Bajo el pretexto de intentar reducir las tasas de embarazos no deseados en adolescentes, se han presentado recientemente dos proyectos que buscan darle rango de ley al Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (ENIA), que funciona desde 2018. Estas iniciativas han generado preocupación y alerta en los sectores denominados “provida”, debido a que el plan en cuestión instaura prácticas tales como la promoción y facilitación del aborto en menores, el adoctrinamiento sobre cuestiones de educación sexual e ideología de género en escuelas y organizaciones barriales y la distribución de anticonceptivos de larga duración (DIUs e implantes subdérmicos) en la población adolescente.
En concreto, el pedido de convertir en ley el Plan ENIA se realizó el 25 de junio último en una reunión informativa organizada por la Comisión de Acción Social y Salud Pública de la cámara de Diputados.
“Ya de por sí es grave que hagan abortos adolescentes, pero lo que es aún más grave de este Plan es que hace una promoción del aborto porque van en las horas de clase a captar a la adolescente para proponérselo”, subrayó en una entrevista con La Prensa Mónica del Río, editora del boletín informativo Notivida, fundado por el recordado monseñor Juan Claudio Sanahuja.
“Hoy la ley le garantiza el aborto a esa chica de entre 13 y 16 años. Lo grave de este nuevo proyecto para convertir en ley el Plan ENIA es que las van a buscar”, explicó del Río, quien además señaló que las asesorías que se brindan en escuelas y organizaciones barriales mediante el Plan ENIA también incluyen el tema de la hormonización para el cambio de género.
-¿Cuándo surge el Plan ENIA?
-El ENIA surge durante la gestión de Adolfo Rubinstein, en la presidencia de Mauricio Macri, en 2017. Se inicia con la mitad de los distritos, particularmente donde había mayor tasa de embarazos adolescentes y después se amplió durante la gestión de Alberto Fernández. Esto fue impulsado, sobre todo, por los radicales.
- ¿Cuáles son los objetivos de este Plan?
- El plan tiene un nombre eufemístico, como se suele utilizar por parte de los abortistas, porque es un plan llamado “de reducción del embarazo no intencional en la adolescencia”, pero en realidad no reduce el embarazo. El presidente de la Comisión de Salud, tanto al inicio como en el cierre de la reunión informativa del 25 de junio último, Pablo Yedlin, se volvió a referir a la “reducción del embarazo adolescente”. Pero lo cierto es que el embarazo adolescente no se registra; no se sabe cuántas adolescentes hubo embarazadas en un año. Mal podés saber si subió o bajo el embarazo adolescente si no conocés ni la de este año ni la anterior. Lo que se registra son los nacidos vivos de madres adolescentes y eso es lo que se utiliza en el cálculo de la fecundidad.
Hay una tasa global de fecundidad -que es el promedio de hijos por mujer-, que viene decayendo en la Argentina. Lo que se registra y se calcula es la fecundidad, sea para todas las mujeres, sea para las adolescentes. Esa fecundidad se calcula en función de los nacidos vivos y la población de la franja etaria. Si calculo la fecundidad de las chicas de entre 15 y 19 años, voy a tener en el numerador los nacidos vivos de chicas de 15 a 19 y en el denominador la cantidad de chicas de entre 15 y 19 años. Esto es lo que se calcula y son las cifras que se publican. Pero los embarazos no se registran en ningún lado.
Lo que hubo fue un descenso pronunciado de la fecundidad general del país y más pronunciado todavía en la población adolescente, que se redujo un 50%. Pero, repito, lo que se reduce es la fecundidad, no la cantidad de embarazos. Como expliqué, la fecundidad se calcula en base a los nacidos vivos, pero si todas las adolescentes que quedan embarazadas abortan, la fecundidad es nula. Por lo tanto, no es posible decir que se redujo la cantidad de embarazos adolescentes. Para reducir los embarazos hay que hacer otro tipo de cosas.
-¿En qué consiste concretamente el ENIA?
