunque no sabía ni por dónde empezar.
-¿Cómo viene este año en materia laboral?
-Tengo un proyecto teatral para arrancar a mitad de año. Ahora nos vamos con ‘Suavecita’ a México pero el 4 de marzo regresamos al Metropolitan, y más adelante van a salir algunas otras giras. Ahora estoy trabajando en un proyecto audiovisual del que no puedo decir nada y también en algún momento de este año saldrán las dos temporadas de ‘En el barro’, en Netflix, donde mi personaje crece bastante de la primera a la segunda parte