Economía
EL PULSO DE LOS MERCADOS

Biden mostró su primera carta negra

Terminando el mes de abril aparecen espantosas nubes negras en el horizonte global. El mercado, huelga decirlo, mueve dinero y el capital en general es enemigo de los incrementos impositivos. La semana pasada, el presidente Joe Biden mostró su primera arista filosa: está tramando imponer un impuesto adicional a los ricos, un impulso hacia lo negativo.

 Quisiera recordar a los lectores de La Prensa que cuando Donald Trump comenzó su mandato el Dow Jones estaba en 18 mil puntos. En ese momento, el futuro de la Bolsa americana estaba en entredicho. Pero Trump bajó la mayoría de los impuestos, lo que favoreció a las pymes, verdadero motor de la escalada bursátil que llevó al principal indicador a la estratósfera, es decir a las 33.000 unidades. Y entonces llegó el virus chino que causó un descalabro pocas veces visto (el Dow otra vez en 18.000), felizmente rápidamente corregido en la primera economía mundial.

El mensaje de esta columna es claro: la baja de impuestos genera riqueza. Estimula la actividad económica lo que redunda en una mayor recaudación fiscal. Está demostrado y escrito en las universidades. Por más que en la Argentina se digan idioteces en un sentido contrario, en el Primer Mundo el hecho es que la caída de la presión impositiva propicia el crecimiento económico.

 Las últimas semanas habíamos elogiado las medidas de estímulo que dispuso la administración Biden. Ahora aparece una sombra de duda: el temor a posibles cambios en la fiscalidad. Varias medios escribieron que la Casa Blanca propondrá casi duplicar los impuestos sobre las ganancias del capital para quienes tengan ingresos superiores al millón de dólares. El mercado se pregunta: ¿Después del impuesto a los ricos, que viene? Vaya uno a saber. El Dow Jones que se debatía en la zona de los 34 mil puntos (+ 11 por ciento de suba en el año) ha encontrado una losa sobre sus ganas de seguir subiendo. Yo sugiero a mis clientes: desensillar hasta que aclare. El riesgo es demasiado alto para quienes tienen una posición extremadamente alta en Wall Street.

Lo bueno de una toma de ganancias es que siempre hay tiempo para volver a entrar.

ORO Y NEGRO

 En el caso de los metales preciosos y el petróleo, el oro se encuentra cerca de los 1.800 dólares. Es una muy buena oportunidad de compra. Lo vamos a ver este año por encima de los u$s 2.000. En cuanto al crudo, el Texas terminó con una pérdida semanal del 1,6 % debido a los temores por el aumento de casos de neumonía de Wuham en Asia y especialmente en India, el tercer mayor consumidor de petróleo del mundo. Se encuentra en una zona de trading de entre 59 y 63 dólares. Seguirá por un tiempo allí (hasta que no tengamos claro los efectos de la segunda ola de la pandemia), pero espero que tarde o temprano retome el camino ascendente.

 El tema cripto tuvo una semana clave. Jannet Yellen dijo que piensa en un impuesto especial para todos aquellos que tengan criptomonedas y hayan registrado ganancias. Deslizó que sería del 80 por ciento de la rentibilidad. Una locura. La señora tiene hambre. Claramente, la administración demócrata quiere desalentar la inversión en estas nuevas alternativas. Y cuando el Estado actúa así, más allá de sus pretextos, quiere decir una sola cosa: la inversión es buena para el individuo. Lo que pasa es que las burocracias estatales quieren seguir gastando y el mercado del bitcoin es complicado de gravar. Yellen ha gatillado una corrección importante, el bitcóin ha bajado a 50.000 dólares. 

 Algunos creen que el Departamento del Tesoro quiere morigerar el ángulo del alza de las criptomonedas, nada menos que eso. No es mi opinión. Estoy convencido de que los dichos de Yellen son extremadamente peligrosos. Favorecen la clandestinidad; la poderosa secretaria le dice a la gente que no blanquee sus ingresos, sabotea el mercado legal de las criptos. El impuesto especial desmesurado es un certificado de defunción para los planes de los bancos de inversión para ingresar en este promisorio segmento. Sigo creyendo, no obstante, en un bitcoin en el mediano plazo por encima de los 100.000 dólares, pero en el corto con fuertes correcciones. Podría caer a los u$s 45 mil.

 Con respecto a la Argentina, el blue se ha despertado. De los 140 pesos saltó a 151/152. Sigo pensando que es un valor ridículo para una economía que se dirige, al parecer, a cierres totales de actividad, según lo que insinúan las autoridades (en la provincia de Buenos Aires lo piden a gritos). En un contexto de caída fuerte de nivel de actividad, lo veo camino a 300 pesos.