-El ENIA es educación sexual antinatalista, esto es fundamental porque no brinda educación sexual integral, sino educación sexual focalizada en la “no reproducción”. Contempla también asesorías que se hacen tanto en las escuelas -que es una suerte de tutoría en materia de salud sexual y reproductiva- y se hace también en organizaciones barriales para los chicos que no están escolarizados.
Incluso en 2019, cuando presentaron en Diputados el Plan, explicaron el trabajo que hacían con los chicos no escolarizados: se paraban dos horas en una esquina donde solían reunirse los adolescentes del barrio.
El otro aspecto que incluye es la distribución de anticonceptivos de larga duración. Fundamentalmente, se utilizan implantes que esterilizan temporariamente, por tres años y por cinco años.
La tercera cosa que hacen es la facilitación del aborto en menores. Me impactó mucho algunas de las cosas que describieron en esa reunión de Comisión, en particular, una socióloga entrerriana que había invitado la diputada Carolina Gaillard. Florencia Milito, del equipo de asesoras del Plan ENIA en Gualeguaychú, dijo que las asesorías son fundamentales para vincular al sistema educativo con el de salud. Ellas cumplían una carga horaria de 30 horas por semana distribuidas en tres días de asistencia presencial en las escuelas -durante el horario de clases- y los restantes dos días en el centro de salud.
Ella fue una de las que se quejaba porque después de marzo no les habían renovado los contratos. No es que el Gobierno despidió, sino que no renovó los contratos del plan ENIA a alrededor de 700 trabajadores -como dicen ellos-, que se ocupan de hacer una suerte de tutoría con todos los chicos de escuela secundaria a partir de los 13 años, en horario de clase -mientras el papá cree que está estudiando matemática-. Es tremendo que haya esta tutoría con la que, según se destacaba, habían logrado empatizar con los adolescentes, que la docente se abra para que le cuenten sus problemas y, por supuesto, garantizándoles confidencialidad a los menores. Todo esto a espaldas de los padres.
- Pasando por encima de la patria potestad y adoctrinando…
- En un boletín anterior, me referí al incremento de las cifras de abortos, que según me informó Salud en respuesta a un pedido de informe que hice, había crecido. Estábamos más o menos en 107.000 abortos solo en los centros de salud pública. Ese incremento de abortos que tenemos anualmente, evidencia la promoción que se hace del aborto. Es un hecho central en nuestro país.
- ¿Cuántos abortos se habían hecho el año anterior?
- Fueron 96.694, es decir que hubo un crecimiento del 10%. Estas no son estadísticas publicadas sino lo que me respondió el Ministerio de Salud ante el pedido de informes que le hice este año.
La cantidad de abortos crece año a año y eso responde a la promoción del aborto. En el país se siguen haciendo los abortos como si no hubiera pasado nada. El cambio de gestión, en ese sentido, no introdujo diferencias porque si bien el gobierno nacional dejó de mandar los abortivos en la canasta del programa Remediar, las provincias los compran.
Probablemente si uno le dice a alguien como Frigerio que está comprando abortivos en una provincia antiabortos, cuando se había manifestado en contra del aborto, te va a responder “el aborto es ley” y tienen que satisfacer la demanda. Si se acerca una mujer a un centro de salud y demanda un aborto, ellos lo tienen que garantizar. Esa sería la respuesta. Eso ya es un problema. El problema mayor es que no solamente se satisface la demanda, sino que se lo promociona y para promocionarlo está este Plan ENIA.
