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Bochini, el dueño de la pelota

El baúl de los recuerdos. En la década del ´70 no se le entregaba el balón al autor de tres goles en un partido. De haber sido así, el Bocha debió habérselo llevado el 24 de marzo de 1974, cuando se despachó con un triplete en el clásico que Independiente le ganó 4-1 a Racing.

En este siglo XXI tan problemático y febril como el anterior está de moda que los autores de tres goles en un partido se lleven la pelota como recuerdo. Lionel Messi, el portugués Cristiano Ronaldo y tantos otros despiadados anotadores tienen una inmensa colección. En la década del ´70 no existía ese simpático homenaje. Ricardo Enrique Bochini, un jugador fantástico, no era un gran goleador. Tampoco pateaba penales ni tiros libres. Sin embargo, el 24 de marzo de 1974 se despachó con el único triplete de su extensa carrera en el clásico que Independiente le ganó 4-1 a Racing. Mereció haberse llevado el balón a su casa. Pero el Bocha no necesitaba ese tributo. Porque tenía una lucidez maravillosa y una capacidad única para decidir cómo debía atacar su equipo. Jugaba y hacía jugar. Era, sin dudas, el dueño de la pelota.

Independiente corría detrás de Boca en el Grupo B del Metropolitano de 1974. Lo separaban apenas dos puntos de los xeneizes. Racing, en cambio, la estaba pasando muy mal en la otra zona. De hecho, veía más cerca el último puesto que el primero. Claro, el clásico hizo que esos antecedentes pasaran a un segundo plano casi insignificante. Cuando se midieron por la 9ª fecha, en el partido interzonal que planteaba el certamen entre un equipo de cada sección, ambos compartían la meta de quedarse con la victoria. Las motivaciones eran diferentes. El Rojo pensaba en pelear mano a mano con los de la Ribera; los académicos pugnaban por enderezar el rumbo.

El duelo iba a ser inolvidable pese a que ese torneo no le depararía buenas noticias a ninguno de los dos equipos de Avellaneda. Fue el día de Bochini, que no tardó demasiado en demostrar que, además de habilitar a sus compañeros con pases perfectos que sólo podían provenir de un jugador que conocía siempre la ubicación exacta de todos los hombres que vestían una camiseta igual a la suya, también era capaz de llegar al gol una, dos, tres veces…

Independiente asumió el control del juego no bien el árbitro Luis Pestarino dio la orden de salir a jugar. Bien temprano, un tiro libre de Ricardo Pavoni pegó en la base del poste derecho de Rubén Guibaudo. El Bocha capturó el rebote y abrió la cuenta. A los 10 minutos de juego, el clásico ya estaba teñido de rojo.

Racing, que hasta ese momento había lucido ausente, no esbozó reacción alguna. Tampoco dispuso de demasiado tiempo para hacerlo. Si antes del cuarto de hora inicial Bochini construyó una pared con Ricardo Ruiz Moreno -un delantero habitualmente suplente al que el DT Roberto Pipo Ferreiro le dio una oportunidad- y tras un remate del atacante y ante otra no del todo convincente reacción del arquero, el Bocha tuvo una aparición digna de un 9 con todas las de la ley y volvió a empujar la pelota al fondo de la valla.

Pareció que los albicelestes no le perdonaron sus dos irrupciones goleadores. Le pegaron bastante. Entonces, Bochini salió un rato para que lo atendieran. Los dirigidos por Juan José Pizzuti -sí, el hacedor del inolvidable Equipo de José- entendieron que al Rojo le faltaba su carta de triunfo y se atrevieron a jugar de igual. Tal vez se expusieron demasiado en el fondo en una jornada en la que su defensa no estaba particularmente firme, pero también intuyeron que el destino les estaba dando una oportunidad inesperada.

Se lo perdió Néstor Scotta y también lo tuvo Ramón Mifflín, un mediocampista peruano que había integrado la selección que tan buen papel cumplió en el Mundial de México en 1970. En ese rato, la Academia se topó con el descuento cuando Mifflín empujó una pelota que quedó suelta en el área luego de una incursión ofensiva del uruguayo Walter Trueba. Pero la esperanza le duró poco y nada a Racing. Rubén Galván probó puntería desde muy lejos, casi desde la mitad de la cancha, y acertó con un golazo. Así, con llamativa facilidad, Independiente terminó con el intento de su rival de agregarle dramatismo al partido.

No bien regresaron del descanso, Bochini pareció decidir que era tiempo de ponerle punto final al clásico. Quizás se podría pensar que era prematuro, pero tan sólo 60 segundos después del arranque del complemento, el Mencho Agustín Balbuena se les escapó a Trueba y a Norberto D´Angelo y le alcanzó la pelota al Bocha. El 10 hizo una pausa, pasó el balón de la pierna izquierda a la derecha y con un delicioso remate volvió a vencer a Guibaudo.

La ventaja del dueño de casa pudo haber sido todavía más grande, pero le faltó puntería para aumentarla. Faltando cinco minutos, el Bocha se acercó al banco de suplentes y le preguntó al técnico cuánto faltaba. Pipo Ferreiro pensó que estaba cansado y lo sacó de la cancha. Se fue Bochini y el partido ya dejó de importar. Se había ido nada más y nada menos que el dueño de la pelota.

LA SINTESIS

Independiente 4 - Racing 1

Independiente: Miguel Angel Santoro; Héctor Cabezal, Francisco Sa, Osvaldo Carrica, Ricardo Elvio Pavoni; Alejandro Semenewicz, Rubén Galván, Ricardo Bochini; Agustín Balbuena, Ricardo Ruiz Moreno, Luis Giribet. DT: Roberto Ferreiro.

Racing: Rubén Guibaudo; Juan Carlos García Sangenis, Jorge Paolino, Néstor Chirdo, Walter Trueba; Carlos Squeo, Roberto Salvatierra, Ramón Mifflín; Rubén Bareño, Néstor Scotta, Ramón Noguera. DT: Juan José Pizzuti.

Incidencias

Primer tiempo: 10m gol de Bochini (I); 14m gol de Bochini (I); 16m Norberto D´Angelo por Chirdo (R); 38m gol de Mifflín (R); 40m gol de Galván (I). Segundo tiempo: 1m gol de Bochini (I); 14m Oscar Trossero por Noguera (R); 40m Hugo Saggioratto por Bochini (I); 41m Hugo Salomón Abdala por Carrica (I).

Cancha: Independiente. Arbitro: Luis Pestarino. Fecha: 24 de marzo de 1974