Entre las cosas que pasaron en esa reunión de Comisión, por ejemplo, estaba Federico Paruelo, director de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires, quien decía que tienen en la provincia de Buenos Aires un dispositivo, que es la “Mesa de Niñas-No Madres”, a través del cual hacen una búsqueda activa de las embarazadas menores de 15 años para decirles que pueden hacerse un aborto. Y él decía que se les hace si es la opción elegida y que van a buscar para generar una consejería en opciones y un eventual “interrupción del embarazo”, como lo llaman. Pero no mencionó otra opción. Por lo tanto, hay evidentemente una promoción del aborto. Para eso no hacen falta ni estadísticas ni el trámite legislativo. Basta entrar, por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires o en el Gran Buenos Aires (pero esto pasa en todo el país) a cualquier centro de atención primaria y ahí se puede ver la promoción del aborto. Hay carteles, folletería que dicen “Tenemos consejerías de ILE”, “Tenemos consultorios para hacer ILE”, “Horarios de consulta de ILE”… no pasa lo mismo con otras cosas, no es que uno va y encuentra cartelería del colesterol alto. Lo que se ve es una promoción del aborto que está asociado a lo que se llama “salud sexual y reproductiva”. Eso es promoción también.
-Por otro lado, al mismo tiempo en que se está promoviendo el aborto se está brindando educación sexual en la cual se fomenta la promiscuidad, la ideología de género…
-Tal cual. Es la promoción de una conducta desordenada. Una cosa es que haya conductas desordenadas y otra cosa es que las promuevan.
Entre las cuestiones que trataban en las asesorías, según mencionó Florencia Milito, están la salud sexual y reproductiva, los métodos anticonceptivos, la solicitud de anticoncepción de emergencia, las infecciones de transmisión sexual, la solicitud de turnos en efectores de salud -que se los gestionaban-, la identidad de género y la hormonización.
Las terapias hormonales también las pueden pedir de forma autónoma desde los 13 años porque se las considera “no invasivas”. Para lo que necesitan 16 años es para acceder a los procedimientos quirúrgicos.
-Detrás de todo esto, además hay grandes negocios. Por ejemplo, para los laboratorios que suministran abortivos, anticonceptivos.
-En el país, por ejemplo, la mifepristona se la compran todos al laboratorio Domínguez. Porque en el caso del misoprostol tienen más de una opción, hay varios laboratorios que lo venden.
Mencionamos que los 107.000 abortos son solo en centros públicos, a eso hay que sumarle los que se hacen a través de obras sociales y prepagas. Casa FUSA hace muchísimo que la es la filial local de la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF, por sus siglas en inglés), hace muchísimos abortos en el primer trimestre de embarazo, sobre todo, que son la mayoría y son los abortos medicamentosos.
En la misma reunión informativa, Mariana Isasi, jefa de la Oficina del Fondo de Población (UNFPA) en Argentina resaltó que acompañan al estado nacional en toda la política relacionada con la salud sexual y reproductiva y que el Plan ENIA es una de las políticas prioritarias en la materia. Contó que habían mantenido reuniones con funcionarios del Ministerio de Salud y que tienen con ellos un acuerdo de trabajo enfocado en los anticonceptivos de larga duración.
Eso lo corroboró Paula Zingoni, subsecretaria de Relaciones Sectoriales y Articulación del Ministerio de Salud, quien informó que extendieron hasta fin de año el convenio con UNFPA que vencía en abril, que está centrado en el suministro de anticonceptivos de larga duración, agregando que había procesos de compra de implantes subdérmicos iniciados en noviembre último. Zingoni garantizó que todos los procesos de compra de la gestión anterior están en curso. Ella contó que hicieron un corte de stock cuando llegaron al gobierno y que habían distribuido los abortivos que encontraron (6.600 tratamientos de misoprostol y 15.900 tratamientos de combipack, que incluyen 1 mifepristona y 4 misoprostol cada uno).
- ¿La propuesta de darle rango de ley al Plan ENIA surge en esta reunión?
- Sí, ya se había planteado, pero se volvió a plantear a raíz del cese de esos 700 contratos. Esos trabajadores quieren que eso se continúe y para que se continúe si vos desmantelás el plan, lo tenés que convertir en ley para hacerlo obligatorio. Una cosa en la que se insistió en la reunión es que esto tiene que ser un plan nacional. Marisa Graham, Defensora de Niños y Adolescentes señaló que denunciaron ante organismos internacionales la desintegración del Plan ENIA y se quejó de que no se pueden mantener las estructuras provinciales sin el acompañamiento de Nación. Insistió en que el proyecto de ley tiene que obligar a que el financiamiento sea nacional.
Lo mismo resaltó Valeria Isla Blum, directora de Salud Sexual y Reproductiva de Alberto Fernández. Dijo que consideran necesaria la sanción de una ley que reconozca y financie esta política pública y sobre todo que brinde las herramientas a las provincias para poder implementarla: dispositivos, recurso humano, insumos.
- ¿Quién es el autor del proyecto para darle rango de ley al Plan ENIA?
- Los primeros que lo presentaron fueron los socialistas: Monica Fein y Esteban Paulón, ambos de Santa Fe, que lo confirmó rápidamente Carla Carrizo, que es una de las mujeres que más empuja esto porque están muy comprometidos los radicales con este Plan ENIA.
Después se presentó un proyecto del PRO, encabezado por Silvia Lospenato, que fue cofirmado por sus compañeros del partido: María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo, Sofía Brambilla, María Sotolano, Silvana Giúdici, Sabrina Ajmechet, Martín Maquieyra, Daiana Fernandez Molero, Gabriel Chumpitaz, Florencia De Sensi, Alejandro Bongiovanni, Ana Clara Romero, Alejandro Finocchiaro y Marilú Quiroz. Tiene muchísimas firmas incluso de gente que votó en contra del aborto pero que dicen que el embarazo hay que reducirlo porque nadie quiere que una chica de 14 años quede embarazada. Yo entiendo eso, pero para eso hay que educar a esos jóvenes, no ponerles un DIU que sería tratarla poco menos que como un animalito. A todos los sensibilizan por ese lado “¿Vos querés que quede embarazada una chica de 14 años?”.
Además, ambos proyectos mencionan un tema que mucha gente no tiene presente, que es que una chica de 13 años puede por sí misma solicitar el aborto. Cuando se reformó el Código Civil en 2015, se incorporó esto de la capacidad o autonomía progresiva de los adolescentes. E inmediatamente el Ministerio de Salud de ese momento dicta una resolución, la 65/2015, que es para interpretar derechos sexuales y reproductivos a la luz de la reforma del Código Civil. Esa resolución del Ministerio de Salud expresamente dice que desde los 16 años al adolescente se lo considera adulto y que “todas las prácticas de salud reproductiva que no supongan riesgo grave para la salud, la vida o la integridad de los adolescentes” pueden ser consentidas autónomamente desde los 13 años, es decir, a esa edad ya se puede solicitar un aborto sin el acompañamiento de un adulto. Es lo mismo que los socialistas mencionan como “autonomía progresiva”.
Es decir que a una chica de primer año de secundaria, con 13 años, que tiene una Consejería en el colegio y que comenta que piensa que puede haber quedado embarazada, le pueden decir andá a verme en el centro de salud y le pueden practicar un aborto medicamentoso sin que los padres ni siquiera se enteren. Eso está contemplado en los dos proyectos.
Esta iniciativa de transformar el Plan ENIA en ley busca forzar al gobierno nacional a que provea los insumos. De hecho, los proyectos especifican que las partidas necesarias para la implementación del Plan saldrían del Presupuesto General de la Nación y se deberá “proveer a los equipos técnicos provinciales los insumos, el material y la capacitación necesarios”, “atendiendo a las competencias que le corresponden al Estado Nacional y las responsabilidades concurrentes en materia de salud y educación”.
- ¿Qué se podría hacer si realmente se buscara velar por el bienestar de las niñas adolescentes en cambio de todo esto?
- Si lo que queremos es erradicar es el embarazo adolescente, eduquémoslos para que se valoren, para que valoren al otro, eduquemos en valores o virtudes… pero, claro, hace mucho que no se habla de templanza.